Jaime Saavedra 3Por Rocío Ferrel

Pasados los titulares acerca de los escabrosos hechos en torno a Luis Vásquez Da Silva, el llamado monstruo de Cajabamba, Cajamarca, un profesor que violó a unas dos decenas de niñas, el ministro de Educación y su cúpula dorada, gracias a la prensa que sólo se ocupa del morbo, pasan inadvertidos en este escándalo.

El ministro Jaime Saavedra Chanduví y sus incapaces burócratas que ganan sueldos privilegiados son los responsables de la creciente aparición de uno y otro pervertido sexual que actúa a sus anchas por falta de medidas de prevención.

Se encuentran prácticamente en abandono las escuelas de las zonas más pobres, donde no contratan a un auxiliar de educación, que podría servir de algo para evitar los abusos sexuales contra menores. En otros centros educativos estatales más afortunados hay auxiliares de educación, pero los maestros señalan que su número es insuficiente.

Falta de normas de prevención
No hay directivas elaboradas y distribuidas por este ministerio que ayuden a prevenir el abuso sexual de escolares. En el caso de Cajabamba, el violador se encerraba todos los recreos con una a tres niñas para violarlas y además ponía música a todo volumen. No había nadie que controle al delincuente y al director del colegio nada le importaba la integridad moral o física de los alumnos.

Sin necesidad de trabajar mucho, puesto que a este gobierno le gusta copiar, para comenzar con algo deberían copiar las directivas que la Iglesia Católica preparó y difundió para evitar los abusos de niños: los curas no deben tocarlos, no deben encerrarse con ellos, etc.

Además, los escolares y padres de familia deben estar bien informados de todo lo que es correcto o incorrecto en este aspecto y sobre lo que tienen que hacer en cuanto aparezcan intentos de abuso sexual. Por ejemplo, un folleto debería ser bastante informativo y recibir amplia difusión en las escuelas y organizaciones de padres de familia, sin necesidad de gastar millones en pocos segundos en la televisión, que sirven para casi nada.

Actualmente un niño no sabe lo que tiene que hacer si un degenerado lo toca, emplea un lenguaje sexual inapropiado, lo amenaza o lo cita fuera del colegio. Son puntos precisos que los niños deberían conocer de buena fuente, pues con la internet ya reciben mucha información retorcida y no hay directivas con prohibiciones concretas para los profesores respecto de estas materias.

No hay asistentes sociales
Estos días vemos cómo se derrocha millones del estado en una campaña que promueve terminar el colegio y sólo sirve para enriquecer a los dueños de canales de televisión, pero en las UGEL no hay asistentes sociales, o si los hay, no se ocupan de los escolares en riesgo, sino de los profesores que necesitan ayuda. ¡De Ripley! En cada UGEL debería haber asistentes sociales que se ocupen de los niños cuyos casos lo requiera y deberían preparar lineamientos para los profesores, de modo que sepan detectar cuándo un escolar requiere de un asistente social, lo cual ayudaría además mucho más contra la deserción escolar que los gastos en televisión.

Debería estar prohibido que los ministerios derrochen millones en campañas televisivas inútiles y deberían destinar estos recursos en asistentes sociales, psicólogos y ocuparse de las escuelas que se caen por pedazos.

Intencionalidad
Todo este abandono del gobierno es intencional, pues quieren que la gente, ante tanto problema y peligros, retire a sus hijos de los planteles estatales y opte llevarlos a los colegios privados, pensando que será lo mejor, pero tampoco están siendo vigilados en calidad y menos en su trabajo de prevención de abusos sexuales, que también se perpetran en centros educativos particulares.

Finalmente, este incapaz ministro y sus inútiles burócratas dorados deberían ser echados del ministerio; pero increíblemente Saavedra cuenta con amigos en la prensa y entre los políticos que lo promueven como un posible ministro del gobierno de Pedro Pablo Kuczinsky. Es hora de buscar un ministro de Educación que valga la pena.