chicoescribePor Herbert Mujica Rojas  

¿Qué interés puede tener para determinados colegios particulares del país la respuesta a las siguientes preguntas que se formulan en papeles circulados entre los alumnos? ¿Es esto de conocimiento del ministro de Educación? ¿O ahora se enseña soplonería en los centros escolares?

 

Leamos. 

Bajo el engañoso título de “Entrevista a mis papás se pregunta: 

-¿Cómo y cuándo se conocieron? 

-¿Adónde les gustaba salir de paseo? ¿qué actividades compartían? 

-¿Cuánto tiempo fueron novios? 

-¿Cuándo y dónde se casaron? 

-Mi nacimiento (si tienes hermanos puedes preguntar sobre ellos) 

-¿Qué actividades hacen en familia? 

-¿Qué costumbres tienen para los cumpleaños y fechas importantes? 

No sólo que la Constitución protege la privacidad familiar sino que huele raro, muy raro, que esta clase de cuestionamientos sirvan a algún fin educativo. ¿Qué puede constestar un educando infantil sobre las actividades que compartían sus padres? Ni siquiera era proyecto, mucho menos podría saber, salvo que pregunte y le respondan amablemente, sobre este particular. 

Nótese que los temas abundan en circunstancias que son más bien contingentes y cambiantes. De repente la pareja progenitora no paseaba o lo hacía poco o en ámbitos circunscritos por variables mil. ¿Cómo explicar a un niño del porqué esto sí o esto no? 

¿Qué importancia poseen estas intimidades para los profesores que tienen por dudosa comisión pedagógica esta clase de cuestionarios? 

Aparentemente el sectarismo de grupos religiosos confesionales estaríase apoderando de rutinas en los colegios. Normalmente, dentro de su fanatismo enfermizo, las pandillas filo-católicas quieren saber de todo para, vía los alumnos, penetrar la intimidad familiar y averiguar sobre su estado financiero, costumbres, vida marital (¿duermen juntos en una misma cama, los padres?), amistades, aficiones, hábitos. ¿Con qué fin? Las aspiraciones son múltiples, desde una mejor calificación de prospectos a quienes exaccionar con “cuotas voluntarias”, hasta la simple extorsión vía el chantaje con los alumnos de víctimas expiatorias y reprimidas. 

¿Es esta la misión del colegio y de los profesores? No parece exacto. Más bien, hay un soterrado entrenamiento en artes de espionaje disimulado con miras a un control que pasa por un lavado de cerebro porque inspira y despierta suspicacias tempranas en mentes sanas que empiezan a pervertir y complicar su estructura de pensamiento hacia los padres. 

Por tanto hay que deducir que esta tarea de zapa, nociva y mentalmente ultrapeligrosa, debe ser investigada y erradicada lo antes posible. Una nación que instruye a sus hijos en artes de baja estofa, sólo asegura la reproducción masiva de montesinos y traidores de toda laya que aniquilan la unidad de la célula familiar so pretexto de interesarse en las vidas privadas. 

¿Y qué dicen los mendigos profesionales que buscan dólares para sus cientos o miles de proyectitos gaseosos y engaña-muchachos? ¡De repente no se dan por enterados porque este asunto no es “rentable”!

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