Yañez y Yañez

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Gina Yañez

 

A propósito del debate sobre la norma que pretende legalizar las relaciones sexuales entre menores de edad y mayores, vemos desfilar por televisión a las Yañez, es decir Gina Yañez, directora de la ONG Manuela Ramos, y Ana María Yañez, representante de la misma organización, quienes no cesaban de defender esa propuesta.
Inclusive se llegó a ver un debate entre Gina Yañez y una representante de la ONG Acción por los Niños, entidad que se muestra contra la propuesta. Era lamentable ver la falta de coherencia de Gina Yañez, quien en su afán de defender el trato sexual de mayores con menores, respondía sin siquiera construir ideas ordenadas y bien expuestas, denotando un cuestionable intelecto y una pobre expresión verbal, lo cual era mucho más chocante tratándose de la máxima representante de una institución.
 

Acción por los Niños ha demostrado una actitud más equilibrada en defensa de los menores, pues advierte los riesgos de exponer a los menores a más violaciones, seducciones o prostitución, las cuales serán difíciles de demostrar si la ley permite que el consentimiento del menor sea válido. Como lo informó Acción por los Niños, las estadísticas muestran que las menores, inclusive hasta las mayores, que han sido objeto de esos abusos, temen denunciar a sus agresores, pues muchas de ellas actúan bajo la presión de la amenaza.

 
 


Manuela Ramos, ¿todo queda entre las Yañez?

Entonces tenemos a dos Yañez en una ONG que recibe fondos de la cooperación internacional. ¿Hay más Yañez en esa ONG? Si bien es cierto que legalmente es posible la contratación de familiares en las entidades privadas, ¿es ética esta práctica? Además, no se trata de cualquier entidad privada, sino de una que recibe fondos aduciendo representar a las mujeres peruanas y que reciben beneficios tributarios. Por estas dos razones, puesto que vemos que la ética no es lo que está dirigiendo a ciertas ONGs, las cuales se contratan entre familiares, la legislación debería establecer la existencia de nepotismo también en las ONGs. Además, las planillas deberían ser publicadas en internet.
 

Una vez más Manuela Ramos se quita la careta defendiendo la posibilidad de que adultos o enfermos sexuales mayores se aprovechen de menores bajo amenaza o engaños. Si vemos que inclusive mujeres mayores son víctimas de engaños, ¿acaso no es mucho más probable que lo sean las menores?

¿A quiénes defiende Manuela Ramos? No defiende precisamente a las mujeres ni a las niñas, ¡vaya usted a saber qué intereses defiende!

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