herbert mujica 3El periodista Herbert Mujica ha estado denunciando constantemente las movidas en las contrataciones de la Dirección de Migraciones del Ministerio del Interior, el cual, con el fin de acallarlo, interpuso una denuncia contra él, la cual ha sido archivada.
 
A continuación los detalles explicados por Mujica:
 
 
Ministerio Público: NO HA LUGAR a denuncia penal contra mí
Herbert Mujica Rojas
Otra vez, como en casos pasados el pronunciamiento del Ministerio Público, resuelve (documento adjunto):
NO HA LUGAR A FORMALIZAR DENUNCIA PENAL contra Herbert Mujica Rojas como presunto autor del Delito contra la Fe Pública, FALSEDAD GENERICA, en agravio del Estado debidamente representado por el Ministerio del Interior.
Disponer el ARCHIVAMIENTO DEFINITIVO de la presente denuncia, una vez quede consentida la presente disposición.
Dejar a Salvo el Derecho del denunciante para que haga valer el mismo, en la Vía correspondiente.
En no menos de 10 oportunidades, solo, con mi abogado o para llevar documentación o solicitudes enérgicas demandando se me diera copia de los folios en que se detallaba la denuncia que nunca había leído y para responder durante larguísimas horas los interrogatorios, acudí al Ministerio Público.
Cuando los mandones se creen premunidos del divino derecho de fastidiar por quítame estas pajas a cualquier ciudadano, lo hacen y para ello instruyen a procuradores, fiscales o a quién esté a su mano y mando, para que incurran en la práctica, de cuando en vez abusiva, de abrumar a los denunciados. Si están en las altas esferas de alguna repartición pública, pagada con el dinero de los peruanos, son algo peores. 
La Superintendencia Nacional de Migraciones, a través del Ministerio del Interior, aspiraba a que le diese la razón en sus asertos que impugnaban lo consignado en mi artículo periodístico. Lo divertido es que la fuente fue la página web de Migraciones, por tanto, no podía declinar lo que era testimonio de ellos y responsabilidad pública, también de ellos. En ningún caso mía, porque lo afirmé categóricamente, cada material llevaba firma con nombre y apellido del autor.
Debo agradecer el consejo penal sabio y valiente del doctor Guillermo Olivera Díaz. Cuando la hipérbole entusiasta del interrogador alzaba el timbre de voz y el tono incriminador, el diafragma jurídico y profundo de Olivera volvía a poner calma en el tendido. A veces también lo encendía al rojo vivo como cuando anticipó una celada judicial aludiendo al cargamontón de ese momento. La fiscal, correcta dama, prefirió no continuar con las brasas encendidas en previsión a quedar chamuscada.
Lo cierto es que el periodista que denuncia con la verdad, al modo de Artigas, no teme ni ofende. Quienes destilan miedo y zahieren son los delincuentes con o sin saco y corbata.
Una vez más, rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
 
 Ver documento de archivamiento: