Por Miguel Aragón

La mayoría de maestros en el Perú reclama, lo mismo que demandamos la mayoría del pueblo peruano.

La mayoría del pueblo peruano, incluidos la mayoría de los maestros, proponemos “una educación nueva en un Perú nuevo”.

La educación en el Perú, tanto la educación en las escuelas públicas como la educación en las escuelas privadas, en términos generales, salvo honrosas excepciones, no está contribuyendo al crecimiento económico y al desarrollo social del país. Por el contrario, la actual educación que se imparte en la mayoría de las aulas es una carga muy pesada, que al igual que la administración judicial, dificultan y frenan el desarrollo del país.

La principal característica de la obsoleta educación que se imparte en el Perú es la pesada carga de la herencia feudal, todavía insuperada. Herencia feudal huachafamente disfrazada de “modernidad” durante la mayor parte del siglo pasado, y que ahora, al comenzar el nuevo siglo, al lado de los frívolos “malls” se nos quiere presentar como “post modernidad” globalizada.

La clase dominante, próxima a cumplir doscientos años en el poder, nunca ha podido, ni ha llegado a ser, una clase dirigente; su función se ha reducido a ser una clase explotadora del trabajo ajeno de millones de peruanos. Su parasitismo improductivo, le ha impedido a la clase dominante dirigir las reformas democráticas que demanda el crecimiento de las fuerzas productivas, reformas urgentes que ya son una demanda centenaria de la mayoría de la población.

La Huelga General de Maestros iniciada el 15 de junio, inicialmente ha sido una “lucha por mejores condiciones de trabajo y por mejores condiciones de vida” para los maestros. Después de sesenta días de lucha tenaz, la continuidad de la huelga se ha elevado a una lucha por la educación nueva en el Perú. Ese es el principal logro de esta gran lucha de masas.

II

Los maestros no tienen “miedo”, ni tienen “temor”, a la evaluación punitiva que pretende implementar la burocracia enquistada en el Ministerio de Educación. Al respecto, las bravuconadas de la mediocre prensa burguesa están demás. Los maestros no están “asustados” ante el “cuco” de la evaluación.

Lo cierto es que, la mayoría de los maestros están preocupados, por la demora en la aplicación de reformas que realmente sean útiles para la ansiada renovación de la educación en el Perú.

Concluida exitosamente su primera etapa, habiéndose logrado lo máximo que en este momento se podía conseguir en reivindicaciones concretas, ahora, en su segunda etapa, la confrontación es una lucha entre dos propuestas de reforma de la educación.

Por un lado, la propuesta del actual estado feudal burgués, que representa los intereses y negocios particulares de la clase dominante; y por otro lado, la propuesta de los maestros, que en estos momentos están representando las necesidades y demandas de todo el pueblo peruano en su conjunto.

Y ocurre que, todavía no se entiende que, “hoy por hoy”, la lucha de los maestros es una lucha en defensa de los derechos de todo el pueblo peruano. Y por lo tanto, todos debemos de colaborar y participar activamente.

Los maestros no se oponen a los programas de capacitación docente. Todo lo contrario. La capacitación docente ha sido una de las primeras demandas de los propios maestros, y no de ahora, sino desde hace varias décadas atrás. Los propios maestros, son los que mejor conocen la precaria realidad educativa del país, y por eso mismo, son ellos quienes han propuesto la renovación integral de la educación.

Y como resulta más que natural y comprensible, toda capacitación debe ir acompañada de un proceso de evaluación y de la necesaria promoción y recategorización de los maestros.

La capacitación docente debe tener como objetivo mejorar el desempeño de los maestros, o como dicen los propios maestros, debe ser “una capacitación formativa”. Esta mejora en la formación de los docentes, necesariamente debe redundar en una significativa mejora de la instrucción impartida a los estudiantes.

III

Los maestros no se oponen a la capacitación docente, ni tampoco se oponen a la evaluación. Los maestros demandan una capacitación técnico-científica, y demandan una acertada evaluación para la promoción y recategorización de los maestros. Los más indicados para impulsar y dirigir la capacitación y la evaluación son los propios docentes.

Tenemos que reconocer que esta demanda de los maestros, realmente es una propuesta subversiva, pero no “terrorista”.

Terroristas son los que prepotentemente chantajean a los maestros con descuentos y despidos.

En un país en el cual más del 10% de la población en edad de trabajar son desempleados y más del 50% somos subempleados, amenazar a un trabajador con el despido laboral es la peor forma imaginable de “terrorismo”. Igualmente repudiable es amenazar con descuentos en sus remuneraciones, a trabajadores que en promedio reciben escasamente 50 soles diarios. Eso sí es terrorismo, es una modalidad de terrorismo de estado.

Quienes realmente tienen miedo a la capacitación docente y a la mejora de la educación en el Perú, son los grupos de poder económico, que prefieren mantener la educación en el bajo nivel en el cual todavía se encuentra. Ellos son “los temerosos”, ellos son “los que tienen miedo”. Por eso se oponen al aumento del presupuesto destinado a la educación; por eso se oponen a renovar los locales educativos; por eso se oponen a dotar las aulas del necesario instrumental técnico y científico; por eso se oponen a la promoción y dignificación de los maestros; por eso se oponen y reprimen brutalmente la lucha de los maestros.

Entonces ¿Quién teme a quién?

 

 

Desde el origen

La propuesta de los docentes que mencionan en el artículo es un tanto genérica. Además, no plantean cómo salir del círculo vicioso capacitación-evaluación, que tanto distrae y engaña a la gente. Lo que corresponde al estado, como principal empleador de los profesores, es asegurarse de que la formación de profesores se haga solamente en universidades que tengan acreditada la carrera de Educación y que esto constituya requisito de ingreso a la docencia.

Sin acreditación de facultades de Educación, todo seguirá igual.

[Nota de Con nuestro Perú]

 

 

 

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