Gobierno pretende desaparecer identidad andina

Indigenas

Traslados de los pobres a la costa, ¿qué pretende García?

Cuando el presidente Alan García anunció hace poco el proyecto de reubicación de campesinos en extrema pobreza, porque viven en zonas demasiado aisladas, cualquiera imaginaba —si algo más o menos razonable había de hacerse— que estos pobladores serían reubicados en el caserío más cercano a sus viviendas.


Ayer se dio a conocer el verdadero plan, y se pudo leer, con sorpresa, que pretenden trasladarlos a lugares lejanos, es decir, lugares como Huacho (por supuesto, a las zonas más pobres, marcadas por la pobreza, la prostitución y la delincuencia), o sea, traer a la gente, en su mayoría de la sierra, a la costa, pero no se sabe si también pretende hacer lo mismo con las poblaciones de la selva.

Teniendo en cuenta las intenciones de García, manifestadas en su serie “El Perro del Hortelano” y en su reciente Decreto Legislativo 1015, contra las comunidades campesinas, el asunto no respondería a la "generosidad" del Presidente para con los pobres, sino a un deseo de que esas tierras —debilitadas por el plan de García en su masa demográfica— sean abandonadas e invadidas por la codicia de inversionistas inescrupulosos, casi dueños de Palacio, cuya labor es inflar el ego del mandatario y conducirlo hacia donde sus apetitos quieren llegar.

La principal consecuencia de este traslado es el abandono de extensas zonas, que quedarían prácticamente desiertas, lo cual es preocupante por diversas razones.

En primer lugar, los campesinos de estas áreas, donde viven desde hace siglos, se encargan de mantener un equilibrio ecológico. En las zonas más altas, poco propicias para la agricultura, mantienen rebaños de camélidos y ovinos en pastos naturales que son abonados por el ganado. También cultivan papas de variedades que es necesario proteger. En las zonas más bajas se dedican a una agricultura y ganadería más variadas.

Identidad cultural

Estas poblaciones mantienen una cultura ancestral que está en armonía con la naturaleza y con sus respectivas poblaciones vecinas. En las zonas más altas se denomina ichkis a sus pobladores, sus sacerdotes espirituales se llaman auquis, personajes muy respetados en su comunidad y en los lugares colindantes.

Los siglos han pasado, pero no han podido desterrar sus manifestaciones culturales:
  • sus creencias, donde su cosmovisión los hace muy respetuosos de la naturaleza, viven con ella y de ella en forma muy estrecha día a día, animados por la grandiosidad de los Andes,
  • su lengua quechua,
  • su música
  • su arte en general.

Estas comunidades están amparadas por la Constitución Política del Perú, que en su artículo 2.°, numeral 19., establece que toda persona tiene derecho “A su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación.”

Traer a estas poblaciones a la costa sería un crimen, se pisotearía su identidad, no podrían manifestar su cultura en un ambiente totalmente extraño para ellos, su lengua se extinguiría en la siguiente generación; además, sería un factor de aislamiento real en medio de una ciudad. Por otro lado, en la costa el gobierno permite la proliferación del hampa avezada, realidad a la que no están acostumbrados; el hampa los convertiría en víctimas fáciles de sus tropelías o los asimilaría a sus filas.

Otro aspecto importante es que pasarían de vivir de un ambiente saludable a ciudades con el aire contaminado, como sucede en muchas ciudades costeras, lo que tendría impacto en su salud, pues ellos respiran ahora aire puro. En las zonas pobres de la costa los índices de tuberculosis son altos, por lo tanto, este criminal desplazamiento sería hasta mortal para ellos.

Por otro lado, nuestros parámetros de "pobreza" no son los que ellos tienen. Si tienen suficiente para vivir están tranquilos. Como decían los cronistas virreinales, era de admirar que no existía la codicia en el Perú.

El desarraigo traería un drástico cambio en su forma de vida, ya imaginamos que les tienen preparados los comedores populares para pretender hacerlos vivir como mendigos, cuando ellos son gente de trabajo.

Ayuda a las poblaciones alejadas, tarea de Defensa

En lugar de estar pensando en aberrantes y criminales movimientos demográficos, García debería cumplir con su deber, que es velar por el bienestar de todos los peruanos (hasta hoy sirve principalmente a sus amos chilenos) y luchar contra la pobreza. En cuanto a la educación y salud, hay demasiados profesores y médicos sin empleo, debería ubicarlos con incentivos en las zonas alejadas.

Además, para salir de la pobreza no sólo tienen que entregar dinero o alimentos, sino que deben propiciar la optimización del aprovechamiento de los recursos que tienen en sus zonas, en especial, dotándolos de asesoramiento técnico y medios de producción más ventajosos que los actuales.

Si para la entrega de alimentos sus programas sociales “Juntos”, “Crecer” o “Sembrando” tienen limitaciones de logística para el desplazamiento, debería emplear al sector Defensa, pues, según el Artículo 171 de la Constitución Política, las Fuerzas Armadas participan en el desarrollo económico y social del país. Sería un excelente ejercicio desplazarlas a zonas de geografía difícil.

El Libro de Defensa peruano dice: “Anualmente se cumple un extenso programa de apoyo a las poblaciones de bajos recursos económicos en las diversas regiones del país, mediante vuelos de acción cívica para el transporte aéreo de: personal, alimentos, hospitales de campaña, medicinas, maquinarias, materiales de construcción y combustible, entre otros.” Simplemente, que cumplan con sus objetivos, y si hace falta, que lo hagan no anualmente, sino de manera más frecuente.

Política de población

Con su propuesta, García exhibe una descabellada política de población, pues en todo el mundo se promueve el poblamiento de zonas lejanas y de frontera. Nuestro enemigo, Chile, en su Libro Blanco establece: “El Estado chileno se ha preocupado de implementar medidas tendientes a favorecer las zonas aisladas, de modo de incentivar su desarrollo, poblamiento y plena integración con el resto del país. Lo anterior se ha traducido en planes de desarrollo para la zona norte y para la zona austral, y en el impulso de iniciativas para canalizar flujos internos de población hacia esas áreas. La presencia de unidades de las Fuerzas Armadas en estas zonas aisladas y alejadas de los centros vitales, genera un polo de atracción para la vida humana o nacimiento de una comunidad. La historia de nuestro país está marcada por situaciones en que surgen núcleos poblacionales en forma posterior a la presencia militar, o por otro lado, la presencia militar ha permitido la mantención y desarrollo de un grupo social.”

Esta doctrina de utilización de las fuerzas armadas para fines del desarrollo y del equilibrio demográfico, que lleva a la práctica, por ejemplo Chile, nos demuestra que todo estado tiene recursos al alcance de la mano para enfrentar la dispersión poblacional.

García, en lugar de pensar en recortar los recursos de las fuerzas armadas, debería propiciar que ésta cumpla con los objetivos para los cuales ha sido creada.


Atraso de García

Esta nueva locura de García, que ya nos había llevado hasta el siglo XIX con su política de convertir al Perú en un país de exportación primaria (materias primas sin interevención de mano de obra) y descuido de la economía interna, como en la época del guano; ahora nos llevaría a tiempos más lejanos y condiciones peores que en la época del virrey Toledo, quien llegó al Perú en 1568, en cuyo gobierno estableció las reducciones, en las cuales se respetaba ciertas áreas para los indígenas y se los reagrupaba en zonas cercanas a su residencia original, no se mudaba a las poblaciones con cambios brutales, desarraigándolos de su piso ecológico, como lo es trasladar de la sierra a la costa.

¿Quieren mano de obra barata?

 

Alentados por el gobierno aprista, los chilenos están comprando tierras por Barranca, ¿esta pretensión de trasladar a los indígenas a esas zonas, obedece a un deseo de entregar mano de obra barata para la agricultura que inversionistas del país enemigo pretende instalar?

¿Dónde están las llamadas ONGs defensoras de los derechos humanos y los congresistas que dicen que son nacionalistas o defensores de los pobres?

Al parecer, García se ha propuesto combatir a los pobres, no a la pobreza. Definitivamente, este desalojo de los campesinos, esta desarticulación sociodemográfica y desbaratamiento demográfico-territorial de sus lugares ancestrales no puede seguir adelante. ¿Por qué mejor no dejamos a García en la punta del Huascarán, para que se diluya en la desglaciación que él mismo promueve al destruir al país*, y buscamos otro presidente...?
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* Ver: La segunda destrucción aprista del Perú