Palacio de los remates
Alan Garcia
Rematemos a García y a los congresistas...


Tanto en su primer gobierno como en este segundo, el comportamiento del Presidente de la República resulta extremista, va de un polo a otro en determinados aspectos, como en lo tocante al patrimonio del Estado.


Así, en el período 1985-1990, esta bipolaridad se precipitó al sinsentido de querer convertir al Estado en propietario las empresas financieras privadas y pretendió estatizar e intervenir en la banca, que fue una de sus más descabelladas y nefastas decisiones en materia económica y de gobernabilidad. Ya sabemos la gigantesca corrupción que arrastró el manejo financiero con los famosos dólares MUC.

Esta vez se ha ido al otro polo y se ha propuesto despojar no sólo al Estado de antiguas propiedades sino hasta a las comunidades campesinas, tratando de pisotear su ancestral sistema de propiedad, el cual mantienen por decisión propia y por el derecho a que tienen de elegir el destino de sus bienes.

Entre estos despropósitos, lo que llama la atención esta semana es el anuncio de venta de varios ministerios, para hacinarlos en un solo edificio y que es una formalización de la pretensión del ministro Hernán Garrido Lecca, el cual no sólo que quería vender esas sedes, sino que se entreguen sin licitación, la cual sí tendría lugar con la nueva propuesta del Ejecutivo.

Sabido es que la constructora chilena Imagina está detrás de estos lobbies. Pero no sólo se trataría de esa empresa, sino de las tiendas chilenas como Saga, Ripley y Cencosud, que están desesperadas por encontrar los cada vez más escasos terremos en Lima. Ante estos oscuros movimientos, cabe preguntarse:
  • Si estamos en bonanza, ¿qué desesperación puede haber por obtener 140 millones de dólares? Tengamos en cuenta, por ejemplo, que la ONP derrocha 100 millones en consultorías, sin que la Contraloría ni la ONA se hayan pronunciado. ¿Por qué mejor no ahorran en consultoría y despiden a los burócratas ignorantes que tanta consultoría exigen? Si sólo en la ONP hay 100 millones al agua, la cantidad debe ser exorbitante si se toman en cuenta todas las instituciones públicas.
  • Si dicen que quieren integrar ministerios en una sede por ser esta opción más funcional, ¿por qué los terrenos que se desocupen no se convierten en áreas verdes, que tanta falta hacen a Lima? ¿Acaso no se puede invertir en pulmones verdes, que además traerían bienestar psicológico a los limeños, cada vez más encerrados en cemento?
  • Hablando de propiedades, ¿cuál es el destino de los inmuebles que el Estado se incauta del narcotráfico? ¿Por qué no hay una lista pública, por lo menos en internet?
  • ¿Si se habla de la necesidad de dinero en efectivo, donde está la lista de los millones de dólares que el gobierno se incautó del narcotráfico?
  • ¿Qué sucede con la planificación urbana? ¿Por qué Lima está camino a convertirse en un tugurio?
¿Por qué mejor no rematamos Palacio con García y todo a los chilenos? Y claro, ¿por qué no también el Congreso, con congresistas incluidos?, puesto que ante las aberraciones del Ejecutivo lo único que hacen (salvo excepciones) es guardar silencio y esperar ganar las siguientes elecciones. Creen que los peruanos votaremos otra vez por gente que ha tolerado inmóvil tanta depredación. Para eso, ¿qué cosa ya quedará del Perú, con esta avidez descontrolada que están exhibiendo los lobbies? Sin ellos podríamos elegir a verdaderos representantes de los intereses de los peruanos…