¿Y el señor Pérez de Cuéllar?

por Herbert Mujica Rojas


Poco antes de terminar la semana pasada, el candidato presidencial del aprismo, Alan García, declaró al país, aludiendo a Javier Pérez de Cuéllar, que será necesario “hacer una revisión de quiénes son los funcionarios que aceptaron el límite que pretende Chile, es decir el paralelo, quiénes son esos funcionarios que ignoraron los intereses del país”. Frente a lo cual, que se sepa, el diplomático no ha dicho nada. ¡No sólo eso! Ningún medio periodístico, escrito, hablado o televisivo ha tratado un tema que equivale a un discurso distinto, ajeno, antitético y violentamente frontal de lo que nuestra Cancillería sostiene frente al asunto de delimitación marítima con Chile. ¿Qué está ocurriendo?
Puede entenderse que cuando un periodista modesto denuncia hechos de esta naturaleza se mete en camisa de once varas y reta a poderes poderosos que le silencian previo linchamiento mediático en que le dicen de todo. Pero ¿no es acaso Alan García Pérez, un ciudadano con posibilidades de retornar a la presidencia del Perú?

El silencio sólo concede y acepta. ¿Es esa la posición del ilustre embajador Pérez de Cuéllar? ¿Qué lógica hay entre lo que habría aceptado en notas reversales en fecha tan lejana como 1969 con Chile y lo que él mismo propuso años después sustentando la adhesión del Perú a la Convención del Mar en el 2000? ¿Cómo explica sus manifestaciones a posteriori arrepintiéndose de lo que –según él- habría sido, en efecto, un tremendo error?

¡Por la propia salud cívica del embajador Pérez de Cuéllar, él está en la obligación inmediata de aclarar este intríngulis! Para algunos, como lo ha reiterado Javier Vega, secretario general de UPP: “nos consideramos la Reserva Moral y no vamos a dejar que Unión por el Perú, partido que fundara Javier Pérez de Cuéllar, nuestro más distinguido diplomático y hombre representativo a nivel de la esfera mundial, quede manchado con tan grave situación” (se refiere a un asunto político local).

¿O Alan García miente o dice inexactitudes clamorosas sobre las que ningún medio le pregunta para que esclarezca in extenso o, en realidad, sí sabe detalladamente del asunto como para declarar ante el país que Javier Pérez de Cuéllar aceptó una delimitación marítima con Chile que el Perú y su cancillería niegan como existente y reputan como pendiente de solución en los tribunales internacionales? La monocorde neumática de silencio de la prensa hace mucho más sospechoso el asunto.

¿Puede un candidato presidencial, como García, que ha aceptado que frisa, de repente, su última oportunidad, jugar frívolamente con expresiones sobre los límites de la Patria? Me temo que eso no es posible. Como es absurdo, inadmisible y bajo cualquier punto de vista, poco honorable, guardar una mudez que sólo abona una tremebunda revelación confirmatoria de lo dicho por el líder aprista.

Me asalta, en medio de la orgullosa ignorancia de que soy dueño absoluto, otra inquietud. Si lo dicho por García es exacto se presenta al país una situación bastante grave en términos de cualquier disputa limítrofe porque la concesión humillante habría sido hecha ya y absolutamente en contra de todo lo que hoy se dice desde las esferas oficiales.

Ni cartitas secretas, ni propagandas con pescaditos, o comunicados de diplomáticos pueden enervar al embajador Javier Pérez de Cuéllar de informar al país, como es su patriótico e ineludible deber, sobre este asunto sumamente grave.

¿No sabían nada los titulares y especialistas de la diplomacia, de las Fuerzas Armadas, los asesores políticos? ¿Es ignorable un asunto del explosivo calibre del que tratamos y que se refiere ¡nada menos! que a los límites con Chile? ¿O, todos callan, todos no oyen, nadie ve?

El oprobioso y vergonzante silencio de la prensa peruana será un baldón para siempre que no podrá ser ocultado jamás. ¡Mucho menos cuando se juega con la integridad del sagrado territorio nacional!

http://www.voltairenet.org/article131659.html