El Vaticano y el pecado, lo que la prensa distorsiona

Benedicto dando hostia
A raíz de un anuncio de monseñor Gianfranco Girotti, director de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano, sobre una lista de pecados, se han publicado una serie de inexactitudes, como decir que se añaden nuevos pecados a la lista de siete pecados, o que la nueva lista indica quiénes irán al infierno. En realidad el Papa no ha descubierto nuevos pecados, sino que el hombre ha encontrado nuevas formas de perpetrar el mal. Veremos en forma resumida los aspectos más importantes de la moral católica.

Los siete pecados capitales

 

Los llamados siete pecados capitales (lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia, soberbia) no son los únicos pecados conocidos. Se les llama así porque estos pecados se oponen a siete virtudes, por ejemplo, la soberbia se opone a la humildad. Es una forma de agrupar a los pecados, pero dentro de cada clasificación hay muchas clases de pecados. Por ejemplo, dentro de los pecados de lujuria podemos señalar el adulterio, el incesto, la violación, las prácticas homosexuales, etc.

Santo Tomás de Aquino identifica cuatro virtudes: prudencia, justicia, fortaleza y templanza y elabora un cuadro de subdivisiones que llega a 43 virtudes.

Existen otras formas de saber cuándo hay pecado, por ejemplo, obrar en contra de uno de los diez mandamientos o contra el mandamiento de Jesús “ama a tu prójimo como a ti mismo”. En la misma Biblia se señalan pecados concretos, como la hechicería, la idolatría, la embriaguez, etc.

¿Qué es un pecado?

Un pecado en esencia es la malicia de la voluntad del ser humano, creado y con libre albedrío, de oponerse y desviarse de la voluntad del ser increado, Dios, que es perfección, misericordia, justicia, bondad, verdad, etc. Todo pecado es contra Dios, además, puede ser adicionalmente contra el prójimo, contra sí mismo o contra la creación.

¿Cuándo un pecado es mortal?

Un pecado es mortal cuando implica una materia grave, plena conciencia y consentimiento. La ignorancia involuntaria disminuye, pero no excusa el pecado mortal. Pecar contra uno de los diez mandamientos se considera materia grave. Por el contrario, el pecado venial implica una materia leve.

Además hay agravantes, por ejemplo, si las víctimas del pecado son los padres, la gravedad es mayor; si los pecados se repiten una y otra vez aumenta la gravedad. Tener mayor discernimiento y cargo más alto también agrava el pecado, así, un abogado, juez o un obispo tienen mayor claridad —y, por tanto, mayor responsabilidad— para discernir el mal y el delito que un analfabeto.

¿Los que pecan mortalmente van al infierno?

Para que un pecado mortal lleve al infierno se requiere la falta de arrepentimiento y del perdón de Dios. El arrepentimiento no basta para borrar un pecado mortal. Por ejemplo, si robó, el pecador, además de arrepentirse, debe confesar el pecado, restituir el daño causado y debe realizar la penitencia que se le imponga.

Jesús señaló el perdón de los pecados, pero no el perdón para los pecados contra el Espíritu Santo ni contra quien escandalice a los niños.

¿Quién peca?

El pecado es personal, se peca de pensamiento, palabra, obra u omisión, pero también tenemos responsabilidad cuando participamos con el pecador directa o involuntariamente ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos, encubriéndolos, protegiéndolos o no evitándo el pecado cuando se puede hacerlo.

La Iglesia también reconoce las “estructuras de pecado”, que son expresión y efecto de los pecados personales y se convierten en “pecados sociales”, donde los hombres son cómplices unos a otros al permitir, avalar, tolerar o permanecer indolentes ante la injusticia, entonces se producen instituciones contrarias a la bondad divina. En las Escrituras se nos habla de ciudades pecadoras, donde el pecado se ha generalizado.

La Iglesia precisa los pecados según la experiencia de la realidad

 

No es la primera vez que la Iglesia tipifica un pecado con claridad y precisión. Por ejemplo, cuando un sacerdote cobra dinero por los sacramentos se llama pecado de simonía. El Papa San Pío V condenó las corridas de toros y ordenó la excomunión ipso facto (por tanto, la condición de pecado mortal es perpetua, los siglos no convierte a este pecado en leve), de príncipes o autoridades sea cual fuese su denominación, que permitan las corridas de toros, además están bajo maldición eterna los religiosos que no divulguen la bula. Aquí hay un claro ejemplo de la mayor gravedad según el grado de autoridad.1 De igual manera, ya hay enseñanza sobre pecados como el aborto o la eutanasia.

 

Las nuevas precisiones

No se están descubriendo nuevos pecados, se están realizando nuevas precisiones sobre los pecados. Aunque todavía no se ha publicado oficialmente el documento, monseñor Girotti señaló algunos:

La manipulación genética

Benedicto XVI ya se había pronunciado sobre la manipulación genética, como informó Con Nuestro Perú en un artículo sobre los transgénicos2, “Hoy parecemos ser testigos de una especie de antigénesis, un contraplan, una soberbia diabólica que se propone eliminar la familia. Hay intención de reinventar la humanidad, de modificar la misma gramática de la vida, como fue planificada y deseada por Dios”, dijo el pontífice, y los calificó como hechos “satánicos, narcisistas y fétidos”.

A propósito, vemos a Monsanto, la transnacional más grande en manipulación genética, andar muy oronda en Palacio, ¿qué se traen entre manos? Alan García estaría pecando mortalmente con Monsanto por promover los transgénicos en el Perú y por tener autoridad. Por otro lado, García peca contra su mandato, que el pueblo le dio para defender los intereses del Perú y comete el pecado de traición.

Este es un pecado contra el Creador y el prójimo, encaja contra el primer mandamiento y es una burla de la obra creadora de Dios, además, puede implicar codicia.

Experimentos en las personas o realizar experimentos dudosos

Además de los experimentos tradicionales tenemos otros como la clonación. Los nazis realizaron experimentos en humanos a gran escala durante la Segunda Guerra, pero ahora se siguen realizando, por ejemplo, causó escándalo un experimento que se realizó en Estados Unidos en pacientes con retardo mental. Este pecado reviste características parecidas al pecado citado en el párrafo anterior.

La contaminación ambiental

El medio ambiente es una preocupación constante del Papa. El Vaticano ya precisó antes que es pecado mortal destruir la Amazonía, como también ya lo habíamos señalado antes.3 Es un pecado contra el Creador, el prójimo y contra la creación, encaja contra el primer mandamiento, además, puede revestir codicia y contravenir el mandamiento de no robar.

Consumir o traficar drogas

A la vez que es un delito que contraviene las leyes humanas, es un pecado contra la salud, la vida y la dignidad del hombre, también, contra el prójimo, mediante el escándalo, y hasta contra el medio ambiente, arrastra a otros pecados, como la violencia o la ira, el robo y el asesinato. Pero en este pecado también entran los cómplices, que pueden ser policías, burócratas, jueces y hasta gobernantes indolentes, negligentes o complacientes.

Acumular excesivas riquezas

En este rubro están los grandes ricos, pero sobre todo aquellos que en su avaricia son incapaces de compartir su riqueza con los necesitados según sus posibilidades, así, un obrero que da un sol puede resultar más generoso que un gran rico que da mil dólares para una obra de caridad.

En este pecado existe un elemento relativo, que es el apego a la riqueza. Entonces podría ser que un pobre tenga mucho más apego a una camisa que el apego que puede tener un rico a una casa. Este es un pecado de avaricia, contra la caridad y el prójimo.

Provocar injusticia, pobreza y desigualdades sociales

En esta categoría están sobre todo quienes tienen autoridad y riqueza, los gobernantes que dan disposiciones que favorecen a unos pocos y marginan a los necesitados. En cuanto a la administración de justicia, ¿cuántos jueces están libres de culpa?

Este puede ser un pecado colectivo. Un ejemplo nos lo da la Escritura cuando habla de una ciudad, Sodoma, y sobre su indolencia: “Este fue el pecado de tu hermana Sodoma: ella y sus aldeas se sentían orgullosas de tener abundancia de alimentos y de gozar de comodidad, pero nunca ayudaron al pobre y al necesitado” (Ez. 16:49). El fin que tuvo Sodoma, nos dice que es un pecado mortal.

Igual que el anterior, es un pecado contra la caridad y el prójimo, pero también puede ser un pecado de avaricia y mentira, haciendo creer que se es caritativo o justo, cuando en realidad se sabe que se originará pobreza o injusticia, y a su lado están los cómplices, incluyendo la prensa mentirosa y manipuladora, que aplaude a los gobernantes mentirosos e injustos y calla o encubre los abusos.

La confesión

Siendo un sacramento que permite perdonar los pecados, existe preocupación en el Vaticano por la gradual disminución de fieles que cumplen con la confesión. Es Dios el que perdona, utilizando al sacerdote como instrumento, le corresponde al católico reconocer sus pecados y solicitar el perdón, éste no llega solo.

Las distorsiones y especulaciones periodísticas sobre el señalamiento de pecados por parte de la Iglesia, nos hace ver que se incurre en el mismo error de quienes sostienen que determinados delitos "nuevos” (los ejecutados mediante medios tecnológicos) no están previstos en la ley y no hay cómo castigarlos, cuando lo cierto es que, si no hubiera legislación específica, basta determinar que hubo dolo o intención de daño o engaño en la ejecución del hecho par aplicar la sanción correspondiente. Algo semejante sucede en la Iglesia, pues la tecnología provee de nuevos instrumentos para el obrar, pero las transgresiones siguen siendo las mismas en esencia.

En general, serán muy útiles las precisiones y ejemplos que publique la Santa Sede sobre los pecados, pues a veces las definiciones abstractas no son siempre bien entendidas, pero cuando se presentan ejemplos concretos, éstos son captados y asimilados con facilidad.
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1 Ver: Sacrilegio en la catedral

2 Ver: Monsanto se alista a invadir el Perú

3 Ver: Alan García insulta a Benedicto XVI