Luego de largos años recién se sentenció a Vladimiro Montesinos y Nicolás Hermoza Ríos, mandos de la banda delincuencial dirigida por el cabecilla Alberto Fujimori. Los sujetos desaparecieron a un profesor y estudiantes, cuyos restos fueron a parar al horno del Pentagonito, donde vivían Montesinos, Fujimori y sus hijos.

craeno incinerador

Montesinos y Hermoza Ríos fueron sentenciados ayer a 22 años de prisión por la desaparición forzada del profesor Justiniano Najarro Rúa y los estudiantes Martín Roca Casas y Kenneth Anzualdo.

También fue condenado al exjefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército Jorge Nadal Paiva a 15 años de prisión y ordenó su captura inmediata.

El profesor y los estudiantes fueron llevados a los sótanos del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), Cuartel General del Ejército (Pentagonito), tras ser capturados entre julio y diciembre de 1993 por militares vestidos de civil, con el pretexto de la lucha contra el terrorismo.

El proceso prueba que el profesor y los estudiantes fueron quemados en un horno y se descartó que este haya sido destinado para quemar papeles ya que alcanzaba los mil grados de temperatura, necesaria para quemar cuerpos humanos.

El caso estuvo deliberadamente oculto hasta el 2004 y fue el periodista Ricardo Uceda quien lo reveló en su libro Muerte en el Pentagonito. Montesinos y los mandos de la banda delincuencial dirigida por Fujimori desaparecían a quienes se oponían a la dictadura de Fujimori

En las investigaciones a Fujimori, en 2002, una Comisión Investigadora del Congreso encontró y decomisó en la sede del SIE tres documentos: dos cuadernos de registro de detenidos y uno de novedades, que dan cuenta de la entrada de personas civiles, identificadas con clave, capturadas por los agentes de inteligencia.

En junio del 2004, en el proceso de inspección judicial, los jueces y los fiscales encontraron un hueso humano dentro de un horno que se ubica en el segundo piso del Pentagonito. Los peritos de biología forense identificaron que ese hueso era de una mano de un ser humano.

El fiscal superior Hugo Turriate ha señalado que tres de los detenidos en los sótanos del Servicio de Inteligencia del Ejército fueron los estudiantes y el profesor. Turriate pidió una condena de 35 años de prisión para los acusados.

Es muy probable que haya restos de personas bajo el suelo del Pentagonito y de cuarteles en Ayacucho porque en los años en que fueron detenidos, torturados y asesinados los dos estudiantes de la Universidad Técnica del Callao y el profesor de la Universidad de Huamanga muchos más corrieron la misma suerte.

Los agentes de la Dincote y los del Servicio de Inteligencia del Ejército trabajaban de manera coordinada y hubo varios casos en que los detenidos por la Policía iban a parar a los sótanos del Pentagonito y otros cuarteles y que después de ser liberados de manera muy extraña desaparecían.

Gloria Cano, directora ejecutiva de la Asociación Pro Derechos Humanos y vicepresidenta de la Federación Internacional de Derechos Humanos, dijo al Diario UNO que aquellas personas que desaparecían de manera extraña pudieron morir torturadas y cremadas en el sótano del Pentagonito y otros cuarteles.

Cano dijo que es muy urgente que se empiece a aplicar la reciente Ley de Búsqueda de Desaparecidos y que el gobierno y en particular el Ministerio de Defensa deberían permitir el acceso al Pentagonito y a los cuarteles para que se busque el cuerpo de otros desaparecidos, lo que sería un buen gesto. Mencionó que en el jardín del SIE hay un descampado bajo el cual puede haber tumbas de desaparecidos.

Los familiares de los estudiantes Martín Roca Casas y Kenneth Anzualdo Castro y el profesor Justiniano Najarro Rúa exigieron que las autoridades busquen y les entreguen alguna parte de sus cuerpos porque la cremación jamás es absoluta y porque el duelo no se termina si no hay cuerpos.

La abogada dijo que sin necesidad de una resolución judicial los militares deberían abrir las puertas de los cuarteles para que se comience con la búsqueda de los restos de peruanos.

“Es un reto de este gobierno permitir que se realicen las búsquedas en esa zona donde han sido torturados, asesinados y quemados los estudiantes y el profesor. También hay que buscar, por ejemplo, en las bases militares de Pampa Cangallo, Ayacucho”, manifestó.

Cano dijo que es evidente que Fujimori tenía que conocer qué es lo que pasaba en los sótanos del Cuartel General del Ejército y que no fue procesado por el caso porque Chile no aprobó la extradición solicitada.

Como se sabe, es posible también que la cabeza de la exagente de inteligencia Mariella Barreto, quien fue descuartizada viva por el fujimorismo, haya sido incinerada en el Pentagonito, pues circularon versiones que indicaban que Montesinos sacaba su cabeza para amedrentar a agentes que tenían alguna misión ordenada por él. En los días finales de la dictadura Montesino se atrincheró en el Pentagonito e hizo funcionar los hornos sin cesar por varios días, para desaparecer las pruebas de los delitos de la banda fujimorista.


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