Simon acepta ser nuevo jefe de gabinete


Yehude Simon Munaro, presidente regional de Lambayeque, aceptó la invitación del Presidente de la República para ocupar el cargo de Presidente del Consejo de Ministros.


En declaraciones para diversas emisoras radiales limeñas, Simon indicó que realizará esfuerzos para recuperar la fe y la confianza de la gente no solamente en el Gobierno sino en la clase política en su conjunto. "Creo que es la hora de las instituciones tutelares, es la hora que la gente sienta que se puede ser honesto, que se puede trabajar con honestidad", indicó, luego de señalar que buscará que esto sea el encuentro entre Víctor Raúl Haya de la Torres y José Carlos Mariategui.

Simon consideró fundamental la permanencia de algunos ministros, como de José Antonio García Belaunde en la Cancillería de la República y Mercedes Aráoz en el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, pues estamos a poco tiempo  de la realización del foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) y las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) con China.

"García Belaunde es fundamental en este Gabinete considerando que tenemos el encuentro de las economías, es importante Mercedes Aráoz, todo el tema del Tratado de Libre Comercio con la China. Estos dos sectores son fundamentales", aseguró. También se pronunció por la continuidad del ministro de Economía Luis Valdivieso.

Aseguró que luchará contra la corrupción y pondrá énfasis en el aspecto social en los campos de educación y salud. Asimismo, sostuvo que el tema de medio ambiente y agricultura son fundamentales.

Sobre los gremios, anunció que desea fortalecer su relación con el gobierno: "Quiero hacer una gran alianza, amistad entre los sectores de izquierda y el Gobierno y no tengo la menor duda que la gente empresarial, lo que llaman la derecha, también se va a acercar. Este es un momento que el país necesita una tregua por la situación económica caótica que vive la humanidad", aseguró.

Esperemos que Simon asuma su cargo con un sentido de equidad, pues algunas de sus posturas dejan mucho que desear sobre su preparación y visión política.

Lo dicho viene a propósito de sus declaraciones respecto de la venta de gas a Chile, criticando a Ollanta Humala y Lourdes Flores, que se oponen a vender ese recurso a ese país, “irresponsabilidad mayúscula”, dijo de ambos, “es poco cristiano buscar sacar réditos políticos con declaraciones que, posteriormente, generan un clima de confrontación en el vecino país del sur”, agregó hace unos meses.

"En este tema no hay que ser pragmáticos. Se debe destinar primero el gas natural para el consumo interno y la producción, y si luego existen reservas suficientes hay que vender este recurso a quien más (dinero) ofrezca", continuó, al tiempo que condenó a las regiones del sur por un presunto “antichilenismo” y llamó a “borrar la huella de lo que significó la guerra con Chile; Europa vivió la Segunda Guerra Mundial y nadie está odiando a nadie", aseguró Simon.

Cuando Simon se convirtió del judaísmo al catolicismo, la mayoría pensaba que era un signo de madurez, consecuencia de sus reflexiones, en la cárcel, sobre la injusticia y la justicia, pero se evidencia más bien una incoherencia lógica y ética y podría decirse falta de respeto a sus orígenes judíos y peruanos, pues aunque se haya convertido, no puede ser ajeno al sentido de justicia que comparten los principios judíos y cristianos.

Resulta sorprendente que, siendo de origen judío, se burle del holocausto que significó la Segunda Guerra Mundial, donde millones de judíos fueron exterminados; según él “nadie está odiando a nadie" y sugiere que se ha borrado la huella en Europa y que lo mismo se debe hacer con lo que significó la Guerra con Chile. Para él, recordar es odiar, parece desconocer que los judíos no sólo que son muy puntuales recordando las atrocidades, sino que difunden abundante literatura y producciones fílmicas que hagan reflexionar sobre las masacres. Además, sí hay un comprensible odio de parte de todos los cazanazis, desde que terminó la guerra hasta hoy, y buscan a los criminales de guerra, aunque sean ancianos casi centenarios.

No es cristiano borrar de la memoria colectiva los crímenes contra la humanidad, Simon ignora la Historia de la Iglesia, la cual recuerda siempre la historia de los mártires que murieron en las persecuciones desde la época de los romanos. Eso no es odiar, mantener vivas esas historias es una lección de respeto a la vida y de valentía en defensa de la fe, que se renueva cada vez que se traen a memoria, para reflexión y buena enseñanza.

Aunque los judíos asesinados no son mártires que hayan muerto defendiendo su fe, sino que murieron por el sólo hecho de ser diferentes y habérseles considerado inferiores, nadie puede condenar la conmemoración del holocausto, pues se trata también una lección de lo que no debe volver a suceder.

De igual manera, promoviendo que se “borre la huella” de lo que sucedió en la Guerra con Chile, Simon le hace el juego a los chilenos, que lejos de borrar ellos en su país la historia de la guerra, sí pretenden que el Perú olvide la historia de los crímenes y rapiña de los chilenos, historia que debemos mantener viva, con mayor razón si el enemigo no ha cambiado, sino que continúa con su expansionismo y latrocinio territorial al Perú y persiste no sólo en el recuerdo, sino en la apología de sus criminales, levantándoles monumentos y divulgando series como Epopeya. Existe una política de estado en Chile que promueve no sólo la apología constante de sus criminales, sino el desprecio por los peruanos, preparando a los chilenos para nuevas agresiones.

Se advierte que Yehude Simon se ha convertido sin comprender bien el judaísmo ni el cristianismo. Vemos más bien que es él quien es poco cristiano, pues lejos de entender que el Perú necesita garantizar su desarrollo, se apresura a tildar de “poco cristianos” a Lourdes Flores y Ollanta Humala. Así Simon, sabiendo que cada día crece en el mundo el problema energético, sataniza a quienes piensan no sólo en las reservas estratégicas para el Perú, sino que alertan ante el peligro de vender gas a Chile, que servirá para dar ganancias a Codelco, la cual trasladará fondos para el nada cristiano fin del armamentismo chileno. No sólo eso, sino que iniciar tratos comerciales de suministro de gas o electricidad convertida a partir del gas podría traernos un conflicto armado el día en que necesitemos esa energía y decidamos suspender la exportación.

Pero Simon, desdeñando el futuro del país y las fratricidas intenciones de los chilenos, se apresura a tildar de “antichilenos” a Flores y a Humala. Con sus calificativos no hace sino denigrar el patriotismo y las voces que defienden los verdaderos intereses de nuestro país.

Ser judío no significa ser apátrida, nos debemos al país en que vivimos, hecho que no deben olvidar los extranjeros residentes ni los descendientes de extranjeros. Simon debería estudiar la historia de los judíos que defendieron al Perú con las armas durante la invasión de los criminales chilenos, al igual que italianos, y que otros extranjeros se solidarizaron también con el Perú al ver la rapiña chilena. También necesita un curso acelerado de geopolítica.