¿Qué podemos hacer?depresivo

Jason Day

“¿Qué podemos hacer?” preguntaba el público, claramente movilizado, al final del conversatorio en el que Pedro Salinas, Paola Ugaz, José Enrique Escardó y Jorge Bruce reflexionaban en torno de los puntos de encuentro entre el filme Spotlight y el proceso de investigación que vivieron Paola y Pedro para lograr Mitad monjes, mitad soldados (proceso del que sin duda formaron parte Escardó —siendo el primero en denunciar públicamente casos de tortura y abuso enl interior del Sodalicio de Vida Cristiana— y Bruce —quien hoy no duda en referirse al Sodalicio, en términos psicoanalíticos, como “organización destinada al sometimiento y secuestro de cuerpos y mentes”, aunque en el 2001 ya había lanzado su certera premonición: “Yo pongo mi mano al fuego de que ahí deben de haber (…) prácticas de sujeción homosexual”-).


Antes del conversatorio, Paola y yo tuvimos un revelador encuentro con una persona que durante más de una década vivió cegada, estrujada y asfixiada por el abrazo ruin de esa secta acusada de tan serios delitos. Contenía apenas la rabia que aún le produce hablar del daño que le han causado a su familia en los colegios sodálites, donde las formas más perversas de dominación, control, humillación y rompimiento de la voluntad, vienen sucediendo. Un indicador del daño que causan, nos asegura, “es el contraste entre la cantidad de niños matriculados en prekinder y el número de graduados de 5to de media por cada promoción”. Los padres deben romper su obediente silencio ydenunciar de una vez por todas los abusos que ahí se cometen, entre ellos, el que un alto número de alumnos (y padres) estén medicados con Ritalin y Concerta —fármacos que afectan el sistema nervioso central, causando además dependencia— y que estos son recetados por psiquiatras “de confianza” del Sodalicio. Escalofriante.

¿Qué podemos hacer? No dejar que el Sodalicio se salga con la suya: tenemos que seguir denunciando, seguir publicando, seguir abriendo los ojos. En algún momento, si perseveramos, habrá justicia.


La República, 27.02.2016

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