¿Gobernando o enseñando a mendigar?

Susana Pinilla

por Herbert Mujica Rojas

Cuando una administración política empieza a repartir alimentos o a donar dinero, a la postre, es lo mismo: se acaba y su duración es efímera, es que se terminaron las ideas, los pillos se apoderaron totalmente de la nave estatal o porque alguien ha patentado cursos rápidos de cómo se envilece y embrutece a un pueblo enseñándole a mendigar y a vender su conciencia por tal o cual camino clientelista. ¡Así de simple! ¿No lo ve la multitud de politólogos, analistas, estrategas, expertos, internacionalistas, que hay debajo de cada piedra en el Perú?



Si asumimos la postura clásica de la psicología nacional, es decir, aguzamos la suspicacia, podríamos afirmar que una ministra está en campaña presidencial, con fondos del Estado, apoyo inevitable mediático y con ansias tempranas de querer afirmar su alicaída imagen, puesta de lado, por otras u otros, que hacen ¡exactamente lo mismo! ¿cuan válida es la propuesta que sufraga, sin haber sido consultado y malversando dinero del pueblo porque no es otra la fuente de todos estos gastos? ¿será capaz la ministra Susana Pinilla de prometer solemnemente que no está impulsando electoralmente ningún propósito de mediano plazo? En Perú se pasa por alto, casi siempre, esta clase de desmanes. So pretexto de la pobreza, circunstancia horrenda que acompaña al Perú republicano desde su mismísima iniciación, y porque las clases dirigentes no entendieron nunca cómo lograr riqueza para las grandes mayorías, se pretende pasar este absurdo clientelista a vista y paciencia de tirios y troyanos.

Ninguna de las expresiones oficiales, a cual más estúpida, convence. La especie del reparto en horas de la madrugada para garantizar que los titulares de la vivienda sean los recipendiarios, es digna de un discurso de cualquiera de los del Establo, subrayando que aquellos forman parte de una falta de cultura, decencia y civismo, tradicional y atávico. Amén que para ellos, todo debe traducirse en votos. Lo rufianesco del costo-beneficio se traslada a ese recinto como norma de comportamiento diario.

La imaginación, ese arte por el cual, siempre se innova en la propuesta, se generan avenidas en las respuestas, se corrigen yerros superando los intríngulis de las dificultades, está ausente en este vulgar, palurdo, clientelista, reparto de alimentos. No parecen haber aquilatado que tal suministro tendrá que ser periódico porque de lo contrario, las felicidades actuales trocarán en odios perennes. Lo más trágico es que, como en tiempos que alguna se pensaron fenecidos, se vuelve a educar en la mendicidad a sectores que merecen oportunidades mucho más creativas y esforzadas.

¿Qué hace el gobierno con tanto dinero en las arcas? El ex funcionario del BBVA y actual ministro de Economía, Carranza, contestará ortodoxo que eso no se toca porque hay que pagar obligaciones y esos calendarios son inamovibles. ¡Total a éste qué puede importarle el hambre popular o la desesperanza por falta de trabajo, si a él no le pagan porque custodie la solución de semejantes broncas, sino para que cuide el capital sagrado para retribuir a los poderosos que gobiernan la tierra! ¿No sería mucho más interesante proyectar empresas para el uso de mano de obra, generación de empleo digno y no lo que está ocurriendo, un acto aberrante contra cualquier equilibrio social de pan con libertad?

El silencio, esa práctica de los mediocres, se comprueba a través de las estridencias "noticiosas" de supuestos hechos importantes, cuando no son más que el enmascaramiento de los temas esenciales del drama peruano. Sólo hay tratamiento epidérmico y falaz. Una ministra, la de Comercio Exterior, le enmienda la plana al farsante gerente general de la empresita Lima Airport Partners, Jaime, papa en la boca, Daly Arbulú y le desmiente sobre que la II pista incidirá en costos mayores a asumir por los clientes, y nadie trata el tema porque es un asunto muy peligroso. Y ese individuo, vía Reporte Semanal de Canal 2, se despacha hablando sobre el "aeropuerto de lujo" pero no explica convincentemente cómo y porqué su empresa, casi se ha convertido en la factoría de empleados para el narcotráfico como ha informado públicamente la PNP semanas atrás. Frente a esa mudez, hay que denunciar y denunciar. Y lo propio con le mendicidad impulsada por el Mimdes.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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