Integración

A recuperar el tiempo perdido

Ha causado buena impresión que con ocasión de la llegada a Lima de presidentes de América del Sur se desarrollara una reunión informal de los jefes de estado de países de la Unasur (Unión de Naciones de América del Sur), una suerte de anticipo de las reuniones oficiales que tendrán lugar en 2012.

Es buen indicio que el nuevo presidente del Perú muestre su interés por la mencionada agrupación que, bien conducida, puede dar mayor fuerza internacional al bloque constituido por los países integrantes. Hay, sin embargo, otra organización regional cuya actividad tiene para nosotros mayor significado.

Comunidad Andina de Naciones (CAN)

El año 1969 se suscribió el Acuerdo de Cartagena, que dio inicio a la formación del Pacto Andino, cuyos miembros fundadores fueron Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. El propósito del Pacto Andino era facilitar el comercio entre las naciones firmantes y promover el desarrollo.

Hasta la fecha la CAN sirve a los fines propuestos, pero no en la medida esperada; además, no todos quieren entender el significado y proyecciones de este organismo regional. Internacionalmente se considera que la CAN es una zona de libre comercio (free trade zone, en inglés); no es aún una unión aduanera y en nuestra región rara vez se pone énfasis en este término, que implica mayor compromiso político de los países participantes.

Viene al caso una referencia histórica. Hasta la segunda década del siglo XIX no existía Alemania (Deutschland en alemán) como el país que hoy conocemos. En el territorio de lo que hoy es Alemania había varios reinos o pequeños estados de lengua y cultura alemanas que no estaban unidos. Surge entonces la idea de desarrollar una unión aduanera (Zollverein en alemán) que con la legislación correspondiente sirviera para fomentar de manera uniforme el intercambio comercial con tarifas equilibradas (arancel común). Con el correr del tiempo este intercambio comercial cumplió su objetivo de facilitar el comercio y fortalecer la economía, lo cual profundizó los lazos de unión de sus participantes y así en 1871 nació el Imperio Alemán del que eran parte los pequeños y medianos estados que habían optado por la unión aduanera.

Otro ejemplo importante es la Unión Europea (UE), que se inició en la década de 1950 unificando la producción del carbón y del acero (1951), y en 1957 Alemania, Francia, Italia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo firman un acuerdo para regular el intercambio de materias primas para la siderurgia. Estos seis países son los que impulsaron gradualmente el proceso —unión aduanera, libre tránsito de personas, espacio económico común, moneda única, parlamento supranacional— que ha culminado con el establecimiento de la UE, que hoy agrupa a casi todos los países de Europa Occidental1 y a los de Europa Oriental que hasta 1990 formaban parte del bloque socialista.

La unificación de Alemania y la UE se coronó con una realización política, lo que puede ayudarnos a comprender mejor qué pasa en América del Sur con la CAN.

En América del Sur

El logro final de la UE tomó cerca de 50 años, mediante un trabajo gradual que permitía compatibilizar intereses de países de grado de desarrollo y potencia económica diferentes. Pero en nuestras latitudes llevamos ya —contando de 1969— 42 años y no tenemos nada que en su forma se acerque a lo que es la UE.

En su momento el Pacto Andino (predecesor de la CAN) recibía, al menos en el Perú, mayor atención y el público sabía más de las actividades de ese grupo de naciones de lo que sabe ahora de la CAN. Ciertamente el funcionamiento de la CAN facilita el intercambio comercial entre sus cuatro países integrantes, y también hay libre tránsito de personas (viajando por tierra una persona puede pasar a los otros países de la CAN con solo presentar su documento nacional de identidad).

Pero a 42 años de la fundación de nuestro organismo de integración regional, ¿podemos decir que los controles aduaneros se han suprimido o se han simplificado de manera notable?, ¿un país puede exportar a los otros de la CAN cualquiera de sus productos sin que haya trabas?, ¿todos los productos que llegan a un país miembro reciben en este país de destino el mismo tratamiento que los productos de este país?, ¿por qué sigue habiendo contrabando?

Respecto de la primera pregunta, podemos responder que en el área de la CAN no hay nada parecido a la libertad con que las mercaderías circulan entre países de la UE o —tomando un caso más cercano en el tiempo— de la Unión Aduanera Bielorrusia-Rusia-Kazakhstán. ¿Qué ocurre?

Para comprenderlo, podemos recordar que en 1992 (gobierno de Alberto Fujimori) el Perú decidió no participar en el programa de Liberación y en 1993 no se adhiere a la Zona de Libre Comercio en la que sí participaban los otros miembros de la CAN; por otro lado, en 2009 Ecuador impuso aranceles que afectaban a exportaciones procedentes de los otros miembros de la CAN.

Proteccionismo

Lo de Fujimori y lo de Ecuador tienen un denominador común, que explica por qué el proceso de integración no ha avanzado lo suficiente en la CAN. Ocurre que cuando un gobierno manifiesta y pone en práctica reservas o inhibiciones está atendiendo la petición de los empresarios —peruanos y ecuatorianos en estos dos casos— de impedir o restringir la entrada de importaciones que por ser competencia afectan sus negocios, con diversa intensidad.

Reparemos en las fechas arriba mencionadas: Perú 1992 (a 23 años de la fundación del Pacto Andino), Ecuador 2009 (a 40 años de la fundación del Pacto Andino). Si las cosas siguen así, ni en un siglo llegaremos al nivel de fluidez y complementación de la UE o de la Unión Aduanera Bielorrusia-Rusia-Kazakhstán. Lo usual y razonable es que el proteccionismo se aplique solo en los años iniciales —en el caso del Pacto Andino, de 1969 a 1974, por ejemplo—, pero llama mucho la atención que décadas después de iniciado el proceso de integración, los países (mejor dicho, sus empresarios) tengan siempre motivo para recurrir al proteccionismo y trabar el ingreso de mercaderías de los otros países del grupo. Los empresarios que vociferan contra la actividad promotora y rectora del estado ponen ahora su miedo y utilizan al estado; y los gobernantes, su demagogia (se presentan como protectores de la industria nacional y de sus trabajadores). No vemos nada de compromiso con la integración ni en empresarios ni en gobernantes.

Temores políticos

La mayor parte del tiempo los gobernantes de los países de la CAN evitan empeñarse a fondo en la integración, que nunca es para ellos un objetivo importante sino una cosa secundaria. Para comprender esto miremos lo que pasa en el Perú con los gobiernos regionales.

Las regiones responden a un criterio de descentralización y de potenciación de la economía de los departamentos que, con razón, siempre se quejaban del centralismo limeño. Se explicó siempre a la población que solo provisional o inicialmente las regiones corresponderían a la jurisdicción de los departamentos, y que lo más pronto posible se formarían verdaderas regiones, que agruparan a varias de las regiones-departamento. Tenemos más de 10 años de regionalización, y ningún gobierno regional intenta siquiera fusionarse con otro; antes bien, podría ocurrir en determinados casos que alguna de las “regiones” actuales podría subdividirse.

Otro tanto pasa con los presidentes de los países de la CAN, quienes saben que en un proceso de integración puede presentarse un componente político que lleve a cierto tipo de unificación política (formación de un nuevo estado unificado), en la que los países participantes, consensuadamente, ceden algo de soberanía y en consecuencia los presidentes de las repúblicas perderían poder y margen de maniobra. Otro aspecto de la verdadera integración, que no gusta a los políticos, es que la marcha consecuente de un proceso de integración y su desarrollo hacen que las cosas sean más previsibles y organizadas, lo que dejaría poco espacio —especialmente en el Perú— para improvisaciones, populismos o esa tendencia a desconocer lo que han hecho los predecesores y empezar todo de nuevo.

Es posible que por los temores y mediocridades de nuestros políticos el proceso de integración no llegue a los niveles que alcanza en otros continentes (unión política y moneda común), pero al menos la parte económica y del libre movimiento de personas debería mejorarse de tal manera que desaparezcan las trabas aduaneras y de otro tipo que aún subsisten en el comercio entre los países de la CAN.

Los tiempos

La Unión Aduanera Bielorrusia-Rusia-Kazakhstán es una demostración de cómo se obtienen resultados cuando hay voluntad de hacer las cosas, sin temores. En marzo de 1996 Bielorrusia, Rusia (que atravesaba una gravísima crisis económica) y Kazakhstan deciden unir esfuerzos para llegar a resultados más concretos a partir de una unión aduanera no muy efectiva de la Comunidad de Estados Independientes2. El 10 de octubre de 2000 estos tres países más Kyrgyzstán y Tayikistán fundaron la Comunidad Económica Eurasiática. En junio de 2009 Bielorrusia, Rusia y Kazakhstán acordaron establecer aranceles unificados; el 1.o de enero de 2010 se oficializó la unión aduanera de los tres países, que ya tenían preparado un código común de aduanas; el 1.o de julio de 2011 se abrieron las aduanas para dar libre tránsito a las mercaderías en todas direcciones del territorio y se inició un tratamiento que facilita las inversiones; para el 1.o de enero de 2012 tendrán un espacio económico común (en inglés single economic space). Y prevén que en relativamente corto tiempo tendrán moneda común.

¿Y a qué velocidad vamos en la CAN?

Quiénes son y quiénes no son

Poco tiempo después de la fundación del Pacto Andino, Chile fue admitido como miembro, pero se retiró en 1976. Otro país que entró y salió fue Venezuela, que se retiró en 2006. En cuanto a la mejor conducción del grupo, es conveniente que se hayan retirado los mencionados países. Chile tiene su propia forma de desarrollo, y Venezuela desarrolla más comercio con Colombia y con países del Atlántico (Brasil y Argentina).

También por otras razones es bueno que no estén en la CAN esos dos países. Chile representa un peligro para la seguridad nacional de Bolivia y del Perú, y además sus capitales son producto de un lavado de activos que se realiza a plena luz del día, cuando obtiene beneficios económicos de territorios de Bolivia y Perú que ocupa militarmente. Para ser consecuentes con los fines de la CAN debemos promover la salida del Perú de los capitales chilenos, para que vengan acá quienes deben estar: inversionistas y empresarios de Colombia, Ecuador y Bolivia (para que más empresarios peruanos se instalen de igual manera en los otros tres países); la presencia de Chile es un estorbo para esos tres estados que sí son integrantes de la CAN. Por otro lado, debemos recordar que en 1991 los países de la CAN establecieron la política de cielos abiertos para sus aerolíneas, y es una violación de este principio que opere en el Perú la aerolínea Lan, que obtuvo ese beneficio de manera extraña, para oponerse a las aerolíneas de los otros países andinos y realizar espionaje contra el Perú.

La CAN debe mantenerse con los cuatro miembros fundadores —Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia— y no recibir otros países. Si siendo cuatro aún no podemos hacer las cosas bien, peor será con más integrantes. A este respecto es interesante notar que el grupo de integración formado por Bielorrusia, Rusia y Kazakhstán no acepta todavía el ingreso de Kyrgyzstán, por ser un país de economía muy débil y además haber vivido hace un año una guerra civil causada por diferencias entre grupos étnicos.

No hay que hacer las cosas por hacer, ni en nombre de la integración aceptar que en la CAN participen países como Venezuela y Chile, cuyos objetivos e intereses no coinciden con los nuestros ni debemos buscar coincidencias. No nos conviene tener relaciones diplomáticas con Chile y Venezuela y menos relaciones comerciales: con Chile es conocido el peligro que representan sus inversiones como cabecera de playa o vanguardia de un ataque militar; con Venezuela hemos visto que hace dos años intencionalmente demoró el pago de las exportaciones peruanas que llegaban a ese país; y además sabemos que juega concertadamente con Chile en asuntos de complementación o integración energética, en cuya aplicación el Perú sería tonto útil de Chile enemigo al permitir el paso de petróleo o gas para beneficio de Codelco.

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1 Islandia no forma parte de la UE, solo participa de manera limitada. Suiza no es miembro de la UE.

2 Agrupa a estados que se formaron tras la disolución de la Unión Soviética en 1991. Son países que, a diferencia de los de Europa Oriental y los países bálticos, mantienen buenas relaciones con la Federación Rusa.