Hernán de la Cruz Enciso (*)

Dirigente es opositor del proyecto Las Bambas. Apurímac se prepara para el paro del 30 de setiembre

Conmoción en Apurímac. En la comunidad de Pamputa, distrito de Coyllurqui (Cotabambas), han asesinado a la esposa e hijo de cinco años del presidente de la Asociación de Mineros Artesanales Los Apus de Chunta, Carmelo Hanco.

Los cadáveres fueron encontrados el día miércoles por el mismo dirigente, al regresar de Abancay donde estuvo realizando gestiones para la formalización de la asociación.

Según trascendió, el móvil habría sido el robo. Pero resulta que el presidente de los mineros no es un potentado, es un comunero minero que no tiene recursos. Las sospechas apuntan más bien al gobierno de Ollanta Humala, en vista de que se acerca el paro nacional de mineros artesanales del 30 de setiembre. Porque el día de ayer, jueves 19 de setiembre, al abogado de los mineros le advirtieron en Abancay que así terminarían “todos los mineros”. Fue desde una camioneta polarizada de la policía. ¿Se trata de una banda paramilitar creada al estilo Fujimori, que mataba dirigentes en asaltos y en “accidentes”? Si es así, Humala terminará peor que Fujimori, en la cárcel y enterrando su apellido.

La otra sospecha recae en la empresa Xstrata, que viene presionando a las autoridades para que encarcelen a los dirigentes de la comunidad. El presidente de los mineros fue también presidente de la comunidad, y ante el abuso de la transnacional, en uso de sus derechos decidió organizar a su comunidad para trabajar en la minería artesanal.

Esperamos una rápida respuesta del gobierno y la intervención de las entidades internacionales de derechos humanos. De otro modo, con este crimen habremos abierto un nuevo capítulo en la historia de Apurímac.

El mensaje que enviamos a los mineros del país desde la FERMAPA, es el siguiente: Han asesinado a la familia de un dirigente minero, que es un ataque a toda la familia de mineros del país. Pueden matarnos a los dirigentes si quieren, pero no podrán matar nuestro sueño, el sueño de medio millón de peruanos, de formalizarnos en condiciones de dignidad y recuperar nuestros recursos para los peruanos.

MINERIA ARTESANAL EN PAMPUTA

Seguramente hay muchas leyendas acerca del origen del nombre de la comunidad de Pamputa. Nosotros acudiremos a la ayuda del diccionario kechwa porque Pamputa, primero como ayllu, luego como hacienda y finalmente como comunidad, es un pueblo antiguo. La palabra “Pamputa” en kechwa-chanka significa “Camino Grande”. Basamos nuestra teoría en dos argumentos básicos: 1) Todos los pueblos y los accidentes geográficos de la zona tienen origen kechwa-chanka. Ñahuinlla (Ojo de Agua), Yuraqrumi (Roca Blanca o Piedra Blanca), Patarcancha (Corral de la Loma), Apu Chunta (Cerro Macizo), etc. 2) Durante el Tawantisuyu el camino auxiliar (Camino Grande) de Cusco a Chinchaysuyu, que pasaba por Cotabambas y Yuraqrumi, atravesaba el corazón de la ahora comunidad de Pamputa, hasta el tambo de Progreso. De allí seguía su curso a la costa.

AYLLU

La población era eminentemente ganadera, minero artesanal y agrícola, con pequeños caseríos diseminados en la llanura. En el Incanato se criaba alpaca y llama; y en la agricultura se desarrolló el cultivo de la papa y la huaña con técnicas propias, especialmente con chakitaclla, que se mantiene hasta la fecha. Tanto en el Incanato como en el Vireinato hubo minería artesanal en Pamputa. Hay socavones de oro visibles en Apu Chunta de considerable profundidad, así como restos de campamentos mineros en varios puntos. En el Virreinato se introduce el ganado vacuno, equino y ovino.

HACIENDA

Las haciendas son herencia de las encomiendas españolas. Estamos hablando de la Colonia. El rey, o su representante el virrey, entregaba territorios con cosas y personas a un determinado encomendero español. Este encomendero hacía trabajar a la gente, en la agricultura, minería o la ganadería, y pagaba tributos al rey según su producción. Con la llegada de San Martín desde Argentina y Bolívar desde Venezuela las cosas cambiaron en algo. Nace la República peruana, con los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, siguiendo el modelo de la Revolución Francesa. Los territorios, las cosas y las personas pasaron a ser parte del Estado. El gobernante debía ser elegido por el pueblo, aunque en un principio sólo podían votar los varones que sabían leer. Las mujeres y los analfabetos no participaban en las elecciones. Es decir, nadie votaba en Pamputa.

En este tiempo se acaban las encomiendas pero nacen las haciendas. Alguien con influencias y dinero podía comprar extensos territorios, donde hacía trabajar, mataba, violaba y no pasaba nada. Eso cambió en los comienzos del siglo XX. Los pobladores de cierto territorio sólo pagaban por herbaje al hacendado y servían al patrón en la hacienda como pongo cada cierto tiempo.

Pamputa también pasó por este proceso traumático de la historia peruana. Lo más cercano que se conoce es a los Montesinos. Los comuneros de Pamputa entregaron su título de propiedad a esta familia para que esté guardado en un lugar seguro, pero los Montesinos escondieron el título y aparecieron como legítimos dueños de todo el territorio de esta comunidad. Esta familia dominaba buena parte del distrito de Qoyllurqui a punta de balazos. Disponía de un grupo armado para controlar mejor su hacienda. Con el pretexto de herbaje, el hacendado subía de la quebrada y se llevaba los mejores toros, caballos y carneros, a veces a las jóvenes más bonitas. Esta situación cambió después del incidente en que los Montesinos mataron al hijo de Miguel Grau. Los Montesinos fueron considerados abigeos y puestos fuera de ley, y terminaron, por un lado arrinconados por el Estado y por el otro, se mataron entre ellos. Pero los territorios quedaron en manos de otros hacendados, o aprendices de hacendados, y finalmente volvieron a manos de los propios comuneros durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado. En este tiempo algunos mineros seguían trabajando en minería artesanal, en la extracción del oro.

COMUNIDAD

La Comunidad Campesina de Pamputa, inserta en el marco de la Ley de Comunidades Campesinas, fue reconocida ante el Ministerio de Agricultura mediante Resolución Directoral N° 250- 99-DRA- CTAR-C, de fecha 01 de setiembre de 1999, con personería jurídica inscrita en la Ficha N° 454 del Registro de Personas Jurídicas de la Oficina Registral de Apurímac. El área titulada a la comunidad es de cuatro mil seiscientos noventa hectáreas.

XSTRATA

Pamputa nuevamente hacienda, ahora de las transnacionales, cuando los comuneros ya no sirven al amo por miedo a las balas o al azote, sino van voluntariamente a servirlos por una paga miserable. Cuando el hacendado ya no viene montado en caballo, ni siquiera aparece el hacendado, sino sólo sus empleados, muchos de ellos peruanos, ahora en camionetas. Cuando el hacendado ya no se cree, sin serlo, dueño del suelo, sino también dueño del subsuelo y de las personas, supuestamente con derechos para reubicar o desaparecer pueblos, ríos y lagunas. Xstrata ingresa a Las Bambas con el gobierno de Toledo a pesar de la férrea oposición de los comuneros. Pero fue Alan García el que, después de la aprobación de un Estudio de Impacto Ambiental fraudulento, firmó el contrato ley que da garantías a esta transnacional. De este modo el Estado peruano renunció a una de sus facultades: administrar su territorio. Entregaron la concesión en subasta sin tomar en cuenta a los mineros artesanales comuneros que, por derecho consuetudinario, venían trabajando desde siempre.

Xstrata se posicionó en la zona con engaños. Ofreció de todo: trabajo y obras. En un territorio históricamente olvidado por el Estado, las promesas de Xstrata calaron hondo. Por primera vez alguien les hablaba de trabajo. Por primera vez alguien les hablaba de obras. Pues, naturalmente, muchos de los comuneros aceptaron a la empresa. Y, por supuesto, hubo trabajo (mejor dicho, cachuelos) y obras (diríamos, obritas) por un tiempo breve. Al principio, construyeron la piscigranja, pero este proyecto no prosperó porque la trucha, por los componentes químicos del agua, se demoraba en ser comerciable más del tiempo necesario, y no era rentable. Instalaron ganadería, con pastos mejorados pero no prosperó porque el terreno no es apropiado. Instalaron un taller de carpintería, pero adónde vender los productos si Xstrata no compra nada a los comuneros (ni el ganado de los comuneros, ni el chuño que producen). A medida que el proyecto avanzaba, comenzó a dar trabajo solo a unos cuantos comuneros, principalmente jóvenes o líderes. Después casi a nadie. Iba sacando a los comuneros del trabajo con un sinnúmero de pretextos.

MINERIA ARTESANAL

Entonces sucede lo inevitable: los comuneros, a falta de trabajo y ante el fracaso de todos los proyectos de Xstrata, deciden regresar a las vetas abandonadas de sus ancestros y empiezan a extraer minerales. Se organizan como asociación, todos los comuneros sin excepción. Pero no sólo trabajan los comuneros de Pamputa. Aprueban en asamblea que también trabajen los comuneros calificados de nueve comunidades vecinas, entre ellas Sorcco, Ñahuinlla y Patarcancha.

En el 2011, acogiéndose al Plan Nacional de Formalización, la Asociación de Mineros Artesanales Los Apus de Chunta solicita formalizarse ante la Dirección Regional de Energía y Minas. En setiembre de ese año los dirigentes de los mineros artesanales afiliados a la FERMAPA nos reunimos en Palacio de Gobierno con tres viceministros, entre ellos la de Minas, Susana Vilca, y Ambiente, De Echave. Se firma un acta en Palacio para que el Ministerio de Energía y Minas nacional y regional, Apogore e Ingemmet se trasladen a los principales asentamientos mineros pertenecientes a FERMAPA para su reconocimiento, para que sean considerados en el Plan Nacional para la Formalización de la Minería Artesanal. La visita al asentamiento minero de Pamputa se realizó en noviembre y culminó con el levantamiento geo referencial e informe de Apogore, Ingemmet y el Ministerio de Energía y Minas. (Ver fotos) El trabajo también se hace en otros asentamientos de comuneros mineros de Las Bambas como Chicñawi, Récord Cconccacca y Progreso, comunidad que practica la minería artesanal como única actividad permanente, dándose el caso de que en esa comunidad minera nació la cantante criolla Chabuca Granda. Aquí también Toledo y Alan García no solucionaron el problema de los mineros comuneros antes de entregar la zona a Xstrata.

El Ministerio de Energía y Minas regional y los mineros artesanales empiezan a trabajar para la formalización.

CAMBIO DE POLITICAS DE ESTADO

Sin embargo, el régimen de Ollanta Humala echa al tacho el Plan Nacional para la Formalización y en el 2012 saca un paquete de decretos legislativos supuestamente para formalizar. Se habla de bombardear asentimientos mineros, encarcelar a mineros ilegales, echando en el mismo tacho a los mineros comuneros. Asimismo desconoce todo lo avanzado en materia de formalización.

Según la nueva ley, la formalización empieza con la presentación de las Declaraciones de Compromisos. En Apurímac presentaron este documento alrededor de 7,700 mineros artesanales, con el único objetivo de formalizarse. Xstrata, basándose en mentiras, en un informe refrendado por el Ministerio de Energía y Minas (oficio número 970-2012-MEM-DGM) dice que los mineros de Apu Chunta ingresaron al cerro recién en junio del 2012, esto con el fin de dejarlos fuera de formalización (la ley decía que sólo entraban en formalización los mineros que estaban en los cerros hasta mediados de junio; después se amplió con las marchas a Abancay hasta 3 de diciembre), y pidió la cancelación de las Declaraciones de Compromisos. Nunca dijo que los comuneros de Pamputa se dedican a esa actividad desde sus ancestros. En el informe de Xstrata a Energía y Minas dice también que no firmará contratos ni convenios con ningún minero que esté en su concesión.

Como respuesta, la FERMAPA pidió, con un oficio remitido a Energía y Minas, que se revise el Estudio de Impacto Ambiental de Xstrata (que no contó con la aprobación de algunas comunidades de la zona de impacto, entre ellas Ñahuinlla) y finalmente la anulación del Contrato Ley que firmó el Estado peruano con Xstrata. Cabe precisar que el Estudio de Factibilidad del Proyecto Las Bambas fue firmado el 15 de julio del 2011 y, con la rapidez del rayo, 72 horas después, o sea el 20 de julio del 2011 (una semana antes de que Alan García se vaya de Palacio) fue firmado este Contrato Ley, saltándose a la torera todos los trámites legales. La comunidad de Pamputa decide llevar este caso a los tribunales internacionales. Mientras tanto, las comunidades de Las Bambas piden que los pasos para la formalización se congelen y acuerdan no firmar ninguna autorización de suelos para la ejecución del megaproyecto. Además la Asociación Los Apus de Chunta entrega el informe geo referencial de Ingemmet del año anterior a Energía y Minas y, paralelamente, salen a las calles miles de comuneros de Cotabambas y Grau. El gobierno regional, haciendo prevalecer el Decreto Legislativo 1105, que indica que todos los mineros que se encuentran trabajando hasta ese momento deben entrar a la formalización, se compromete a respetar las declaraciones de todos los mineros de Apurímac.

El segundo paso era la presentación del Instrumento de Gestión Ambiental Correctivo (IGAC). Aquí se produjo el primer cuello de botella: los plazos eran cortos y todavía no había en la región los técnicos que se necesitaban para realizar tantos estudios en Apurímac, alrededor de 62 asociaciones de mineros artesanales. La Asociación de Pamputa fue una de las primeras en presentar el documento en el gobierno regional. Pero este documento choca con un nuevo requisito que saca el gobierno ya sobre la marcha: contrato o acuerdo con el concesionario como requisito para tener IGAC. Otro cuello de botella: el concesionario decide si da o no el contrato. Nadie le puede obligar, y el Estado RENUNCIA, en cuanto representante de la Nación, a su derecho de velar por su propiedad: el subsuelo. Debemos aclarar que el concesionario no es propietario ni del suelo, ni de los minerales que se encuentran en el subsuelo, que son de la Nación. La comunidad de Pamputa, en cuanto propietaria del suelo, decide solucionar este impase directamente con el Estado, propietario del subsuelo. Los intentos de diálogo con el Estado no tienen fruto, porque por encima de la Constitución, Xstrata decide sobre la concesión. Ya no hay Estado peruano en dos provincias de Apurímac, limitándose a la administración de algunos recursos vía instituciones. Incluso Xstrata se cree con derecho de hacer obras, no con su dinero sino con el dinero de los cerros, supliendo al Estado como en los territorios liberados. Por último, la asociación solicita a través del gobierno regional de Apurímac diálogo a Xstrata. Esta empresa no responde.

Hasta que se produce el paro del 20 de agosto de este año, en vista de que, según la nueva legislación, desde el 5 de setiembre el 99% de mineros de Apurímac se quedaban fuera de la formalización, pues los concesionarios, aprovechando la renuncia del Estado a sus obligaciones, comenzaron a actuar en forma abusiva, incluso por encima de los propietarios del suelos, los comuneros campesinos. El modelo de “acuerdo o contrato de explotación”, que es parte del Decreto Legislativo 1105, señala que “el operador minero (o minero artesanal) dará en contraprestación por la autorización de explotación (puede ser un porcentaje de la producción u otro concepto conforme acuerden las partes) a favor del titular minero”. Dice "producción", no dice ganancia.

¿Qué sucederá si el concesionario firma el contrato pero con la condición de que el minero le pague 10% o 20% de regalías (como generalmente se le llama) y, de paso, le obliga a venderle todo el mineral a precios irrisorios, como lo vienen haciendo algunos traficantes de concesiones? El minero artesanal trabajará para el concesionario, reducido a condición de peón, vendiendo el mineral al precio que dicte el capricho del concesionario y dentro de algunos años regresará a la condición de ilegal. Además los concesionarios, al cabo de uno o dos años, expulsarán al minero y se quedarán con sus labores ya en producción. Porque la malhadada ley dice que “si no mediara acuerdo de prórroga del contrato, al vencimiento del plazo señalado el minero artesanal deberá entregar el área autorizada dada en explotación, sin necesidad de requerimiento alguno”. En este caso el concesionario se convierte en un nuevo gamonal. Dice también dicho documento que la renovación de contrato será por acuerdo de partes. ¿Y si el concesionario no acepta? Adiós minero… ¿Y podremos invertir en “corridas” sin estar seguro de recuperar nuestras inversiones, sabiendo que nuestra formalización es temporal? ¿Podremos acceder a créditos cuando nuestra vida económica está limitada por el mismo Estado, paradójicamente la encargada de promover actividades económicas?

¿Qué sucederá si el concesionario (principalmente una transnacional) pide para él, a cambio de un contrato, licencia social a los mineros comuneros? Si es contrato de exploración, el minero comunero pierde la concesión porque ésta, ya con reservas probadas, es transferida a otra transnacional y, en algunos casos, entra a la bolsa de valores. Si el comunero-minero firma contrato de explotación a favor de la concesionaria, después de dos años el minero no sólo regresa a la condición de ilegal sino además pierde la actividad como minero artesanal. En la práctica, expulsión del minero-comunero de su territorio por propia firma.

Esta es la razón del paro de los mineros artesanales de Apurímac. Queremos formalizarnos pero, bajo condiciones de nuevos pongos o esclavos, de ninguna manera.

SOCIAL Y AMBIENTALMENTE SOSTENIBLE

En Apurímac se viene reduciendo la pobreza gracias a la minería artesanal, que da trabajo a más de treinta mil comuneros. La única minería social y ambientalmente sostenible y responsable es la minería artesanal. Un día, no del todo lejano día, se reconocerá que aquí hubo dos corrientes mineras de pensamiento que competían como condenados en calles y plazas. Una, la practicada por los comuneros kechwas, que proponía explotar los recursos en forma racional, distribuyendo las ganancias en forma masiva y equitativa. La otra corriente es la practicada por las multinacionales de la minería, que se traga cerros, ríos y pueblos y, por si fuera poco, las ganancias. Para los promotores de este pensamiento, todo el planeta es un manjar delicioso, habida cuenta que incluso el mar contiene moléculas de oro. No está lejano el día en que intenten sacar leyes para triturar todo el planeta, procesarla y echar los desechos al infinito.

¡Viva el paro nacional del 30 de setiembre!

 

(*) (Tankar Rau-Rau Amaru)

Presidente de la Federación Regional de Mineros Artesanales de Apurímac (FERMAPA)

www.tankaramaru.com

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