La segunda destrucción aprista del Perú
alan garcia La segunda destrucción aprista del PerúMedio ambiente, exclusión, gas y entreguismo a Chile

Cuando en 1985 Alan García asumió el gobierno del Perú, tuvo que enfrentar una situación difícil, especialmente por dos factores, herencia del gobierno anterior: primero por la situación económica y la deuda externa; segundo, por la intensificación de la guerra subversiva. En descargo del gobierno de Belaúnde podríamos decir que el Fenómeno de El Niño de 1983 golpeó muy fuertemente la economía; hubo meses en que se pagaba con bonos a los empleados públicos.
 
Alan García, entonces un joven e impetuoso caudillo, durante su campaña electoral se presentaba como la solución a los problemas del país. Ya sabemos cómo terminó todo: el control de la economía se le escapó de las manos y su gobierno concluyó con una devastadora inflación. Cierto es que, en principio, Alan García pudo tener buenas intenciones o buenos proyectos; pero hasta lo que debían ser soluciones salían mal. Por ejemplo, para poner la leche al alcance del pueblo, puso leche en polvo barata a disposición de la gente, pero desgraciadamente, la corrupción del aparato estatal (alcaldes, policías, aduaneros, etc.) determinó que muy buena proporción de esos alimentos subsidiados salieran de contrabando al norte y al sur.

En cuanto a la guerra antisubversiva, el otro gran problema, a menos de un año de su gobierno (junio de 1986) se dejó llevar por sus impulsos personales o por la falta de planes y se recurrió al exterminio de presos en las cárceles. Por supuesto que eso no solucionó el problema, y creó una seria crisis política que tuvo sus efectos perniciosos (que se sienten hasta la fecha), pese a que toda la prensa —incluso algunos medios de comunicación que ahora critican la matanza de los penales— hizo lo que pudo para justificar lo sucedido. En este campo de la guerra antisubversiva, lo que sí ocurrió en el gobierno de Alan fue el inicio del trabajo efectivo policial (no militar ni de inteligencia de la fuerza armada) que simplemente continuó durante el gobierno de Alberto Fujimori1.

Como remate de esta introducción podemos mencionar la forma descarnada en que la congresista Keiko Fujimori, exigiendo mejores condiciones de detención para su padre Alberto, enrostró a Alan García haber destrozado el país; es cierto: Alberto Fujimori recibió un país en ruinas y sumido en el caos (qué hizo bien y qué hizo mal, y cómo terminó fugado igual que Alan García es algo que todos sabemos).

La segunda destrucción

En una situación paradójica propia del sistema neoliberal, la economía en orden que dejó Alejandro Toledo se ha visto favorecida por el aumento de los precios internacionales de los productos que el Perú exporta; hay gran llegada de dólares al Perú y las reservas internacionales han crecido. En fin, el Perú como estado experimenta una situación de bonanza, lo cual necesariamente no significa que la mayoría de la población pobre se beneficie; lo más que el sistema neoliberal puede hacer es que la pobreza sea más llevadera; pese a los grandes ingresos por exportaciones, los sueldos seguirán siendo bajos, puesto que eso responde a un condicionamiento cultural, heredado de la colonia, que se expresa en la filosofía del “cholo barato”, consistente en pagar lo menos que se pueda a los trabajadores2, quienes deben dar gracias a Dios que ganando el salario mínimo no se morirán de hambre inmediatamente, que gracias a ese salario mínimo se salvan de ser mendigos o delincuentes, y además se sabe que por cada persona que ocupa un mal pagado puesto de trabajo hay cien desempleados que desearían estar ahí. Esto no depende de Alan García, porque es una actitud o reacción sociocultural, profundamente enraizada en el pensamiento de la población (tanto entre los explotadores como entre los explotados, ya todos saben cuáles son las reglas del juego).

Al ser una persona que en el mejor de los casos tiene un coeficiente de inteligencia simplemente normal, cada nueva situación o coyuntura apremiante le resulta a Alan García siempre difícil de enfrentar; en su desconcierto sólo plantea propuestas que fracasan (caso FORSUR3) o amenaza. Aquí la situación ya se agrava, puesto que si a una inteligencia limitada se añade una debilidad de carácter4 y falta de control de la conducta, entramos en el reino de lo impredecible.

Adiestrado desde su juventud en el arte de la oratoria, tan apreciada en el partido aprista, Alan García tiene cierta facilidad de lenguaje que compensa sus limitaciones intelectuales; él y muchos apristas creen que lo primero es la palabra bonita, puesto que —según ellos— un buen orador tiene orden de ideas y mente organizada, cualidades necesarias para gobernar. Sin embargo, cuando las personas en vez de analizar la realidad y adecuar a ella sus acciones, hacen que la realidad se ajuste a la horma de sus pensamientos y palabras —y más que nada a la de sus palabras—, estamos ya ante una visión de la realidad contaminada por enunciados voluntaristas, irreales, arbitrarios o utópicos. El resultado es que estas personas quedan atrapadas o condicionadas por sus palabras, y en consecuencia la realidad se convierte en una entelequia ajena a su quehacer de gobernantes, que hablan y actúan en un mundo paralelo a la realidad (y distante de ella).

La minería

Llegado al poder ganando las elecciones al candidato nacionalista Ollanta Humala, respecto del cual Alan García era presentado como el mal menor, el presidente electo y su equipo de allegados deben haber realizado algún análisis de la situación, en el cual debió estar presente el aspecto económico (economía en orden, precios en alza de las materia primas, el ansiado fortalecimiento de la colonización del Perú por los chilenos, etc.). Fácilmente llegaron a la conclusión de que las cosas podían y debían mejorar promoviendo la minería, y tal fue el mensaje que el gobierno peruano hizo escuchar en el extranjero. Gracias a esa propaganda aparecieron más y más compañías extranjeras (incluso de Chile, país delincuente y enemigo del Perú) que manifestaban su interés en invertir en el Perú explotando yacimientos mineros.

El pequeño o gran problema que se presentó como obstáculo a la actividad minera fue la resistencia de los campesinos de las zonas aledañas a los sitios de explotación minera. Sus temores se pueden resumir en lo siguiente: a) contaminación del agua; b) disminución del volumen de agua; c) contaminación y deterioro del suelo; d) grave daño a la actividad agropecuaria; e) alteración del orden social y tradicional (aparición de ladrones, prostitutas5, vendedores de drogas, extorsionadores, etc., que invariablemente llegan junto con la actividad minera).

La primera reacción de Alan García fue acusar de agitadores y comunistas a los campesinos y a las organizaciones que defienden la actividad agropecuaria; los amenazó o insultó. El siguiente paso, más meditado —si se puede aplicar este adjetivo a quien sólo reacciona ante estímulos del momento—, fue el proyecto de Decreto Ley 1640, que declara la prioridad de los proyectos de explotación minera, lo cual restringe seriamente la capacidad de los campesinos para defender sus derechos. Detrás de esto hay una idea —no podríamos hablar de razonamiento— muy simple: nada debe oponerse a la minería, porque trae trabajo y riqueza al país. ¿Y los agricultores y ganaderos que van a ser afectados por la minería? ¡Pues que importa, si son gente que no entiende lo que es el progreso! ¡Ya verán ellos cómo resuelven su problema cuando se contaminen el agua y el suelo!

Nosotros no criticamos al gobierno por el gusto de hacerlo; es más, pensamos que la minería puede contribuir al progreso del país. Pero Alan García y los zombis, opas o upas que lo siguen no entienden o no perciben varias cosas: a) los campesinos andinos y los aborígenes de la selva son los dueños de la tierra y es importante consultarlos; b) el estado peruano no tiene credibilidad en el país, la gente no confía en el estado, que es pésimo en los servicios que le incumbe brindar (salud, educación y seguridad ciudadana); c) el estado peruano no está en condiciones de evaluar las consecuencias de la actividad minera en el medio ambiente (“impacto ambiental”), puesto que el organismo que podría hacerlo, el Inrena, está tan debilitado como Defensa Civil y, además, salpicado de corrupción, según se ve por casos en los que funcionarios de esa entidad se han coludido con taladores ilegales.

¿Tiene esto solución? Por supuesto. Hay en el mundo organizaciones y personas acreditadas que mediante sus estudios y análisis pueden determinar con seguridad cómo quedarán el agua y los suelos por efecto de la actividad minera. En una situación como esta, ni los campesinos ni el país en general pueden confiar en estudios o análisis de las mismas compañías mineras o del gobierno, que son una misma parte interesada. ¿Por qué conjuntamente el estado peruano y las empresas mineras no contratan auditores internacionales especializados en medio ambiente? Además, las universidades peruanas podrían participar con sus especialistas (químicos, físicos, geólogos, biólogos, sociólogos, etc.) para asegurarnos de la validez de los resultados de la auditoría y también para asimilar nuevos métodos y técnicas. Si los estudios de organismos internacionales debidamente supervisados por la parte peruana garantizan que ni el agua ni los suelos serán contaminados, y en los contratos se establecen cláusulas que aseguren —sin perjuicio de una indemnización al estado peruano y a las comunidades campesinas— la resolución o anulación del contrato con cualquier empresa minera que contamine, no habría problema en que empiecen a trabajar.

La deforestación


En gran parte como resultado de la incontrolada contaminación de la atmósfera y del suelo, ocasionada principalmente por los países industrializados, el mundo vive un dramático momento de cambios en el clima, que se manifiestan, por ejemplo, en la rápida desaparición del hielo de las grandes montañas (esto ya lo estamos sufriendo en el Perú) y en el derretimiento del Polo Norte, entre otras catástrofes del medio ambiente.

En lo que toca a los peruanos, nos corresponde, como mínimo, controlar la deforestación, lo cual exige que el estado se haga presente en los lugares donde se necesita proteger la naturaleza. Pero no, esto no lo entiende el gobierno aprista. Tenemos un déficit de por lo menos 40 000 policías, y nada se dice de la solución de este problema de seguridad pública, a pesar de que se proclama a los cuatro vientos que el estado no sabe qué hacer con tantos dólares que llegan al país por las exportaciones. Si al APRA le importara el destino del Perú, debería detener la tala de árboles en costa, sierra y selva; y para eso se necesitan policías destinados a la vigilancia forestal, los cuales no tienen cuando aparecer. Además, este asunto no es sólo represivo sino de educación. Ejemplos: a) ¿por qué se sigue tolerando la proliferación de restaurantes que venden pollos a la brasa que utilizan carbón vegetal, negro testimonio de la muerte de muchos árboles?6; b) ¿por qué se sigue tolerando las yunsas o tumbamontes?, ¿por qué no se enseña desde las escuelas que derribar árboles es malo?

El agua

En selva, sierra y costa avanza incontenible la contaminación del agua. En la selva por las empresas petroleras, en la sierra por las empresas mineras y en la costa por una combinación de factores (el agua que llega a Lima de la sierra ya viene contaminada por los relaves mineros). Añadamos a esto que ni de lejos se piensa en someter a tratamiento las aguas servidas (de los desagües), que en vez de procesarse adecuadamente para reutilizarlas, simplemente van al mar, a ríos o lagos, contaminando todo. ¿No es ya tiempo de enfrentar estos problemas del agua?

Lamentablemente, el voto popular ha elegido como presidente del Perú a alguien que tiene como destino supremo servir a Chile. En el tema que nos atañe, el medio ambiente, hay una cosa muy clara: la deforestación, por ejemplo, es resultado de la pobreza y de la falta de educación. Siendo así, en la costa norte se debería no sólo poner policías para cuidar los bosques que aún quedan sino además vender gas subsidiado, para que la gente deje de derribar árboles. Y en la sierra, en las punas, se debería dar gas gratis para que los campesinos indigentes no mueran de frío. Pero el gobierno aprista no hace eso, no le interesa proteger el medio ambiente ni la vida de los peruanos; lo que le importa es proporcionar gas a Chile, tal como Alan García ofreció públicamente a los chilenos. En el gobierno del APRA, el gas que tenemos en el Perú va a beneficiar a Chile, país delincuente y enemigo; que los peruanos deforesten o se mueran de frío7 es algo que tiene sin cuidado a Alan García.

Ahora, cuando ya ha empezado la construcción de carreteras interoceánicas, ¿qué medidas preventivas se están tomando para anticiparse al surgimiento desordenado de poblaciones y a la tala masiva de árboles? Sólo en un país en el que reinan la corrupción y el desorden pueden ocurrir estas cosas.

Si el saldo del primer gobierno de Alan García fueron la ruina económica y el caos político y social, como van las cosas su segundo gobierno será recordado como el del entreguismo a Chile y la destrucción del medio ambiente.
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1 El Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) que capturó a Abimael Guzmán se formó en la fase final del gobierno de Alan García. La efectividad de sus métodos permite asegurar que si en vez de Alberto Fujimori salía elegido otro presidente, igual los policías iban a obtener los resultados buscados. Que no nos vengan entonces con el cuento de que el gobierno fujimorista acabó con el terrorismo; simplemente heredó un trabajo policial bien organizado en el gobierno anterior, de la misma manera en que Alan García recibió de Alejandro Toledo un país con la economía en orden.

2 A los entusiastas de la precarización del empleo agudizada en el gobierno de Alberto Fujimori que permite estos abusos, ni por asomo les entra en las entendederas que la gente que gana más puede comprar más, y que esa capacidad de compra es un estímulo para la economía, por aumento del consumo.

3 Organismo creado para coordinar la reconstrucción de las ciudades de Ica y Lima afectadas en el mes de agosto de este año. Ahora el FORSUR anda a la deriva, con gente del sector privado que paulatinamente ha ido renunciando. Además hay allí un presidente regional (el de Ica), que en un involuntario arranque de honestidad reconoció no estar capacitado para hacerse cargo de la reconstrucción (dijo algo así como que por un principio de subsidiariedad él dejaba que el gobierno central tomara iniciativas), pero sí estuvo bien capacitado para botar de su cargo a Brescia Chalco, honesta funcionaria del gobierno regional iqueño que se negó a firmar un contrato con costos inflados.

4 Alan García es débil de carácter en la medida en que para él es difícil controlar sus impulsos; sus asesores son menos que él y de ellos no podemos esperar que puedan hacerle ver bien la realidad a su jefe o hacerle cambiar de opinión cuando sea necesario.

5 En muchos casos las muchachas del lugar son prostituidas para que “trabajen” en el lugar o las envían a otros lugares. Los macrós están bien organizados e incluso tienen capacidad de cabildeo en el Congreso; recordemos, si no, el proyecto de ley empujado desde la sombra por los proxenetas organizados, que pretendía rebajar a 14 años la edad de consentimiento a relaciones sexuales de las menores de edad, lo cual les hubiera dejado con amplia libertad de prostituir a las adolescentes sin ninguna molestia (actualmente lo hacen de todas maneras pero clandestinamente y coimeando, pero ellos necesitan “libertad de empresa”).

6 Hace años se ha visto que los hornos eléctricos son una buena alternativa a la leña o al carbón vegetal. Los gustos, sabores y antojitos no tienen prioridad; lo primero es proteger a la naturaleza para que ella nos proteja y podamos vivir mejor.

7 Este año unos 45 ancianos morirán de frío en asilos de la ciudad del Cusco, capital de la región productora del gas de Camisea. Lo que pasa es que tienen la mala suerte de ser peruanos, si fueran chilenos ya Alan García les hubiera puesto gas. Ver: 50 ancianos mueren al año por frío en Centro Gerontológico
 
http://www.diarioelsoldecusco.com/paglocales5.htm

En Lima el 14-10-2007 a las 16:16 h.

Diario El Sol del Cusco


Noticias Locales


Según informe desde el Congreso de la República
50 ancianos mueren al año por frío en Centro Gerontológico
 

Un informe que llegó desde el Congreso de la República a fin de promover una causa noble con las personas de la tercera edad del Cusco, precisó que son 40 a 50 los ancianos que mueren al año por frío en el Centro Gerontológico del Cusco.
Se trata del parlamentario Víctor Mayorga Miranda, quien respalda la causa de adquirir un sistema de calefacción a gas para el Centro Gerontológico del Cusco y que este informe de 50 muertes de ancianos al año, no puede continuar.
El spot que se viene lanzando señala literalmente: «En el Centro Gerontológico de Cusco «San Francisco» cada año mueren entre 40 y 50 ancianos por el frío. Ante este hecho el objetivo es implementar un sistema de calefacción a Gas, para ello presentamos el Eco Humanismo Rotario realizado por Rotary Club Inka Cusco el cual ofrece a DANZA NUESTRA el mejor espectáculo de Ballet del Perú»
Se señala que todos los fondos recaudados serán destinados al Centro Gerontológico de Cusco «San Francisco».
Al consultar a la Beneficencia Pública sobre las muertes de 40 a 50 ancianos en ese Centro Gerontológico, ésta institución simplemente guarda un silencio total.