raul allainPor Humberto Pinedo Mendoza (*)

El joven poeta y editor Raúl Allain Vega tiene la virtud de creer que con el arte se puede cambiar al hombre. Es decir, confía en la espontaneidad y la veta poética pura de los creadores para poder salvarse de la hecatombe moral. Verbigracia es un estudiante de Sociología que investiga al hombre como rol social y compromiso. Es un maldito para esta época. Pero muy necesario para esclarecer los problemas de su realidad social e individual.

Tuve la suerte de conocerlo cuando me convocó para presentar dos textos de antologías poéticas, intituladas Poiesis Hispanoamericana y Eros & Tánatos. Ambos libros de recopilación de jóvenes creadores de diferentes nacionalidades. Allain es dadivoso. No tiene nada de egoísta ni mezquino con sus pares. Felicito su empeño por romper estructuras sociales y morales en desuso. Y por plantearse una posición iconoclasta y nada sectaria.

Junto con su movimiento poético Suicidas nos enseña que para vivir en esta sociedad hay que estar locos. Con su actitud irreverente nos aconseja que hay que creer en el hombre. Raúl preside una institución que defiende a la juventud y promueve su compromiso. Este joven vate ha nacido en 1989 en Lima y ha promovido muchas actividades culturales en favor de esta generación en forma desinteresada. Dirige la editorial y blog Río Negro, de gran importancia creativa.

También ha publicado textos de una gran implicancia crítica, como moral. La irreverencia de sus versos ha hecho que lo valoren y publiquen en diferentes partes del mundo. Tales como en Letralia de Venezuela, La Ira de Morfeo de Chile, Biografia de Brasil y está incluido en el Movimiento Mundial Poetas del Mundo.

 Raúl, sigue por ese camino incorruptible en el cual terminarás creando el "hombre nuevo".

 Aquí dos versos de su variado repertorio creativo:

 

“Esferas azules”

 Se revuelcan brumosas

y tangentes abarcables

en la condensación de su camino gaseoso,

que emerge de nuestras venas obstruidas.

 

Todo se confunde,

el vapor desfigura las ideas

atan cabos en sus taras

y el caos cunde.

 

Mi camino es un vano silogismo

que, encerado por su rubor,

coligió en flores azules.

 

La amistad es una circunferencia,

la alegría cromógena de ésta se maquilla

pero su amor, a diferencia,

sólo está en una manecilla.

 

Deseos imposibles

se hurtan de la razón,

y se esconden pastosos

ante repentina desazón.

 

Esa luz sonrosada

que emana mi ternura halada

sería camino aurífero para tu aflato,

que de este modo nos arrastraría

hacia la perpetua bicromía.

 

El horizonte celeste precipita,

el borde del cristal

cruje como gota de sudor en su hoguera,

calmando mi sed;

su copa aún es caliciforme,

pero sus vellos hirsutos

ya no son sagrados.

 

Los cerebros se arrebozan

en orines y polvos fantásticos,

que con un gemido de púberes estrellas

extingue las ráfagas-ideas

y sus futuros epitafios.

 

Condena: Nunca morirán.

 

 

“Etcétera nacional”

Difuminadas, las barajas de opciones

en la mediocridad de sus palos

desde oraciones mutiladas.

 

Tácito, redundante

denotan verdades discernidas

a conveniencia pérfida

para alimentar los andrajos isogenéticos

que conforman nuestra educación.

 

Superficial irritante

postulas la decadencia mental inundante

que criminal, rehúyes

pues ante una cita fatal

surcas descomunalmente, los pretextos.

 

Absurda generalización

demanda sempiternos debates

que precisarían conceptos a plantear.

 

Soberano del ser engorroso

lúbrico del memorizar frustrante,

privador del lucubrar

en la consagrada institución

adueñada por humanoides.

 

El tiempo discrepará tu repulsión

y al percatarte, te derrumbarás

como edificio sin bases,

como deudo del fallecido

social y educativo.

 

(*) Nacido en Lima en 1947. Ha publicado cuatro libros de poesía: Olguita Amando, Topus, Avizor y Convulsión. Libros de Historia Rostros y Rastros del Callao y La Historia de San Miguel. Incluido en la Historia de la Literatura Peruana de Augusto Tamayo Vargas, César Toro Montalvo y José Beltrán. Ha sido Presidente de la Casa del Poeta del Callao en 1992 e integrante de Gleba Literaria. Incluido en los suplementos dominicales de El Comercio y Ojo y en la revista Olandina. Como periodista ha trabajado en los diarios Expreso, Ojo, Oriental, El Callao y El Faro. Ha sido columnista de las páginas de Historia y Cultura de los diarios del Callao. De acuerdo a los críticos literarios Wolfgang Luchting, César Toro Montalvo y Augusto Tamayo Vargas, el poeta Humberto Pinedo practica una poesía concreta de gran significado y sensibilidad social.


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