Por Pamela Janet Rodriguez (*)

Hace unos días la comisión organizadora y la Municipalidad Distrital de Sucre, tuvieron el agrado de presentar a los ganadores, menciones honrosas y finalistas de la, IV Edición del Concurso Nacional de Cuento y Poesía «Huauco de Oro», 2019.  Facebook: Letras Huauquenas

Julio Barco

Los ganadores, menciones honrosas y finalistas serán partícipes de una ceremonia en Cajamarca.

resultado final IV Concurso Nacional de Cuento y Poesia Huauco de Oro
Julio Barco, actual director de la web poética peruana Lenguaje Perú, es el ganador del primer lugar obtenido en este concurso, en la categoría de poesía, con su obra poética llamada Arquitectura Vastísima. Bajo el seudónimo de Bill Evans. Su obra destacó entre más de 200 participantes. Gestor cultural. Militante, parte y arte del colectivo-proyecto-trinchera-movimiento-hermandad-barricada TAJO.  (2018). Asume igualmente la llamada El Poético ‘Río Hablador’ actividad cultural que suma la voz de artistas a la del río Rímac, buscando rescatar ese espacio natural como cultural.

Julio Barco 2

Nuestro estimado amigo y director Julio César Barco, es un poeta que siempre ha escrito poesía, con un bagaje de trabajos por venir. Es autor de dos libros emblemáticos para nuestro contexto: Me da pena que la gente crezca (2012) y el «bestselller» Respirar (2018). Tuve la oportunidad, en este camino de proyectos literarios, de conocer al poeta y a quien le debo, que pueda inmediatamente volver a los escenarios poéticos, después de un embate de salud, de largos y actuales luchas, de procesos inusitados médicos, creyó en mi escritura y dirigió mi disertación en letras modernas entre lo límite e ilimitado: Es él un poeta joven pero con la maduración necesaria, para crear grandes obras. Creyendo tanto en lo deslumbrante de su escritura, como en el chorro de las palabras de su rico tejido poético. La poesía es tan importante para él, que lo sitúa en el centro de su vida personal y profesional como facilitador de talleres de lectura y escritura y como un gestor cultural de eventos, para integrar y hacer crecer a viva voz el idioma del arte. Con un fanatismo por la palabra y las letras que trasmite y entusiasma.

Barco, exclama, aquello a lo que le secundo, y es lo siguiente: “Desde que cogí un libro y empecé a leer fui señalado. Pero yo sabía, ¡MUY ÍNTIMAMENTE PARA MÍ! Que leer y educarse no son juegos, que la poesía no es un hobbie, que los escritores no son vagos. A mis casi 30 años, esta sociedad peruana, tan desquiciada con los soñadores, no pudo tumbarme. ¡Y NUNCA LO HARÁ! Creo que la primera tarea de un escritor latinoamericano es sobrevivir a la ignorancia y a la indiferencia de la sociedad por el trabajo que uno hace. No es fácil, ¡la vida te ofrece otras salidas más cómodas! Resistir poetas-, a la sociedad, a la familia, al estado, a la política- ya que todo destruye tu oficio: la risa sabia de los idiotas y la risa estúpida de los sabios.”

Utiliza la relación con la escritura como un intento de luchar contra el vacío (medición del vacío), mientras deja espacio para ello, lo coloca en silencio; uno siempre está lleno y vacío, también construye el vacío y las palabras siempre lo salvan, se ha llenado de eso; su relación con la renovación también a través de la metamorfosis: Su poesía de la metamorfosis de la vida en un planeta que desaparece. A menudo veo su obra estampada con energía, pero siempre con un ligero parpadeo de chispas. Creo en ese poeta como vigilante en un mundo en pérdida.

Julio, es de aquellos que ya no son de este mundo y cuya voz es muy cercana a muchos.

«La obra del poeta», es una fuente inagotable de inspiración.

Lo puedes ver sumergido en encuentros importantes, tanto artísticos como culturales. En lo profundamente de las reuniones, la magia de las reuniones poéticas.

Me surge una reflexión: es en lo extraordinario donde se encuentran sus puntos de intersección poética, en la transversalidad y la interdisciplinariedad, que son esenciales en nuestro mundo altamente basado en la identidad, donde todo está compartimentado. Tiene en su lirica ese flujo humano del intercambio de lo sensible y lo imaginario. La metamorfosis inevitable pero posible a otro mundo.

Julio, es un joven que, mira, resiste como poeta y deja huellas perceptibles, se trata de «huellas de siembra», por cierto el título de mi próximo poemario. Sus poemas son como los cuerpos que traza con las manos desnudas, primitivamente, llevan sus huellas dactilares y uñas, su ADN finalmente.

No pierde ningún matiz de la realidad, investiga cada pequeño aspecto, dejando que todo fluya de nuevo en una escritura viva y sentenciosa. Rápido y esencial del aforismo, así como en los tonos tranquilos de las composiciones más aireadas y relajadas. En este mundo que se aleja de sí mismo, todavía se puede encontrar un escritor dedicado a una noción más elevada de poesía, capaz de devolver el equivalente literario de esa concepción mágica del todo a la que nadie está más dispuesto a dar crédito. Julio, es un chirrido irreprimible en las ramas / el olor de los olores / hace que el aire sea dulce / brillante. / Despegar el vuelo es fácil / cuando los horizontes se abren en pendientes lentas, se alcanza el acceso a las alturas / suficiente para alcanzar el vértigo. Para liberarse de la ansiedad de existir cada vez menos, aprisionado por ansiedades y deseos obsesivos. El poeta debe poder imaginar un orden superior, debe poder confesar cada secreto, mirando en los recovecos de su conciencia, para recuperar los fragmentos de lo vivido a la luz del día. De esta manera, Barco, concibe la poesía como un teatro de la palabra. Diálogo ininterrumpido con otros, que son los interlocutores, para salir de la aventura de escribir tan feliz como sea posible, infinitamente ligero, purificado y en paz. Aunque de entrenamiento cartesiano (respeto por las reglas, certezas y pruebas), Julio, no desconfía de la poesía, cree en la versificación que ilumina y libera, no teme precipitarse en el aire en busca de la quimera, incluso logra soñar con la gracia perdida, encontrándola en los lagos sin orillas, en los jardines verdes, en las casas blancas en las que nunca se extingue la luz. Entre los campos de trigo, levantó su cara. / Vio algunas estrellas, las más brillantes. / Caminó todo el sendero / brillando en las ramas de los árboles. Caminó así, durante mucho tiempo hasta que todo su espíritu se derritió en el cielo. En esta vida perdida, lo indecible intenta analizar la inquietud contemporánea, moviéndose entre los extremos marcados por las vicisitudes humanas, la catástrofe y la catarsis: la escritura se revela a través del arte y la disciplina, «Esta es la vocación, / la vida dedicada a un intento».

En estos tiempos de palabras gritadas, ostentosas, lo Incomparable tiene el encanto de lo mencionado, tácito, fascina con la ligereza de unas pocas palabras que van directamente al lector. Detrás de la elegancia de su obra, podemos vislumbrar una gran obra de excavación interior que no puede (no debe) dejarnos indiferentes. El lector es bienvenido por una densidad inusual, y rica.

 

Liberoamerica, 13-05-2019

 

(*) Poeta Inca. Mujer de pluma. Escritora, prosista, ensayista, cuentista, novelista, narradora. Creadora de irrealidades y musas traviesas, una trovadora sustancial, galopante de cielos alistándose al recital de campos revolucionarios. Un híbrido, un alud de sinfonías y letras. Interesada en toda pasión y afición de creación artística poética.