POLÉMICA

Por un gobierno de todos

Carlos Ferrero

Por Carlos Ferrero. Ex Presidente del Congreso


La diversidad de opciones políticas en nuestro país es principalmente resultado de nuestra fragmentación social. Hay muchas tendencias, pluralidad de culturas, intereses contrapuestos y escasa voluntad para unir esfuerzos sacrificando individualismos.


 Lo que venimos viviendo los últimos años incluso ahora mismo hace percibir que esta situación no ha de cambiar por lo menos en las dos décadas siguientes. El próximo Gobierno tampoco tendrá mayoría en el Congreso y seguirá siendo complejo resolver nuestros graves problemas comunes.

 Tenemos la complicada costumbre según la cual el ganador de las elecciones gobierna básicamente con su partido y busca alianzas que son inestables porque los grupos añadidos no comparten el Poder Ejecutivo y son normalmente esquivos y temporales.

 Por tanto, debemos abrir la posibilidad de que en el futuro cercano se formen 'gobiernos de todos', consiguiendo que terminado el proceso electoral el ganador convoque a los perdedores a integrar el Poder Ejecutivo, de manera que el mayor número de ex competidores participen del Gobierno, dentro de una relativa proporcionalidad de los votos obtenidos.

 Comprendo que nuestra idiosincrasia hace difícil que el vencedor quiera compartir su cuota de poder recién adquirida y también complicado que los perdedores estén dispuestos a asumir el desgaste que todo mandato produce.

 Sé también lo arduo que resulta empatar en el trabajo concreto las divergencias ideológicas aparentemente irreconciliables. Sin embargo, considero que con respecto a los grandes problemas nacionales sí es posible que nuestros dirigentes políticos puedan concordar una política general. Por ejemplo en salud, descentralización, infraestructura, control inflacionario, lucha anticorrupción, etc. ¿No existe acaso un consenso básico entre la inmensa mayoría de los peruanos? La experiencia de la Mesa Directiva concertada que integraron todos los partidos durante tres años en el Congreso (2001-2004) me hace no ser pesimista.

 Lo que está ocurriendo es que cuando el ganador de una elección concentra el poder, no solo margina completamente a los perdedores, sino que en la práctica los empuja a una oposición más recalcitrante, entre otras razones porque les resulta más cómodo no compartir los riesgos y responsabilidades que implica el ejercicio diario del poder.

 En la campaña para el 2011 deberíamos lograr que los contendores se comprometan públicamente a que si ganan, compartirán el poder con los perdedores que así lo acepten. Y si pierden aceptarán integrar el Ejecutivo que presida el ganador.

 Si todo el país lo solicitara y si la opinión pública apoyara tales compromisos, los políticos tendrían que cumplirlo y aquel que no lo haga se atendría a su consecuente descrédito.

 ¿Acaso no vale la pena intentarlo? En las décadas que vienen solo los 'gobierno de todos' podrán afrontar con éxito los inmensos retos que tanto nos agobian y tanto nos dividen.

Los artículos del autor también se pueden leer en:  http://www.carlosferrero.org