Testamento político del coronel Mu’ammar Qaddafi

En momentos en que las potencias europeas y los EE. UU. someten a intenso e incesante bombardeo aéreo a Libia y ya están empezando a extraer el petróleo en las zonas de ese país en las que los occidentales han impuesto a sus títeres; en momentos en que los países occidentales están disponiendo como si les perteneciesen de las reservas y del oro libio depositados en bancos occidentales (¡fatal error libio!), se ha conocido una carta en que el coronel Mu’ammar Qaddafi expone el carácter colonialista de la agresión que sufre su país y denuncia cómo individuos ambiciosos y serviles han pedido la intervención militar extranjera para destruir su propio país, cerrando los ojos ante el carácter despiadado del sistema capitalista, lo cual se manifiesta —según denuncia Qaddafi y todo el mundo sabe— en que los occidentales no proporcionan a sus pueblos ni vivienda, ni servicios de salud ni educación gratuitas, beneficios que sí existen en Libia.

Dominación regional

Ahora ya está claro que las insurrecciones en los países árabes, que tienen una causa conocida en el descontento popular frente a gobiernos dictatoriales o corruptos, han sido promovidas abiertamente por los países occidentales con la finalidad específica de tomar el control de dos países: 1) Libia, por su riqueza petrolera y por su política de dar todos los servicios gratis a su población, lo que es un “mal ejemplo”; 2) Siria, para quebrar el frente de resistencia islámica ante Israel y los EE. UU. y al mismo tiempo eliminar la influencia iraní en países limítrofes con Israel.


Mensaje del Coronel Mu’ummar Qaddafi

Recuerdos de mi vida: Coronel Mu'ummar Qaddafi, Caudillo de la Revolución.

5 de abril de 2011.

En el nombre de Alá, el Pródigo, el Misericordioso

Durante 40 años, o quizá más, no recuerdo, hice todo lo que pude para dar al pueblo casas, hospitales y escuelas; y cuando pasaban hambre les di alimento. Incluso hice de Bengazi una tierra agrícola en medio del desierto1. Me enfrenté a los ataques del vaquero Reagan, cuando mató a mi hija adoptiva que había sido huérfana; él trataba de matarme, y en vez de eso mató a la pobre e inocente niña. También ayudé a mis hermanos y hermanas de África con dinero para la Unión Africana.

Hice todo lo que pude para ayudar a que la gente entienda el concepto de verdadera democracia, en la que los comités populares gobernaban nuestro país. Pero nada de eso era suficiente, según me decían algunos, incluso gente que tenía casas de diez habitaciones y con todo amoblado nunca estaba satisfecha; egoístas como eran siempre querían más. Decían a los estadounidenses y otros visitantes que ellos necesitaban “democracia” y “libertad”, sin reparar nunca en que el de esos extranjeros es un sistema despiadado, donde el perro más grande se come al resto; pero estaban encantados con esas palabras, sin darse cuenta de que en los EE. UU. no hay medicinas gratuitas, no hay hospitales gratuitos, no hay casas gratis, no hay educación gratuita ni alimentos gratis2, excepto los casos en que las personas mendigan o hacen largas colas para conseguir un plato de sopa.

No; hiciera lo que hiciese, nada era suficiente para algunos. Pero otros sabían que yo era el hijo de Gamal Abdel Nasser, el único y verdadero caudillo árabe y musulmán que hemos tenido desde tiempos de Saladino, que recuperó el canal de Suez para su pueblo, como yo recuperé Libia para mi pueblo; fueron sus pasos los que traté de seguir, para mantener a mi pueblo libre del dominio colonialista, libre de los ladrones que desean arrebatarnos la patria.

Ahora enfrento el ataque de la fuerza más grande de la historia militar; mi pequeño hijo africano Obama quiere matarme, quitar la libertad de nuestro país, dejarnos sin nuestra vivienda gratuita, nuestro servicio médico gratuito, nuestra educación gratuita, y reemplazar todo eso con la ratería de estilo yanqui, llamada “capitalismo”; pero todos en el Tercer Mundo sabemos lo que eso significa; significa que las empresas transnacionales gobiernan los países3, gobiernan el mundo; y que el pueblo sufre. Por consiguiente, para mí no hay alternativa, debo asumir mi posición y si Alá así lo desea, moriré siguiendo Su camino, el camino que ha hecho a nuestro país rico en agricultura, con alimentación y salud, y que incluso nos permitió ayudar a nuestros hermanos y hermanas africanos, para que trabajen aquí en la Yamahiriya libia.

Yo no deseo morir, pero si la situación se presenta y es para salvar esta tierra y a mi pueblo, salvar a los millares que son mis hijos, entonces que así sea.

Que este testamento sea mi voz al mundo; que se sepa que hice frente a los ataques de los cruzados4 de la OTAN, que hice frente a la crueldad, que hice frente a la traición, que hice frente a Occidente y sus ambiciones colonialistas; y que me puse de pie como un faro de luz con mis hermanos africanos, mis verdaderos hermanos árabes y musulmanes. Mientras otros se construían castillos, yo viví en una modesta casa y en una tienda. Nunca olvidé mi juventud en Sirte, no gasté nuestro tesoro nacional de manera alocada; y como Saladino, nuestro gran caudillo musulmán, que rescató Jerusalén para el Islam, tomé poco para mí…

En el Occidente algunos me han  llamado “loco”, pero saben la verdad y continúan mintiendo; saben que nuestra tierra es independiente y libre, que no está bajo control colonial; saben que mi visión, mi conducta, es y ha sido clara y al servicio de mi pueblo, y que lucharé hasta el último aliento para que nos mantengamos libres. Quiera Alá Todopoderoso ayudarnos a permanecer firmes en la fe y libres.
 
Coronel Mu’ammar Qaddafi, 4 de abril de 2011
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Tomado de Pravda
http://english.pravda.ru/opinion/columnists/13-04-2011/117563-message_from_qaddafi-0/

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1 Qaddafi realizó una monumental obra de irrigación para llevar en grandes tuberías agua del sur libio al norte desértico. Leer Agresión al pueblo libio
 
2 En Libia todo eso es gratis. Leer Denuncian matanza de civiles por parte de los EE. UU. y la OTAN en Libia

3 Mediante el Fondo Monetario Internacional (FMI) Occidente ahoga en deudas impagables a los países y los obliga a poner sus riquezas naturales en manos de empresas transnacionales (aquí en el Perú tenemos el caso del consorcio del gas de Camisea). Todo país tercermundista que entra en tratos con el FMI pierde soberanía, no sólo porque sus riquezas naturales pasan a manos extranjeras, sino porque incluso el presupuesto nacional está controlado por el FMI, que se da el lujo de prohibir que determinados países compren armas amenazándolos y estrangulando su economía para que reduzcan el gasto militar.

4 Se refiere a las Cruzadas que en le Edad Media organizaron los europeos para dominar el Oriente Medio con el pretexto de "proteger" los lugares en que Cristo vivió, predicó y murió.