Circo de Carolina estrena primera función
Carolina Lizarraga
Guarda “silencio administrativo” sobre denuncia de César Hildebrandt


La jefa de la Oficina Nacional Anticorrupción (ONA), Carolina Lizárraga, estrenó ayer su primer hallazgo de corrupción, en medio de gran bombo y prensa. Se trata de actos cometidos en varias Unidades de Gestión Educativa y Direcciones Regionales de Educación de Lima, Yauyos, Huarochirí y Huaura.


Horrorizada ella por actos como falsos trabajos de pintura de paredes y otros actos de sobrevaloración y malversación, informó que está formulando las denuncias respectivas.

Estos casos de corrupción son archiconocidos, por lo que extraña que la Contraloría no los haya visto. Por cierto, en parte es falta de infraestructura y recursos para la Contraloría, pero también hay que señalar que Genaro Matute debería dejar el puesto a un auditor que tenga como formación obligatoria la contabilidad, pues es ingeniero, profesión no idónea para dirigir la Contraloría.

No se puede decir que esté mal que un funcionario público como Lizárraga denuncie actos de corrupción, pero lo que demuestra que la ONA no es más que un circo es la pequeñez de sus hallazgos: unas pinturas para paredes por aquí, viajecitos por allá, etc.

Lo grave es que no empiece por los verdaderos casos de gran corrupción: cielos abiertos y toda clase de favores para Lan, los lobbies para favorecer con leyes a diversas empresas, como las mineras, pesqueras o agroexportadores, Forsur, las donaciones del exterior para los damnificados por el terremoto de Ica (¿por qué no hay una lista pública detallada de donantes, montos y destino de las donaciones?), el destino de las propiedades que el estado se incauta de los narcotraficantes, las mafias que están detrás de la Ley de la Selva y la venta de inmuebles del estado, etc.

Al parecer, Alan García, quien huyó a Paris para burlar las investigaciones sobre las denuncias de enriquecimiento ilícito, amparándose en la prescripción, diseñó el puesto de esta señora para dar circo al pueblo, para que grite espantada por los piojos, pulgas y ratones, pero para que no vea a búfalos, elefantes, hipopótamos y jabalíes, que andan orondos en simbiosis con conocidos burócratas, pisoteando la moral pública y parasitando el erario nacional.

Ya lo habíamos dicho, de alguien que consintió ser elegida por un presidente de tales cualidades, para encargarse justamente de luchar por la corrupción, no esperábamos nada.

El “silencio administrativo” de Carolina

El silencio administrativo lleva a la aceptación. De la misma manera, Carolina Lizárraga ha callado ante las públicas revelaciones de un extraño ruleteo de misteriosos fondos protagonizado por esta presunta luchadora anticorrupción. Respuesta de Carolina: silencio.

Hace pocos días César Hildebrandt puso al descubierto las secretas andanzas de Carolina, quien creó una empresa fuera del país, para canalizar no se sabe qué fondos y hacer parecer que esa empresa le donó una propiedad:

… Carolina Lizárraga, supuesta zarina anticorrupción, pero nunca le ha preguntado por qué, en el año 2000, constituyó una empresa en Panamá para comprar el departamento del Golf de 300 metros del que se había enamorado. ¿Una empresa panameña con una sola accionista (ella misma, también “presidenta ejecutiva”) para comprarte el departamento de tus sueños? Sí. Y al año siguiente, en el 2001, la empresa panameña de una sola accionista ­(ella misma) “le donó” a la doctora Lizárraga (ella misma también) el inmueble. El asunto es que la empresa panameña compró el bien en 231,658 dólares, pero, en el 2001, a la hora de la donación, el mismo bien se calculó a un precio más bien módico: 185,000 soles, es decir apenas 56 mil dólares. ¿Diferencia? ¡175 mil dólares! Esa hábil maniobra financiera, desde luego, redujo considerablemente la alcabala.

La zarina anticorrupción hizo prácticas en el estudio de José ­Ugaz, abogado de El Comercio. Siempre ha estado muy bien asesorada.


¿No tiene nada que decir la “zarina”? ¿De dónde provenían los fondos? ¿Por qué tenía que recurrir a la mascarada de donarse una propiedad?

Ugaz

Carolina Lizárraga ha nombrado a José Ugaz como miembro del Consejo Consultivo de la ONA que ella dirige.

El caso de José Ugaz es espectacular, como muchos sucesos en el Perú. ¿Se imaginan que Al Capone hubiese escogido al procurador público que se encargue de investigarlo? Sería algo demencial.

Pues José Ugaz fue escogido por el gran mafioso Alberto Fujimori para que investigue la corrupción comandada por él. Algo debió pasar para que Ugaz”no vea” lo que es Fujimori (lo cual que todo el Perú veía) y no haya dado la voz de alarma para impedirle la salida del país, suceso que costó al Perú largos y costosos procesos para extraditar al prófugo ex dictador. ¿Por qué Ugaz no repara al estado por estos cuantiosos gastos?


¿Por qué hasta ahora no se ha procesado a Ugaz? Este abogado ha construido su fama con publicidad, pero no con moralidad. Del gobierno de Fujimori recibió un generosísimo pago de 29 mil dólares de la caja negra del SIN. Pero por la culpa de este forado al erario nacional se condenó al fallecido ex ministro de Justicia Alberto Bustamante. ¿Cuál es el poderoso lobby que protege a Ugaz?

Ugaz también recibió la orden del juez Vargas Infante para allanar la casa de Montesinos, operación dirigida personalmente por Fujimori. Ugaz, en vez de devolver las maletas inmediatamente, se queda con las 130 y tantas maletas y cajas en Palacio de Gobierno y ahí es donde han desaparecido videos de jueces y empresarios. Con eso asumimos que estaría chantajeándose a mucha gente, como denunció Jorge Mufarech.

Continuando con lo espectacular, una vez que cayó la dictadura, Ugaz no fue separado de la procuraduría ni se le procesó por tan gigantesca omisión. Muy campante, el siguiente gobierno, que se había generado tras derrocar la dictadura de Fujimori, contó con sus servicios. Multifacético, todo uso ha demostrado ser el famoso Ugaz, sonrisas para Fujimori, sonrisas los derrocadores de Fujimori y ahora sonrisas para García, Carolina por medio.

Con estas joyitas, Lizárraga y Ugaz, lo que García hace es agraviar a los peruanos y a la moral pública. Estos dos personajes, con tamaños y públicos rabos de paja, necesariamente son sujetos “conversables”, “yo me callo sobre tu pasado, tú no me denuncias”. ¿Qué pasa con el Congreso? Aunque la ONA sea una oficina para el espectáculo, por lo menos sus jefes deberían estar limpios de toda acusación. Así no se puede dar lecciones de moral ni colaborar para construir una cultura de la probidad.