¿Qué piensan al respecto las empresas chilenas "Ripley" que operan en el Perú?

Escribe: César Vásquez Bazán

Local en Lima de la empresa chilena Ripley

Peruano, nunca olvides las siguientes palabras del representante Isidoro Errázuriz Errázuriz*, pronunciadas en la sesión del 9 de agosto de 1881 de la Cámara de Diputados de Chile:

“[La paz] con el Perú era otra cosa; peleábamos el predominio de un mar; era antagonismo histórico, que traía sobre las aguas del Pacífico hasta las razas más lejanas, que hubieran un día de entrar en la lid, para buscar la vida o la muerte, para alguna de las rivales.

Por más que se invoque principios del derecho internacional, la emigración de un país es su vanguardia en pueblo extranjero, y nosotros teníamos, sólo en Tarapacá, tres mil hermanos de vanguardia…

En las conferencias de Arica [los chilenos] pedimos territorio, indemnización en dinero y ruptura de la alianza... ¿No podemos pensar ahora en establecer en el Perú un mercado para nuestras producciones?... Pero allí no encontramos Gobierno, sino una Nación rebelde a las leyes del progreso, con una raza abatida, y tan ignorante como durante el coloniaje...

¿Era posible negociar con Piérola? No; lo que nos convenía era despedazar los elementos pierolistas... El Gobierno de García Calderón vive de nosotros, que le damos las garantías de sus cabezas, y hasta el pan que misericordiosamente le damos; y a pesar de esto, no nos ha dado la más leve muestra de corresponder nuestra generosidad… Debimos instalarnos en el Perú con más regularidad; sacar de él la mayor ventaja posible, debilitándolo hasta donde fuera dado... hasta conseguir lo que deseamos... Debemos dar garantías a los extranjeros residentes en el Perú, a fin de que nuestra lealtad tenga eco en Europa y Estados Unidos… Todavía están intactas en Lima, la Casa de Moneda y los ferrocarriles de Mollendo, Arequipa; es necesario desarmar pronto al Perú; quitarle los rieles, para tenderlos en Pozo Almonte y Agua Santa, o entre Parral y Cauquenes... Retirándonos de Lima, perderíamos las entradas de la Aduana del Callao, y las del Norte del Perú; las contribuciones de guerra, los guanos de Lobos y Chincha, y retemplaríamos a la alianza ya muerta. Ni García Calderón, ni Piérola, ni Montero, ni nadie nos firmará la paz que deseamos.

Por otra parte, la guerra nos ha abierto [a los chilenos] nuevas industrias para nuestros compatriotas, que ya se ahogan en este suelo escaso: ya la ocupación se costea, y hasta deja remanente. La ruina que la crisis había hecho entre nosotros va desapareciendo; y es preciso que aprovechemos del Perú y del botín que da el triunfo. Las Aduanas del Perú son fuentes inagotables; significan cinco o seis millones de pesos para nuestro país...” (Paz Soldán 1884, 743).

¿Qué piensa del Genocidio de 1879 y del saqueo del Perú la empresa chilena Ripley?

Entre 1879 y 1884, Chile se propuso destruir el Perú, cometiendo en el intento viles actos de genocidio contra la población peruana y robos incalculables de patrimonio privado, público y territorial.

Usando la expresión del diputado chileno Isidoro Errázuriz Errázuriz en 1881, lo que Chile buscaba era “sacar del Perú la mayor ventaja posible, debilitándolo hasta donde fuera dado, hasta conseguir lo que deseamos”.

Jamás la nación del sur ha pedido excusas al Perú por los crímenes que cometió con la finalidad de apoderarse de la riqueza del salitre, es decir de Tarapacá y Arica.

Ciento treinta años después del Genocidio y Saqueo del Perú, se ha producido una nueva invasión chilena de nuestro país, esta vez ejecutada por los descendientes de los asesinos de 1879.

Aprovechando el desconocimiento del pueblo sobre lo sucedido entre 1879 y 1884, la falta de dignidad de nuestros gobernantes, y el marco económico neoliberal que rige el país, los retoños de los criminales que asesinaron sin compasión a los heridos tras las batallas de Arica, San Juan, Miraflores y Huamachuco se han instalado entre nosotros. Lo han hecho a través de tiendas como Ripley.

Ripley ha copiado y transplantado al Perú el modelo comercial de corporaciones yanquis como Sears y Macy's.

Por supuesto, en esta nueva invasión ha contado con la colaboración silenciosa de los grandes capitalistas peruanos, que en vez de reinvertir sus ganancias acumuladas aquí se llevan el dinero para invertirlo y disfrutarlo en el exterior.

Obsérvese la foto que presentamos. Es el local de la empresa chilena Ripley en Lima. ¿Es que ningún supuesto empresario peruano pudo invertir en una cadena de tiendas por departamentos, en vez de permitir que los chilenos entraran a nuestro mercado? ¿O es que, de repente, hay por ahí algún Benavides, Graña o Wiese accionista de Ripley?

Técnicamente, instalar una cadena de tiendas por departamentos no era muy difícil. El modelo comercial, ya lo indiqué, no había que inventarlo, es el de las empresas yanquis Sears y Macy's. Ya desde el siglo XIX, el barbudo analista Carlitos Marx había indicado que los negocios existentes en los países capitalistas avanzados sólo señalaban el camino por el cual circularían en el futuro los negocios de los países atrasados.

Sin embargo, hay algunas prácticas de explotación del consumidor en las que Ripley, el Banco Ripley y la Tarjeta Ripley se separan del modelo de Sears o Macy's. En el caso de las empresas chilenas, se han hecho famosas por los recargos inexplicados y por los altos intereses que aplican a sus incautos clientes.

Por otro lado y dicho sea de paso, el dichoso modelito seguido por Ripley hoy por hoy se cae de obsoleto en Yanquilandia, habiendo sido superado por Amazon y el comercio a través de internet y por los grandes almacenes mayoristas como Costco o Sam's Club. ¿Habrá por ahí algún capitalista peruano que se anime a establecer una empresa siguiendo los nuevos lineamientos de negocios?

Que Ripley opere en el país es otra muestra de que a los ricachones peruanos les faltó huevos empresariales para invertir y jugarse por el Perú. De la mayor parte de estos seudocapitalistas, estériles, pasivos, estáticos, no puede esperarse gran cosa.

Finalmente, con respecto a Ripley:

1) Solicitamos a los clientes peruanos de esa firma que en su próxima visita, pidan conversar con el gerente de la tienda y le hagan ver que sería bueno que Ripley —al igual que todas las empresas chilenas— presente disculpas públicas al Perú por el genocidio y saqueo ejecutado por el país de sus dueños durante la Guerra del Salitre.

2) Asimismo, Ripley y todas las empresas chilenas que funcionan en el país deberían entregar mensualmente el 10% de sus ganancias netas como contribución a un Fondo de la Defensa Nacional del Perú, para ayudar a evitar la repetición de los vejámenes chilenos ejecutados entre 1879 y 1884.

Obra citada

Paz Soldán, Mariano Felipe. 1884. Narración histórica de la guerra de Chile contra el Perú y Bolivia. Buenos Aires: Imprenta y Librería de Mayo.


© César Vásquez Bazán, 2013

Octubre 6, 2013

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* Para provocar al Perú y humillar a todos los peruanos, los chilenos siempre se aseguran de que algún ratero o rosquete de apellido "Errázuriz" llegue al Perú como diplomático o militar vencedor que pasa revista a sus humillados colegas peruanos. [Nota de Con nuestro Perú.]

 

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