Rodríguez Cuadros: Ollanta traerá paz social al país

En un momento de definiciones con miras a la segunda vuelta del 5 de junio, el embajador Manuel Rodríguez Cuadros, ex candidato de Fuerza Social a la Presidencia, expresa en la presente entrevista sus coincidencias con la candidatura de Ollanta Humala y Gana Perú.

 

—¿Cuáles son sus reflexiones sobre la primera  vuelta electoral?
—El electorado ha demostrado su hartazgo de una política económica que no redistribuye adecuadamente el crecimiento y hace que cada día aumente la riqueza de quienes tienen más y empeore o no mejore lo suficiente la situación de las familias pobres, o de las emergentes clases medias. En el Perú, por una política económica errada —que excluye la variable del desarrollo social—, el crecimiento está reproduciendo la desigualdad.

—¿Alguno de los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta representa un verdadero peligro para la estabilidad democrática, la independencia del sistema de Justicia y el equilibrio de poderes?
—Es evidente que el Fujimorismo en el Perú significó la ruptura del orden constitucional, la disolución de la división de poderes, el sometimiento del Poder Judicial al servicio del Poder Ejecutivo y del sistema de corrupción institucionalizado que se instaló. También, afectó gravemente la libertad de expresión mediante la corrupción; y significó una violación generalizada y sistemática de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Yo propuse y negocié la Carta Democrática Interamericana, al inicio de la gestión de restauración democrática de Valentín Paniagua, justamente como reacción a esta situación y como una iniciativa que evite en el futuro en la región golpes de Estado o alteraciones graves a la institucionalidad democrática, como la que se instaló en el Perú a partir del 5 de abril de 1992.

Creo que el pueblo peruano ha demostrado que tiene una “autonomía electoral”, que sabe imponerse a las estrategias del miedo y el terror político. Lo demostró con el triunfo de Susana Villarán. Y ahora con Ollanta Humala.



—¿Cómo explicar que la “campaña del miedo”, muy similar a la que hubo durante las elecciones municipales contra la actual alcaldesa de Lima, Susana Villarán, y que ahora enfrenta el candidato Ollanta Humala, lo favoreciera poniéndolo en un primer lugar con más del 30% de votos?
—Creo que el pueblo peruano ha demostrado que tiene una “autonomía electoral”, que sabe imponerse a las estrategias del miedo y el terror político. Lo demostró con el triunfo de Susana Villarán. Y ahora con Ollanta Humala. Sin embargo, no hay que minimizar por ello la estrategia del miedo. Hay que enfrentarla democráticamente, explicando la realidad al elector, actuando con transparencia, veracidad y valores democráticos. Las campañas del miedo no fracasan solas, se les derrota.

—¿Qué opinión le merece la posibilidad que el presidente Alan García o un eventual gobierno de Keiko Fujimori liberen al sentenciado Alberto Fujimori?
—Como intencionalidad política me parece inaceptable desde un punto de vista ético y contraria a los valores de la justicia que son parte de una sociedad democrática. Para el Perú sería el suicidio de su conciencia ética, moral e histórica. Un drama nacional.

Como factibilidad jurídica me parece inviable. Jurídicamente no es posible indultarlo. El indulto y la amnistía no proceden conforme a las disposiciones de la Convención Interamericana de derechos humanos y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, que son leyes internas con rango constitucional. No es posible, conforme a la propia Constitución, que en materia de derechos humanos se interpreta en conformidad a dichos instrumentos internacionales. La jurisprudencia de la Corte y los precedentes del Comité de derechos humanos son claros y no dejan dudas interpretativas. Jurídicamente la liberación de un sentenciado por delitos de lesa humanidad, antes que cumpla su condena, no es posible.

El embajador Manuel Rodríguez Cuadros ha decidido tomar partido. El pueblo no se dejó asustar y votó por Susana Villarán y por Ollanta Humala.

—Los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta plantean, en sus respectivos planes de gobierno, una modificación parcial o total de la Constitución. Teniendo en cuenta que el próximo Congreso estará fragmentado en 6 agrupaciones políticas ¿Cree usted que se podrán realizar estos cambios sin tener que llegar a una situación similar a la del 5 de abril del año 1992?
—Ningún cambio justifica el golpe militar o la alteración grave de la institucionalidad democrática. Ese sería un pensamiento antidemocrático, golpista, dictatorial. La Carta Democrática Interamericana prevé una acción colectiva de defensa de la democracia en ambos casos. El cambio constitucional —que a mi juicio es imperativo e indispensable para asegurar el crecimiento económico, promover la equidad social y fortalecer la institucionalidad democrática– debe hacerse aplicando las normas de la actual Constitución. A mi juicio la vía prioritaria es la contemplada en el art. 206, la reforma a través de dos legislaturas con mayoría calificada y, si no hay condiciones políticas para ello, la aprobación de la constitución reformada en una legislatura, por mayoría simple, y el sometimiento inmediato del texto a un referéndum para su aprobación por el pueblo peruano.

—Los voceros del fujimorismo han reafirmando que, de llegar al gobierno, reimplantarían la pena de muerte ¿Cuáles serían las consecuencias?
—La pena de muerte es contraria a los valores de una sociedad democrática. Tampoco disminuye los delitos graves. La cadena perpetua efectiva es su alternativa. denunciar la Convención Interamericana de derechos humanos para instaurarla, sería un acto de barbarie democrática. Significaría quitarle a 30 millones de peruanos la garantía de respeto y realización de sus derechos, para que el Estado pueda matar a los delincuentes agravados. La Corte es una garantía adicional a la justicia interna que tenemos todos los peruanos y peruanas para que se respeten nuestros derechos. Además, una iniciativa así convertiría al Perú en un país paria internacionalmente. Es inviable.

—¿Para usted cual de los dos candidatos garantizaría una lucha frontal contra la corrupción?
—El Fujimorismo como experiencia de gobierno, durante 10 años, instauró en el Estado y la sociedad un sistema institucionalizado de corrupción sin precedentes en la historia nacional. Hay cerca de 80 funcionarios de la época que purgan condenas. En el otro platillo de la balanza, Ollanta Humala ha establecido un compromiso de lucha contra la corrupción. Lo democrático es otorgar a ese compromiso un acto de confianza de buena fe.

—¿Qué opina del “Pacto por el Perú”, documento propuesto por el ex candidato de Alianza por el Gran Cambio, Pedro Pablo Kuczysnki y firmado por Keiko Fujimori?
—El llamado Pacto por el Perú es, en esencia, una defensa dogmática del actual orden constitucional que limita la democracia, el desarrollo económico y el respeto a los derechos humanos. El Perú no quiere ese orden, que a la larga afectaría el crecimiento haciéndolo falaz.

Por el contrario un Plan del Perú, abierto y de consenso nacional, con el título que acuñó al inicio de la República Manuel Lorenzo Vidaurre, debería partir de un consenso básico y nacional sobre las indispensables reformas constitucionales. Entre las cuales —para alejar fantasmas de una vez por todas— se debería prohibir la reelección totalmente, aun la reelección no inmediata.

—¿Por qué cree usted que las empresas dedicadas a la extracción de recursos no renovables y que vienen obteniendo grandes dividendos al año, deberían pagar un impuesto a las sobreganancias? ¿Este impuesto sería contrario a la Constitución, tal como lo señalan algunos analistas?
—No. No es contrario a la Constitución actual. Si es unilateral, sería contrario a los acuerdos de estabilidad que la Constitución ampara. Pero estos pueden ser negociados. Y allí no se infringe norma alguna. En la campaña propuse —por una razón de estabilidad jurídica, que hay que preservar— una fórmula alternativa: aumentar en 5% el impuesto a la renta a las mineras. Pero, que hay que aumentar los ingresos fiscales de la minería es algo que hay que hacer de todas maneras. Es un objetivo nacional. Con ello se debe financiar parte de los programas sociales. ¿Por qué hacerlo? Porque es justo. Es injusto que ante ganancias inmensas no previstas en los contratos originales, sólo las empresas se beneficien y no el Estado y el pueblo peruano. Esto no afectará la inversión. Yo creo que dará más seguridad a la minería.

—¿Los empresarios extranjeros, que han invertido millones de dólares en nuestro país, se irían en caso fuera elegido alguno de los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta?
—Creo que con ninguno de los dos se irán. Ninguna fuerza política plantea en el Perú escenarios para que huya el capital extranjero. La empresa de riesgos Moody’s ya lo ha dicho con todas sus letras. Creo que un gobierno que, además de mantener la disciplina macroeconómica y el crecimiento por encima del 6%, afronte la reforma del Estado y la transformación social para crear más equidad social, será un gobierno que dé más estabilidad a la economía y por ende a las inversiones nacionales y extranjeras. Si Ollanta Humala logra esto sería un gobierno que garantice el cambio con estabilidad.

—¿Por qué afirmar que el crecimiento económico no estaría beneficiando a todos los peruanos por igual, es ser un antisistema? ¿Podría implantarse en el Perú un verdadero modelo social de libre mercado?
—El antisistema es propiciar la dictadura frente a la democracia. Darle a la economía un indispensable componente social y hacer las reformas pendientes, es algo que piden ahora desde el BID, hasta el Banco mundial o la ONU. A nadie en el mundo se le ocurre propiciar el estatismo en la economía. En Cuba hay un proceso contrario. Eso no significa soslayar la necesidad de fortalecer el papel del Estado en la economía de mercado, como se hace en Chile, Brasil, Francia o Estados Unidos. Estamos en un proceso de sustitución del neoliberalismo por el neokeynesianismo. Y el Perú no puede ni debe ser una isla. Lo otro es pura ideología abusiva.

—¿Cuál de los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta podría devolverle la paz social al Perú resolviendo los conflictos sociales que actualmente se registran en el interior del país?

Para el entrevistado, Keiko Fujimori representa la corrupción del fujimorato.


—Es evidente que dentro de una confluencia nacional y democrática, comprometida con la transformación social y la evolución positiva de Gana Perú para actualizar y modificar algunos aspectos de su plan de gobierno en esa dirección, es la candidatura de Ollanta Humala. En torno a ella, con los ajustes programáticos necesarios, deberían confluir todos los sectores democráticos del país, más allá de la dicotomía izquierda-derecha.


Las medidas más urgentes

—¿Cuáles deberían ser las medidas que debería realizar el próximo gobierno en sus primeros 100
días de gestión?

1. Aumentar el salario mínimo

2. Iniciar el proceso de reforma constitucional para prohibir monopolios y abrir opciones de un trato más favorable a los empresarios nacionales.

3. Concertar con los empresarios peruanos un plan nacional de industrialización

4. Iniciar la transformación tecnológica y social en la agricultura de la sierra.

5. Iniciar la nueva generación de programas sociales y desarrollo social, entre ellos, la pensión no contributiva para los mayores de 65 años y restablecer a las viudas el 100 % de sus pensiones; desnutrición cero, analfabetismo cero y programas focales de lucha contra la pobreza en las zonas rurales y urbanas con mayor pobreza extrema.

6. Conformar comisiones nacionales para la reforma de la Educación y la salud.


Fuerza Social debe sumarse

—Como ex candidato presidencial de la fuerza política que en las pasadas elecciones municipales ganó la Alcaldía Provincial de Lima, ¿votaría por Keiko Fujimori? ¿La agrupación política a la que representa apoyaría a la candidata del Fujimorismo?

—Esto corresponde responder a la dirigencia de Fuerza Social. Yo no tengo la representación de Fuerza Social, pero mi candidatura fue una candidatura de izquierda democrática, moderna y nacional. Personalmente, pienso que Fuerza Social es una opción de izquierda democrática y que lo lógico y lo coherente, sería que actúe en consecuencia. Ya Vladimirto Huaroc, en representación de los movimientos regionales que la integran y otros movimientos del interior del país ha hecho pública su decisión de confluir con Gana Perú, apoyar a Ollanta Humala, en una amplia movilización nacional para la segunda vuelta.

—¿Cuál es la evaluación que usted tiene sobre la participación de Fuerza Social en las elecciones generales 2011 y si el hecho de haber perdido su inscripción ante el Jurado Nacional de Elecciones la obligaría a realizar un proceso de “reingeniería política”?
—Yo deseo que se recomponga, que logre la reinscripción y que persista en un espacio democrático y moderno de la izquierda y la centro izquierda, con vocación de confluencia y unidad con todos los sectores democráticos, nacionales, defensores de las libertades, la democracia, los derechos humanos, la transformación social del país, y el desarrollo económico con inclusión.


Andrés Galindo
Colaborador

(1) El embajador Manuel Rodríguez Cuadros ha decidido tomar partido. (2) El pueblo no se dejó asustar y votó por Susana Villarán y por Ollanta Humala. (3) Para el entrevistado, Keiko Fujimori representa la corrupción del fujimorato.

Creo que el pueblo peruano ha demostrado que tiene una “autonomía electoral”, que sabe imponerse a las estrategias del miedo y el terror político. Lo demostró con el triunfo de Susana Villarán. Y ahora con Ollanta Humala.