Por Tankar Rau-Rau Amaru (*)

Pues bien: pasó la fiebre electoral. Llevamos a la presidencia a Ollanta Humala Tasso con la esperanza del Gran Cambio. Los socialistas soñaron que comenzaría un cambio de modelo político y económico. Desde las organizaciones andino-amazónicas propusimos el cambio de todo el sistema. Porque había que escoger: ¿o lucha de clases (de origen occidental) o cooperación (de origen andino)? Era la oportunidad para marcar el punto de división entre dos tiempos históricos: un pasado y un presente de pobreza y enfrentamiento entre peruanos, y un futuro de integración, poderío y construcción de una Nación. Un presente de dependencia y humillación, y un futuro de libertad y grandeza. Un pasado de orden, y un futuro de armonía. Pero todo eso fue un sueño. La Gran Transformación es una mentira. Ollanta se echó a los brazos de la oligarquía local y el capital transnacional porque ellos le prometieron que su esposa, Nadine, le reemplazará en el poder de aquí a cinco años.

LA HISTORIA SE REPITE

Hay orden político, económico, social, es cierto; un orden sostenido sólo por la fuerza de la represión y la manipulación (poder mediático), pero no hay armonía política, económica y social. Esta situación es insostenible.

La historia se repite. Si bien los actores son otros, es el mismo libreto de toda la época republicana. Durante 190 años se sucedieron en nuestro territorio los mismos gobernantes con diferentes etiquetas. Todos hicieron lo mismo: prometieron cambios y reformas pero gobernaron para unos pocos. Y continuaron los harapos, las viviendas indignas, los niños sin escuelas y sin zapatos, las prisiones y los garrotazos contra los débiles.

El país está en venta. Buena parte del territorio de las comunidades se encuentra en manos de las multinacionales, donde las empresas hacen lo que les da la gana.

Nos robaron la Patria, el territorio y nuestro derecho al cambio. A pesar de que contamos con recursos naturales desde el mar hasta la selva, el país se encuentra en una situación límite y damos vergüenza a nivel mundial, viviendo, humillados, de la caridad del Primer Mundo (donaciones) o construyendo infraestructura improductiva con préstamos del BM y del BID que serán pagados por nuestros hijos.

EDUCACIÓN Y DICTADURA DEL FMI

El Fondo Monetario Internacional (FMI) dice en la carta de intención que firmó Fujimori que sólo debemos destinar el 3% de nuestro Producto Bruto Interno (PBI) a la Educación. Eso es condenarnos a la eterna miseria. Sin una buena educación, ¿qué podemos hacer en esta Era del Conocimiento? Nada. Sólo vender piedras, materias primas. ¿Reforma de la Educación? ¿Con el 3% de nuestro PBI? Que no nos vengan con cuentos. Los profesores no se capacitan porque tienen que trabajar en dos, tres sitios para llevar un pan más a su casa. Los colegios no tienen buenas carpetas, ni libros, ni laboratorios. Ni hay investigación científica. El FMI, manejado por Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, España y otros nunca permitirá que destinemos más dinero a la Educación. No le conviene. Si sólo destinásemos un 15% de nuestro PBI a ese rubro, en veinte años nos industrializaríamos y, con las materias primas que tenemos, superaríamos a los países-dueños del FMI y les quitaríamos el mercado mundial. ¡Eso quiere evitar el FMI al imponernos ese mísero 3%!

(*) Escritor y periodista. Presidente de CONAMI PERU. (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

 

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