El Ich-zeit de los delincuentes

por Herbert Mujica Rojas


"En nuestra cultura —altamente tecnológica— estamos obsesionados mirando el reloj y contando el tiempo hasta los microsegundos. Pero todavía desconocemos hechos esenciales acerca del procesamiento biológico y psicológico de la información temporal. Por ello se debe insistir en que se trata de un conocimiento muy importante, al cual hay que abocarse, que juega un papel significativo en el desarrollo de técnicas y métodos psicológicos, en la educación, en la conducta vial, en la interacción hombre-máquina, en la producción industrial, en los tratamientos clínico-médicos, etc. El sentido del tiempo, lo mismo que el auditivo, visual, olfativo y el del gusto, constituye una función psicológica fundamental para el desarrollo de la conducta humana. Cuando aparecen deterioros en el tiempo psicológico los síndromes suelen ser críticos, y surgen en muchas clases de psicopatologías como, por ejemplo, en pacientes con lesiones cerebrales orgánicas, esquizofrenia y depresión. Desde este punto de vista, la alteración del tiempo psicológico, o del sentido del tiempo, influye en la conducta y lleva a la desintegración de la personalidad". Dra. Anna Eisler, investigadora y profesora de la Universidad de Estocolmo (Suecia) —Departamento de Psicología— , quien desarrolla un proyecto de investigación conjunta en el Laboratorio de Investigaciones Sensoriales (LIS-CONICET), de Buenos Aires, que dirige la Dra. Miguelina Guirao.

 

Nuestros lobotomizados políticos son absolutamente inferiores al talento oportunista y legendario que muestran las múltiples mafias alrededor y colaterales al Estado y sus numerosos negociados. Ellos, los delincuentes, colocan a sus personeros en puestos claves, salen expulsados para volver luego de exilios dorados a veces en el Banco Mundial o en entidades internacionales desde donde guardan perfil bajo hasta que retornan a los pagos expoliables y, además, solucionan temas de caja chica y urgencias a los personeros que el Estado dice nombrar en cargos ejecutivos. ¡Bah!

El Ich zeit, tiempo subjetivo de los delincuentes, conoce desde sus ancestros, cómo demora la justicia en siquiera proponer indicios razonables de la comisión de delitos. Por eso actúa bajo el manto de impunidad que brinda el tiempo, largo, demasiado largo, y perpetra asaltos, robos, cohechos, estafas de toda índole en contratos, concesiones de origen dudoso y las más de las veces con dedicatoria y nombre propio ante la inacción de políticos ignorantes, periodistas mermeleros y bajo la percepción —para ellos correcta— que la sociedad silenciosa no dice nada porque la sociedad desmemoriada olvida todo y porque la sociedad ineficiente carece de mecanismos furiosamente ejemplares para yugular a la hamponería.

Por ejemplo hace pocas horas se ha celebrado desde los altos niveles, con bombos y platillos la producción de gas de Pagoreni. En tempranas horas y apenas en el dintel de la muerte, en junio del 2005, el ingeniero Carlos Repetto Grand advirtió en un artículo si esto no era una estafa más contra el Perú. Ayer en La Primera, el ingeniero Carlos Herrera Descalzi ha aludido a los orígenes controversiales de cómo se torció el contrato de Camisea y se otorgó el yacimiento de Pagoreni y asuntos de ese jaez. ¿Alguno de nuestros lobotomizados ha dicho algo sobre el particular? ¡Nada! Asienten, aceptan, consienten. El Ich zeit delincuencial sabía ¡perfectamente! que esto iba a ocurrir así y procedió al "caballazo" limpio.

El Ich zeit delincuencial sabe que en Perú no interesa la verdad, sólo tiene prevalencia el escándalo y la estupidez con apariencia de moralización. Un país entero ve caer a su gabinete por la aparición súbita de audios que mequetrefes lanzan bajo la sombrilla fabricada de "denuncia". El negociado tendrá que probarse, el daño ídem y el concurso de los idiotas que charlan sus monras con tanta frivolidad alegre y sospechosa. Mientras tanto ya hay un fusible quemado y cuasi chicharrón como Jorge del Castillo, y de incómodo en el gabinete pasó a un don nadie que perdió todo peso objetivo. ¿Cómo puede la nación completa vivir al compás de las modalidades gangsteriles que impusiera Vladimiro Montesinos? Pero los lobotomizados tienen miedo y terror a una prensa que da muestras de una mediocridad impresionante.

Las castas políticas han probado en demasía su muerte. No sirven para nada. Carecen de sentido geopolítico de juicio y pasan por alto las constantes, escandalosas y terribles traiciones que su Cancillería perpetra a pocos meses de un lío judicial  —guerra virtual— al que Perú ha llevado a Chile por delimitación marítima. El pueblo, por supuesto, porque ese es el designio fundamental —una nación ignorante es como una masa informe— permanece al margen como si la diplomacia se hiciera en nombre de apellidos, amaneramientos y caprichos de los episódicos que están en Torre Tagle, en el Establo y en Palacio.

Los partidos políticos no existen sino como clubes electorales. En cambio las pandillas de delincuentes manejan el Ich zeit y proceden así meticulosamente en todos los organismos del Estado, lo depredan, lo esquilman, lo exaccionan y ¡no pasa nada! Una pregunta pertinente al novísimo primer ministro que entra con el baldón increíble que motiva el cuestionamiento: ¿no sabía que la Contraloría ha dictaminado que hay mérito a denuncia penal contra Verónica Zavala por haber puesto US$ 5 millones de dólares en un banco que luego quebró en una fecha tan lejana como 1998? Navegar con bandera de imbécil es un buen negocio en Perú. ¡Pero que quienes lo hagan, lo hagan con su dinero, no con los recursos del pueblo!

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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