Mar de fondo: Las Malvinasmalvinas

Por  César Lévano

Desde el punto de vista nacional y latinoamericano, es correcta la decisión de la Cancillería del Perú de revocar la autorización para una visita de la Fragata “Montrose” de la Marina británica.

 

La decisión, que ha suscitado el malestar de los gobernantes de Londres y de la derecha peruana, se ubica en el contexto de una renovada disputa por las islas Malvinas, ilegalmente ocupadas por Inglaterra.

Las autoridades de Londres, al referirse a la actitud peruana, ratifican su voluntad colonialista de retener Las Malvinas, a las que llaman Falklands. “El gobierno del Reino Unido se mantiene totalmente comprometido con el derecho a la autodeterminación de los habitantes de las Islas Falklands”.

Por supuesto, los británicos han llenado las islas con sus súbditos. Algo parecido a lo que hizo Chile para impedir que se cumpliera el plebiscito sobre Tacna y Arica. Llenaron ambos territorios con ciudadanos de su país en un proceso que se conoce como Chilenización.

La autodeterminación ficticia no puede convalidar una invasión.

Argentina, bajo la conducción de la Presidenta Cristina Fernández, ha emprendido en los últimos meses una nueva campaña en defensa de su derecho irrenunciable a la posesión de Las Malvinas. Toda América del Sur respalda esa acción, incluso Chile, que en 1982, en los días del general Augusto Pinochet, sirvió de base para el ataque contra Argentina.

En el conflicto armado de aquel año, el gobierno del Perú, presidido por Fernando Belaunde Terry, envió aviones Mirage para apoyar a las fuerzas Argentinas. Fuentes enteradas indican que hubo en ese caso una decisión de las Fuerzas Armadas peruanas, que pesó en la voluntad presidencial. En todo caso, Belaunde actuó con firmeza.

Algunos congresistas han puesto el grito en el cielo por la decisión de nuestra Cancillería, pues consideran que el Poder Ejecutivo desacata así la autorización acordada por el Congreso para la visita de la fragata británica.

El excanciller José Antonio García Belaunde ha puesto las cosas en su sitio, al explicar que el Ejecutivo tiene capacidad para hacer efectiva o no la autorización por el Congreso. Subrayó el excanciller que la decisión sobre la fragata es correcta porque estaba en juego la imagen del Perú en el proceso de integración latinoamericana.

Había un trasfondo militar en la visita de la fragata. Formaba parte de la actividad belicista, que la Argentina ha denunciado.

La actitud peruana responde a una tradición de solidaridad anticolonialista y a un afán de preservar la paz en nuestro continente. La posición de sectores como el Fujimorista no responde a principios. Debe recordarse que el dictador Fujimori ha confesado que supo del contrabando de armas contra el Perú durante la guerra del Cenepa, pero prefirió ocultarlo.

La Primera, Lima 21-03-2012

 

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