DL 1086: Frankenstein que asalta al trabajador IV

Un decreto premeditado y chapucero

Respecto de este DL 1086, hay que recordar que quien comenzó a recortar los beneficios sociales y protección al trabajador fue el dictador Fujimori. Que ello no sirvió para incorporar en planillas a empleados ni obreros lo evidenció la súbita reducción de asegurados, que de cuatro millones pasó a un millón al final del régimen.

Por otro lado, García pidió facultades para adecuar la legislación al TLC con EE. UU., ¿qué tiene que ver el TLC con el recorte de protección a los trabajadores, cuando, por el contrario, EE. UU. solicita mejores condiciones laborales?

Este DL 1086 podría haber sido un real apoyo para las pequeñas y microempresas no convirtiendo a empresas de 100 trabajadores en pequeñas, sino, por ejemplo, dando otro tipo de incentivos a los pequeños negocios, como bodegas. Por ejemplo, podría haberse tomado el área de una bodega por su dimensión (lo que implica un menor movimiento) se le podría haber exonerado de impuestos y habérsele concedido subvención para asegurar a sus trabajadores y al dueño mismo.

Otra medida para la microempresa podría haber sido, para las que recién se constituyen, exonerarlas de impuestos hasta los dos o tres primeros años, pero no recortar los beneficios a los trabajadores.

Un aspecto que denota que García sigue odiando a la clase media —en su primer gobierno prometió destruirla— es el hecho de que los servicios profesionales, como los jurídicos, contables, de publicidad, etc., sólo puedan vender servicios por honorarios, pero no puedan constituirse en micro ni en pequeñas empresas por más que sus ingresos sean irrisorios, sino que para formar una empresa siguen incluidos en el Régimen General, tan igual que una minera millonaria.

En cuanto al régimen pensionario de los trabajadores de microempresas, sujetos al régimen subvencionado, resulta extraño que además de la ONP se considere no sólo a las AFP, sino a otras entidades financieras como administradoras de esos fondos, lo cual es muestra del gran desprecio del alanismo por el trabajador. Si existen la ONP y las AFP, entidades especializadas en pensiones, ¿por qué se tiene que precarizar las jubilaciones mediante bancos o financieras, puesto que son ajenas al trabajo previsional y no preparadas para asumirlo? ¿Hay algún negociado por medio?

El hecho de haber mezclado en un solo decreto de pequeñas y microempresas aspectos laborales, pensionarios, tributarios, de personería, de financiamiento, asociatividad, etc., evidencian cierta cosificación del trabajador, pues sus derechos laborales y pensionarios se deberían haber tratado con mucho mayor cuidado y detalle en una norma separada y no ser insertados en un solo decreto, como si fuesen un simple eslabón del proceso productivo y no seres humanos.

Por último, un trabajador no se convierte en infrahumano por laborar en una empresa con menos recursos que una gran empresa. En ambos lugares sus derechos deben ser respetados. Lo más equitativo y razonable sería dar un tratamiento especial a la microempresa, para favorecer al trabajador y a la microempresa; pero, en cuanto a las pequeñas empresas, 100 trabajadores no tiene nada de pequeño. En todo caso, se podría otorgar beneficios tributarios y de simplificación a la pequeña empresa, pero no ganancias inmorales a costa del recorte de los derechos de los trabajadores, como pretende el aprista DL 1086.