Rafael Rey: Ley 29198 y la “santa desvergüenza”

Rafael Rey
Ha transcurrido más de una semana desde que La Primera denunció el tráfico de influencias en el que se ve envuelto el ministro de la Producción Rafael Rey, entre otros. Hasta ahora ningún medio se ha ocupado de este caso, que debería no sólo ser motivo de primeras planas, sino de investigación y consecuente cambio de ministros.


Como se informó, los exportadores recurrieron a un lobby ministerial para conseguir tratamiento tributario especial con la Ley 29198, “Ley que regulariza la presentación de medios probatorios del valor de exportaciones”, aprobada por la Comisión Permanente del Congreso.

La norma en cuestión establece los medios probatorios de los valores de la exportación, de los cuales depende el cálculo de los tributos y señala la validez de medios, como el correo electrónico y otros para la validación de las facturas y documentos de pago, es decir, ahora los sujetos de ficalización, que son los contribuyentes —esto es, algunos privilegiados—, dictan las normas y la forna y la vara con que se miden los tributos.

La prueba del lobby la publicó La Primera:

Agradezco a Ismael Benavides (Agricultura), Mercedes Araoz (MINCETUR) y a Rafael Rey (PRODUCE) quienes sustentaron con firmeza y convicción nuestra posición ante el Poder Ejecutivo provocando no sólo que el Poder Ejecutivo dicte el Decreto Supremo Nº 71-2007-EF, sino también que éste sometiera al Congreso con carácter urgente el Proyecto de Ley 1698/SUNAT-PE, que hoy ha sido aprobado. Más aún Agricultura, MINCETUR y PRODUCE nos han acompañado a través de sus coordinadores parlamentarios, durante toda la etapa seguida ante el Congreso habiendo sido decisiva su intervención para lograr que asignen al proyecto la prioridad que ha permitido finalmente su aprobación.
Sobre la cual Raul Wiener añadió
Carta de Carlos Alberto Kruger Ortiz de Zevallos, a sus clientes agroexportadores, en cuyo pie de página se advierte que es un mensaje de “carácter confidencial”. Prohibiéndose cualquier acto de divulgación, copia, distribución, o cualquier otra, que evidentemente nosotros hemos vulnerado porque pensamos que es mucho más importante que el país sepa el papel que cumplen los ministros cuando se trata de ciertos intereses económicos.

Ante este lobby cabe preguntarse: ¿Quién manda en materia tributaria, el ejecutivo o los lobbies? Si el ejecutivo se allana al pedido de los exportadores, ¿por qué no se allana a los pedidos de todos los gremios productivos para publicar leyes a medida? ¿Por qué la sobreprotección a los grandes exportadores y la persecución a los pequeños negocios? ¿Cuánto recibieron los ministros para conseguir el “favorcito”?

Rafael Rey

Con esta prueba resulta fácil comprender la actuación del ministro de Producción, Rafael Rey, pues promovió leyes tan increíbles como la que establece incentivos a la pesca del atún por parte de pesqueros extranjeros, mientras en el ámbito internacional se lanzan voces de alerta por la amenaza de extinción de esta especie.1

La "santa desvergüenza"

Una manera de comprender a Rafael Rey y estos actos es la formación que reciben de parte del Opus Dei, secta a la cual pertenece este ministro, pues les enseñan a practicar la “santa desvergüenza”. Esto explica comportamientos como los de los inefables opusdeístas Martha Chavez, Juan Luis Cipriani, Maria Luisa Cuculiza y toda una serie de personajes que no tienen vergüenza de actuar y declarar como lo hicieron especialmente defendiendo la dictadura fujimontesinista.

Veamos qué dice, en su libro Camino, José María Escrivá2, fundador del Opus Dei ycanonizado extrañamente en tiempo récord con una oficina de canonización copada por el Opus Dei y un Juan Pablo II afectado por senilidad:

387 El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por estos tres puntos: La santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza.

391 ¿Si tienes la santa desvergüenza, qué te importa del “qué habrán dicho” o del “qué dirán”?

Es de entender que tras hacerse públicas las denuncias sobre el tráfico de influencias, Rafaey Rey debe creer que está en la senda de la santidad, por eso no le importa el qué dirán.

La desvergüenza de ninguna forma puede ser una enseñanza cristiana ni católica, ni mucho menos una muy fácilmente manipulable “santa desvergúenza”, arma que además se puede emplear perversamente para el lavado cerebral; se trata pues de una materia moral muy grave. ¿Abundarían los corruptos si los peruanos tuvieran más vergüenza? Estamos seguros de que una de las formas efectivas de luchar contra la corrupción y las malas costumbre es enseñar precisamente la sana vergüenza.

En buena hora Benedicto XVI, presumiblemente por el escándalo de haber canonizado a Escrivá, ha establecido más rigidez en los requisitos para calificar una canonización. Mientras tanto, esta doctrina opusdeísta seguirá socavando la moral de la sociedad, a menos que reaccione la Iglesia Católica.
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1 Ver: ¿Chilenos digitan a Rafael Rey para depredar el atún?

2 Ver: La verdad sobre el Opus Dei - Una secta peligrosísima