Eluden homologación de servidores públicos
.............Nuria Sparch


Marcha atrás en sueldos de ministros, parásitos al acecho


Terminando el año 2008 el gobierno autorizó al Ministerio de Economía y Finanzas a homologar los sueldos de los ministros de Estado con el que perciben los congresistas, como dispone la ley 28212. Ante el rechazo popular y de organizaciones sociales, el gobierno dejó sin efecto dicha medida.


Todo esto ha servido de pretexto para que vuelvan a oírse y leerse mensajes bien “aceitados” que claman por la necesidad de que el estado ofrezca buenos sueldos a especialistas “de alto nivel”, quienes por los “bajos” sueldos que se paga en al administración pública del Perú prefieren trabajar en la empresa privada o irse al extranjero.

“Hay que retenerlos”

Las bien entonadas y aceitadas voces de los que preconizan el trato privilegiado que merecen estos “especialistas” sostienen que sin ellos el estado no marcharía bien y que solamente tales expertos son una “garantía” para que las cosas salgan bien. Pero los escribas mercenarios (“mermeleros” y “mermeleras”) astutamente callan el hecho de que esos “sabios” han estado siempre entre nosotros y bien pagados (por ejemplo, con las planillas doradas del PNUD, sistema creado para burlar las limitaciones presupuestales y con fondos del estado mantener argollas con sueldos superiores a los de los ministros, usando el nombre de las Naciones Unidas pero financiados por los sufridos contribuyentes peruanos), ¡y veamos la catástrofe de país que tenemos gracias a esos sabihondos!


Como señalamos, siempre los hemos tenido y bien pagados, y el tema sale a la luz justamente cuando el gobierno y la opinión pública se dan cuenta de que no tenemos por qué mantener a tales garrapatas. Bien visto el caso, el asaltante que con puñal o pistola en mano arrebata sus pertenencias a un transeúnte no es peor que las sanguijuelas llamadas “especialistas”, que quieren vivir muy bien a costa del estado (esto es, mantenidos por el trabajo de todos los peruanos).

Claro que los mercenarios de la pluma no dicen, no informan, que los “grandes especialistas” por los que abogan no consiguen trabajo en el extranjero ni acá. O bien ya se les termina un contrato en el extranjero, o bien simplemente tienen un postgrado que quieren hacer valer como si fuese oro. ¡Qué raro que siendo tan capacitados quieran venir justamente al Perú! ¿Por qué no demuestran sus habilidades en Alemania, EE. UU., Francia, Japón? Los profesionales peruanos del extranjero que necesitamos no son los que quieren venir acá a succionar grandes sueldos en ministerios y bancos del estado; son otros los que necesitamos, como veremos líneas abajo.

Por una distorsión moral de la sociedad peruana, hay familias que crían y educan a estos consentidos y parasitarios delincuentes de cuello y corbata metiéndoles en la cabeza, desde niños, la idea de que con una profesión universitaria deben vivir bien con sueldos pagados por el estado. Esta forma de criar y educar a los hijos, inmoral y alejada de la realidad, explica que cuando esos hijos de familia llegan a la adultez, sientan que con su título profesional tienen su futuro más asegurado que si tuviesen entre las manos el puñal o pistola de su análogo moral que arriesga el pellejo en las calles asaltando a la gente.

La falta de civismo y sentido de la realidad hace que en muchas familias se forme a los niños y adolescentes omitiendo explicarles que el Perú es un país pobre y de insuperables desigualdades sociales, donde sólo la pasan bien los que nacen en hogares de gente adinerada. O sea que no los ubican bien en la realidad en que vivimos y, por el contrario, les pintan pajaritos en el aire y despiertan ambiciones, cuando sabemos que en nuestro país la desigualdad social tiende más bien a agravarse.

Sólo algunos políticos irresponsables o ladrones y ciertos comunicadores mermeleros pintan otra realidad. Pero nosotros no estamos para engañar a nadie. En ocasión anterior* nos hemos referido a este tema y sostenido que se tiene que hacer una homologación de servidores del estado que no distinga entre civiles y militares sino que ponga como criterio diferenciador las profesiones y los años de estudio transcurridos para culminar la carrera.

Para ilustrar bien el engaño y estafa que se quiere perpetrar con el cuento de los “especialistas”, pongamos por ejemplo la construcción de un gran complejo habitacional. Primero trabajan los arquitectos proponiendo en sus planos formas y proporciones de los edificios. A partir de allí entran los ingenieros, que hacen sus propios y especializados planos (de estructuras, de instalaciones sanitarias, de instalaciones eléctricas, etc.) y empiezan los trabajos de construcción. Como se trata de un proyecto grande, normalmente labora un grupo de ingenieros, con alguno de ellos, el de más experiencia o conocimiento, que dirige el trabajo, prepara los informes, responde ante las autoridades, etc. ¿Qué pasa si este ingeniero jefe tiene algún problema de salud o de otra índole que durante 20 días le va a impedir el cumplimiento de sus funciones?

Lo que no pasa es que la obra se detenga. Si falta el jefe, los otros ingenieros siguen adelante desarrollando lo que indican los planos, ésa es la realidad; nunca se ha visto que una obra, excepto sea muy pequeña, se detenga porque un ingeniero se va. Así funcionan los equipos de profesionales serios y honrados; no hay entre ellos ningún ratero que esconda la información (en este caso los planos) o haga trastadas por el estilo.

Lo que desean hacernos creer los corruptos y mermeleros es que los “grandes especialistas” son indispensables y que si se van ellos todo se derrumba o todo sale mal. No quieren entender que el manejo y dirección de asuntos de estado no son reino y dominio de ningún ratero con postgrados, nacionales o del extranjero. En un ministerio o banco estatal en el que se trabaje de manera no dolosa, existen protocolos, procedimientos, que aseguran la marcha normal o los ajustes que sean necesarios y que el equipo de profesionales los puede hacer. Pensemos en el ejemplo real que hemos puesto de los ingenieros. Ahora, si en la administración pública se producen situaciones en que la ausencia de un profesional ocasiona serios problemas, este hecho, por sí solo, es la mejor demostración de que allí hay un ratero, una garrapata que guarda secretos en detrimento de la institución que le paga su sueldo.

Quiénes deben ganar bien

Por lo anterior, la nueva organización parasitaria estatal llamada “Servir” (con la cuestionable y desconocida Nuria Sparch a la cabeza), que se encargará de reclutar y calificar a una “elite” de profesionales para las “más altas” reponsabilidades y que tendrán sueldos más altos que los del presidente, es una aberración.

Además, Servir, de la manera en que se está constituyendo, incurre en discriminación porque considera que los gerentes estatales son las personas que más valen, con lo cual todas las otras profesiones y cargos se convierten en “segundones”, así sean médicos, ingenieros, biólogos, abogados y otros profesionales con altas calificaciones.

Esto es, un gerente de un ministerio o región, por el sólo hecho del cargo merece mejor trato porque aseguran que tiene “gran responsabilidad”. Y la “responsabilidad” la reducen al manejo de los recursos económicos. Para ellos no es responsabilidad una alta preparación, por ejemplo:

Un médico con diez años de estudios y experiencia, que con sus conocimientos clínicos o quirúrgicos salva de la muerte a las personas.

Un abogado que con su profesionalismo evita que el estado pierda un juicio o que con su asesoría impida que el estado sea enjuiciado.

Un ingeniero, economista, biólogo, maestro, periodista, militar y de otras profesiones, que realizan trabajos de alta especialización, sin ser gerente.

Entendiendo que debe haber una gradación en que los médicos estén a la cabeza en lo concerniente a escalas salariales (por tener más años de estudios), debemos señalar que médicos, ingenieros, economistas, profesores, militares, administradores, etc., son profesionales que mantienen la marcha del aparato estatal; son cumplidores de deberes específicos, son realizadores de lo previsible —para eso han estudiado su profesión—, pero no son creadores de nada. Por esta razón todos ellos entran, con las pequeñas diferencias necesarias, en la escala de salarios normales que paga el estado.

Otra es la situación con los profesionales que no se dedican a cumplir lo esperado y previsible, que hemos mencionado en el párrafo anterior, sino que pueden cambiar la situación del país. En este grupo están los investigadores que desarrollen proyectos especiales en Biología, Química, Física, Ingeniería, Medicina, Educación, Economía, Derecho, entre otros. A estos verdaderos especialistas creadores debe el estado dar un tratamiento diferente y crear una institución que concentre todas las investigaciones valiosas y prometedoras que se puedan realizar. para el progreso del Perú. Estos investigadores y desarrolladores sí deben tener sueldos que al menos se acerquen a lo que pueden ganar en el extranjero.

Países como Taiwán, Israel, Finlandia e Irán —para no mencionar las grandes potencias— fomentan el trabajo de especialistas investigadores y tienen las instituciones apropiadas y las facilidades necesarias para su labor. De los tres primeros países que hemos mencionado se tiene información, pero poco de Irán, que ya muestra avances en nanotecnología (con diversas aplicaciones), en electrónica y física (producen proyectiles aire-aire para su aviación), en industria automotor, etc. Así es cuando los buenos sueldos van para los creadores y no para las garrapatas (los que buscan desempeñar los mejores puestos en ministerios, en el Banco Central de Reserva, etc.).

Acreditación


Además, inclusive entre las mismas profesiones, por ejemplo un ingeniero, la calidad varía entre una universidad y otra, por lo tanto, deben pasar por un proceso de acreditación y al momento de ingresar al estado, según el centro de formación debe haber puntos adicionales, por ejemplo, más puntos para un ingeniero formado en la UNI que los ingenieros formados en ciertas deplorables universidades. Más puntos para maestros formados en la Normal de Monterrico, La Cantuta, La Católica y San Marcos que los formados en centros cuestionables.

En realidad se debería buscar que los puntos por centro de estudios sean iguales en cualquier parte del país y para eso todos los centros de estudios deberían pasar por un proceso de acreditación, que ahora lo tienen sólo algunos.

Responsabilidad de los partidos políticos

Todo partido político aspira a gobernar un país o a tomar parte, como oposición, en la dirección de los asuntos del estado, para lo cual lo menos que debe tener son planes de gobierno (basados en un constante estudio de la realidad del país) y personas capacitadas para poner en práctica dichos planes de gobierno. Aquí nos preguntamos: ¿tienen entre sus militantes los partidos políticos del Perú profesionales capacitados?, ¿tienen economistas, médicos, ingenieros o abogados de buen nivel? Debemos suponer que sí, porque de lo contrario serían unos sinvergüenzas los políticos que quieren cambiar al país sin contar con gente preparada y sacrificada. Siendo así, que tienen gente preparada y consciente de la realidad de miseria que vive el Perú, ¿por qué cuando llegan al gobierno permiten que se suscite el tema de las garrapatas y sanguijuelas que quieren ganar sueldos extraordinarios en este país sumido en la pobreza generalizada?

Esperemos que los colegios profesionales defiendan a sus agremiados de esta discriminación, pues no por el hecho de llevar cursitos de gerencia se puede discriminar a profesionales competentes con abismales diferencias remunerativas. (ya conocemos la gran oferta de cursos y maestrías en gerencia y administración, con pésima calidad, preparados para servir más que nada de fuente de ingresos a ciertas universidades; son tantos cursos y tan malos que mucha gente sin estas maestrías trabaja nucho mejor que estos acumuladores de cartones y certificados de postgrado).



* Leer Remuneraciones en sector público: Inequidad y desorden