El río no necesita que lo empujen

Por J.C.G.F.*

“Cuando el águila alcanza los 40 años, entra en crisis y se retira durante 150 días. Las plumas ya son viejas, las garras desgastadas, el pico romo. Entonces, ella se aísla durante 150 días y se arranca las plumas y las garras y se rompe el pico. Espera pacientemente el cambio. Y luego vuela saludable rumbo a otros 30 años de vida”. F. Betto.

 

No se lamenta, ni acusa a nadie. No pide cuentas a la naturaleza ni se sumerge en una inactiva tristeza. Hace silencio. Busca la fuerza creadora en su interior, deja la vieja envoltura y, quiescente como crisálida, surge de sí misma. Lo exterior no es más que un avatar. El gusano deja su apariencia y se hace capullo de seda, para dar a luz una mariposa fecunda y prolífica. De altos vuelos en su descendencia.

La mariposa no echa de menos al huevo de seda, ni se pregunta qué ha sido del gusano.

Nadie le había pedido permiso para nacer ni se inquieta por la transformación de sus formas.

¿Qué más da? Deja a las piedras que sean piedras, no te empeñes en convertirlas en pan.

Nada se crea ni se destruye, todo se transforma, pero es saludable adaptarse a las circunstancias. Como el agua se amolda a las rugosidades del terreno, desde lo más bajo.

Dicen los sabios chinos, "el río no necesita que lo empujen".

* Centro de Colaboraciones Solidarias