Keiko Fujimori ya es cadáver político
El rechazo a la actitud de Keiko Fujimori tras la segunda vuelta de las elecciones creció y ahora llega al 80% según una encuesta realizada por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) en el Perú urbano y rural.
Como se sabe, muchos de quienes votaron por dicha excandidata no lo hicieron por su persona, sino contra lo que les parecía un gobierno comunista que podría dañar más la alicaída economía en tiempos de pandemia, según era la campaña de terror de los opositores a Pedro Castillo.
La desaprobación es todavía mayor en el Perú rural, donde el 89% rechaza el desempeño de la excandidata tras los resultados del 6 de junio, indica la encuesta publicada por La República.
Ya es cadáver político
La desaprobación aumentó en promedio11 puntos respecto de junio, indican los datos de este sondeo, lo cual prácticamente sepulta sus pretensiones electorales futuras y la convierte en un cadáver político.
No sólo el comportamiento de Fujimori tras las elecciones pesa, sino el hecho de haber sido derrotada por tercera vez. Peor aún contra Pedro Castillo, pues se desató una campaña millonaria difamándolo impunemente al presentarlo como terrorista y como una persona que expropiaría las casas y las cuentas bancarias de los peruanos, lo cual, increíblemente, algunas personas con educación superior creyeron.
Es decir, ni el miedo a Castillo, ni la millonaria propaganda, ni las portátiles para llevar gente a las manifestaciones, ni la parcialización de la gran prensa, que contribuyó, quién sabe a cambio de qué, con la campaña de terror contra Castillo, sirvieron para que esta candidata supere a su rival.
Además, ahora la ciudadanía estará al tanto de los procesos judiciales por corrupción que se siguen Keiko Fujimori, presunta cabecilla de organización criminal y a todos los involucrados a quienes la Fiscalía ha denunciado y continúa preparando el expediente definitivo para sustentar el pedido de 30 años de prisión para la “señora K”, como la conocen en el hampa judicial.
Autoritarismo
El 55% de encuestados señaló que la excandidata es autoritaria, mientras que 30% la consideró una persona democrática, 12% dijo que es muy democrática y 18% respondió que es algo democrática. Un 12% de este grupo mencionó que ella es algo autoritaria y un 44% sostuvo que es muy autoritaria.
En cuanto a las alegaciones de fraude electoral de Fujimori, la gente cree menos en ello, bajó de 31% a 24% en julio para quienes le dan alguna credibilidad en ese aspecto.
Consecuentemente, la aprobación a la excandidata también decreció y de 29% en junio pasó a 19% en julio.
La desaprobación para Fujimori es más amplia en el centro y sur, además de las zonas rurales.
En cuanto a sexo, hay solo una ligera mayor aprobación en las mujeres y en los niveles A y B además de quienes son partidarios de la derecha. Es decir, las mujeres no se sienten representadas por Keiko Fujimori.
Es en las macrozonas centro y sur donde aumentó la percepción de que Keiko es autoritaria, así como entre los hombres y las personas de 25 años a más. Esta percepción también es mayor entre quienes se identifican como de izquierda o centro. Solo en los que se sienten de derecha o votaron por ella en segunda vuelta hay una mayor percepción de que es algo o muy democrática.
En cuanto al derecho a reclamar, el porcentaje de quienes así lo consideran aumentó de 12% a 19%, pero indican que eso no afectará el resultado electoral.
Sin contar a Lima metropolitana, en hombres y en el nivel socioeconómico D/E, ha crecido la idea de que no hubo fraude en la segunda vuelta. Entre quienes se consideran de derecha, así como al interior de votantes de Fujimori, aumentó la impresión de que sí lo hubo.