En varios centros de salud del ministerio de Salud (Minsa) se comprueba que se está limitando la medicación para tratar el coronavirus COVID-19, donde además hay falta de pruebas de descarte, sin las cuales se niegan a entregar la medicación a personas de condición necesitada, contradiciendo a los funcionarios del Minsa, que han declarado a la prensa que ante la ausencia de pruebas el médico puede administrar la medicación.
¿Cómo así se cambia lo dispuesto por niveles jerárquicos superiores?
El Minsa sabe muy bien que en muchas zonas no tiene suficientes pruebas de descarte de coronavirus y estando en una pandemia los médicos están autorizados a recetar sin prueba de descarte, recurriendo al diagnóstico por síntomas, que se puede complementar con otras herramientas como los rayos X o tomografías, en lo cual concuerdan los médicos con experiencia en el tratamiento de esta enfermedad.
La medicación no matará, sino la falta de medicación, pero hay médicos de los Puntos COVID que no parecen entenderlo. Esto explicaría por qué se ve un incremento de casos agravados y muertes.
Valor de la prueba
La prueba rápida tiene valor relativo, pues cuando el resultado es negativo hay un margen de error y la persona puede estar contagiada pese a la prueba negativa. De modo que una buena revisión del paciente puede tener más valor.
Pero una y otra vez se ve lo siguiente en los centros de salud, postas o Puntos COVID:
- Personas quejándose de que al día atienden a un número escaso de personas: 20, tal vez 30, cuando hay cientos que desean atenderse diariamente
- Las pruebas de descarte escasean
- No hay medicinas
- Cuando hay medicinas, médicos se niegan a entregar la medicación si no hay pruebas de descarte, desacatando lo dispuesto por las autoridades
- Entregan dosis recortadas de ivermectina. Lo recomendado es de una a dos gotas por kilo de peso por dos a tres días, según el caso, pero entregan 100 gotas, cuando la mayoría de la población pesa más de 50 kilos. Estas dosis recortadas dudosamente recuperarán al paciente, por ello aumentará el número de pacientes graves, que sin unidades de cuidados intensivos (UCI) tendrán una muerte segura.
Urge una fiscalización de estos centros de atención COVID y el abastecimiento de la medicación necesaria de inmediato.
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