Gas, ¿primero los chilenos?


Por César Lévano

El Perú padece una tradición de políticos contrarios al interés nacional. La oligarquía encabezada por Felipe Pardo participando en una invasión chilena para eliminar la Confederación Perú-Boliviana. Piérola negociando, durante la guerra del Pacífico, con la firma Dreyfus, que estafaba y debilitaba al país en pleno conflicto. Jorge Basadre lo anota en su Historia de la República del Perú.


Ante nuestros ojos asoma hoy un nuevo caso de eso que, en su libro Antología de Traiciones, Héctor Vargas Haya denomina “delincuencia oficial”. Ocurre respecto del gas de Camisea.

Hace pocos años, cuando el gobierno de Alejandro Toledo había prometido que el gas serviría ante todo a la economía peruana, Pedro Pablo Kuczynski fue a Chile, sin misión oficial, a prometer que ese recurso iba a ser para Chile.

Sin duda por eso se modificó arbitrariamente el contrato original, que establecía que no se podría exportar gas natural si, en un horizonte de 20 años, no estaba garantizado al abastecimiento del mercado local.

El presidente Alan García defiende la exportación con el pretexto de que los contratos se respetan. Depende. No olvidemos que el presidente de Estados Unidos George W. Bush anuló un contrato, por él firmado, que daba en concesión los principales puertos de su país a un consorcio de los Emiratos Árabes Unidos. Evo Morales anuló contratos de hidrocarburos lesivos a su patria. Hubo protestas chillonas de los afectados, pero al final se quedaron en Bolivia.

También el premier Javier Velásquez Quesquén aboga por el contrato exportador.

No tienen perdón. Por lo menos Pedro Pablo Kuczynski puede alegar que él es, ante todo, ciudadano de Estados Unidos, país que exige esa primacía para otorgar su nacionalidad. El Perú es para PPK un centro de negocios, en el cual hay gobernantes corruptos, y los inversionistas tienen derecho a llevarse lo que quieran, a donde quieran.

Están en juego no sólo miles de millones de dólares, sino, más aún, posibilidades de avance económico, incluida la vital, rentable, petroquímica del sur.

El presidente Alan García es conocido por su propensión a favorecer a empresarios extranjeros, sobre todo si son chilenos. Algún interés tendrá. Pero en el caso de Camisea puede estar provocando un conflicto mayor.

Hugo Ordóñez, presidente de la región Tacna y de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales, ha advertido: “No vamos a permitir que ni una sola molécula de gas vaya a México, si antes no se garantiza la atención del consumo interno”.

Ahora bien, Ollanta Humala y el especialista Jorge Manco Zaconetti han señalado que México ha decidido no recibir gas hasta 2011.

El temor es que el gas se envíe a Chile. ¿Pensará García que los chilenos son primero que los peruanos?

El país debe estar alerta. La Primera, 11.05.2010