Karina BetetaPrueba del polígrafo no es certera y puede ser burlada

La congresista fujimorista Karina Beteta, continúa con sus escenas de victimización para distraer sobre las acusaciones que rcientemente se revelaron sobre sus gastos de representación.

 

Resulta que justo ahora recuerda un supuesto hecho de hace seis meses y aduce que en octubre de 2018 el presidente del Congreso Daniel Salaverry le dijo palabras soeces, lo cual es negado por él.

Para el teatro también se presta la legisladora Úrsula Letona, quien da la razón a Beteta. Se presta como testigo y hasta dice que hay un vídeo. A eso, Salaverry la emplazó a mostrar el vídeo.

En el documento presentado esta mañana, Beteta acusa a Salaverry de haber infringido los artículos 22 y 23 del Reglamento del Congreso y el Código de Ética Parlamentaria y solicita una sanción por su “conducta antiética"”.

Hace algunos días, Karina Beteta imputó a Salaverry haberla maltratado verbalmente, luego de una sesión del Pleno en el 2018. Esta denuncia la hizo pública al conocerse que ella, junto con otros cinco congresistas, habrían cobrado viáticos del Congreso de forma irregular.

Salaverry explicó que ese día ella lo siguió a su despacho y dirigiéndose a él con frases “subidas de tono” lo increpó por no incluir en la agenda del Pleno el proyecto de ley sobre Agrobanco.

Ella dice que Salaverry le dijo “vete a la mierda, no me jodas”, mientras que Salaverry manifiesta que dijo a Beteta que siendo él el presidente del Congreso, le corresponde decidir qué proyectos tratar y que ella podrá hacerlo cuando presida el Congreso.

El supuesto hecho tiene características retorcidas, pues de ser cierto, ella debería haber presentado una queja de inmediato, pero pasa el tiempo y escoge una oportunidad de victimizarse cuando hay acusaciones contra ella por los gastos de representación.

Prueba del polígrafo es una prueba que no da certeza

Buscando más prensa, Beteta también propone que Salaverry se someta a la prueba del polígrafo para que se conozca ”la verdad”.

La prueba del polígrafo no es ninguna garantía para saber si alguien miente o no. Eso sólo se presenta como válido en la farándula, donde cualquiera habla con ignorancia.

Por ejemplo, uno de los casos sonados de burla al polígrafo tiene por protagonista a un defendido de la política estadounidense Hillary Clinton. Cuando, hace muchos años, era abogada defensora del violador brutal de una niña, ella carcajeó al saber que el delincuente burló al polígrafo.

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