Algunos sectores políticos han visto con alarma el nombramiento del General EP (r) Gustavo Bobbio Rosas en el cargo de jefe del gabinete de asesores de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), organismo que desde la semana pasada está al mando de José Luis Fernández Latorre, que tampoco goza del favor de la derecha.
¿Por qué les llama la atención ver al general Bobbio como jefe de asesores? Superficialmente, parecería que el motivo es su cercanía o amistad con Antauro Humala y grupos nacionalistas, o sus visitas al presidente Pedro Castillo.
En realidad, la respuesta ha de encontrarse en su actuación de años anteriores, cuando él estaba en servicio activo. Nos ubicamos entre los años 2001 y 2006, durante el gobierno del ahora prófugo Alejandro Toledo. En ese momento había descontento por las continuas violaciones del mar territorial peruano por parte de la armada chilena, que pese a estar usurpando nuestras aguas, ejercía autoridad y apresaba naves pesqueras peruanas, ante la mirada complaciente de la Marina de Guerra del Perú, que no sigue el ejemplo de la armada rusa, cuyos barcos de guerra en más de una ocasión han embestido a naves de EE. UU. que no acatan las señales de advertencia.
En ese entonces, el general Bobbio era Director del Instituto Geográfico Nacional, dependiente del ministerio de Defensa. En cumplimiento de su trabajo, el general Bobbio preparó un Atlas del Perú con las fronteras, con una bisectriz trazada a partir del punto Concordia. Esto causó mucho disgusto a Esteban Silva, el asesor chileno de Alejandro Toledo, quien lo convenció de la necesidad de evitar que Chile se enojase por esa bisectriz, que se basaba en el tratado de 1929. Contagiado de la ira de su controlador chileno, el acohólico Alejandro Toledo exigió al general Bobbio que quitara la bisectriz que estaba en el mapa, a lo que el general se negó, motivo por el cual lo separaron del cargo y le dieron de baja, como castigo por haber defendido los intereses del Perú.
Es importante comprender esto porque, anticipándose a una demanda en tribunales internacionales, Chile logró hacerse del control de las decisiones del Perú en su más alto nivel: en la presidencia de la República. Con esta finalidad, los chilenos —habiendo ya intimidado y asustado a los militares peruanos— obligaron a Alejandro Toledo a aceptar la supervisión diaria de toda su actuación mediante la presencia en palacio del asesor chileno Esteban Silva. Esto continuó, pero de peor manera, con el siguiente mandatario peruano, Ollanta Humala, quien, aunque no ganó las elecciones presidenciales de 2006 pese a la ayuda de la firma chilena Gildemeister, había entrado de alguna manera en un compromiso con Chile y por eso, como muestra de lealtad con el enemigo chileno, aceptó una condición aún más humillante que la de someterse a la vigilancia de un “asesor”: la inclusión de una ministra chilena (Carolina Trivelli), para que las reuniones de gabinete (que tratan temas de defensa e inteligencia) fueran de conocimiento directo de la ministra chilena, que reportaba a Santiago.
Debemos valorar la conducta digna del general Bobbio, que tiene lugar en medio de esta atmósfera de copamiento del estado peruano por parte de Chile en la antesala de la demanda presentada en La Haya. En una coyuntura en que los militares peruanos exhibían una conducta genuflexa ante el enemigo (el ejército cediendo el triángulo terrestre a Chile, y la Marina de Guerra entregando la posesión de parte de nuestro mar a Chile), sale al frente un militar que prefiere que lo boten antes que inclinar la cerviz y ceder a las exigencias de Chile, país ladrón y homicida, representado por presidentes peruanos títeres y testaferros. Por eso muchos militares de derecha, entregados de alma y cuerpo a Chile, ven con muy malos ojos al general Bobbio, que es todo lo contrario de un sirviente del enemigo destructor del Perú.
El general Bobbio fue uno de los primeros en plantear la defensa del mar peruano, que después fue seguida por otras personalidades hasta llegar a La Haya, donde de todas maneras, la mano chilena maniobró en el equipo encabezado por Allan Wagner y no incluyeron el injusto histórico de la guerra de 1879, con lo cual los jueces podrían haber valorado aspectos en favor del Perú.
Un pecado más
No solamente eso. Mientras los militares sumisos a Chile y empeñados en ganarse la amistad del enemigo chileno han puesto una estatua en honor del chileno Arturo Prat y se sienten orgullosos de haber entregado el control del triángulo terrestre e invitado a la parada militar a una delegación de Chile para que en años consecutivos pasee en Lima su bandera victoriosa, el general Bobbio públicamente ha expresado que existiendo la posibilidad de guerra con el enemigo chileno mejor armado que nosotros, el Perú respondería con una extensa guerra de guerrillas. Y no lo dijo acá en el Perú donde ningún medio de comunicación le permitiría hablar de eso; lo expresó en declaraciones a El Mostrador, de Chile, el 03-11-2005. Transcribimos preguntas y respuestas:
—¿Usted cree que Chile está en una carrera armamentista?
—Claro, ahora no sé si esta carrera armamentista sea buena para el gobierno chileno. Yo no sé si, en cambio, necesitan más escuelas, más salud para el pueblo o una mejor distribución de la riqueza o necesitan armas. En todo caso, si bien nosotros estamos desarmados, tenemos una geografía que nos apoya, tenemos una amplia masa de reservistas que han estado muchos años en guerra antisubversiva, gente (mercenarios) que está en Irak y que va a volver... Tampoco estamos tan mal en estrategas, entonces, se puede desarrollar una guerra de guerrillas.
Como le digo, Chile esta recontraarmado y el Perú no está armado. Pero creo que en este caso, no puede ser tan fácil (en caso de llegar a conflicto). Hay cosas que se están manejando en varios niveles, en el oficial y en el de reserva, que no son gente del gobierno. En consecuencia: no vamos a vender fácil nuestra tierra...
[…]
—¿Están entrenando los reservistas?
—Existe una asociación nacional de reservistas que se mantienen entrenando. No es algo ilícito, para nada, es su forma de vida. De ellos, un 50% están ideológicamente con Antauro Humala, el resto no. Es una masa de más de 300 mil hombres que está lista, que han participado en la guerra antisubversiva, en la guerra contra el Ecuador.
Estas son las razones por las que políticos, militares y periodistas alquilados a Chile aborrecen al general Gustavo Bobbio Rosas, que ojalá purgue a nuestra fuerza amada de individuos sirvientes del enemigo chileno.
La presencia del general Bobbio en Inteligencia es uno de los mejores nombramientos del gobierno del presidente Pedro Castillo.
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