Por Raúl Allain (*)

Hay una presión sociocultural muy fuerte para comprar. Uno de los mercados en expansión es el de nuevas tecnologías de la información y comunicación. Y la telefonía celular es equivalente a conexión con el mundo. Y estar al día en comunicación es imprescindible para poder tomar decisiones.

consumidor compulsivo

Tener un smartphone es sintonizar con el mundo actual y especialmente poder acceder a las redes sociales más populares de Internet: Facebook, Messenger, WhatsApp, YouTube e Instagram. Son masivas las descargas de música, videos y otras aplicaciones como por ejemplo para buscar taxi con seguridad, entre otras “apps”.

Desde un teléfono en las manos tenemos acceso a viajar por el mundo, navegando por el universo casi infinito de la Internet, donde hay páginas web de información y de entretenimiento, y especialmente buscadores potentes de información, tales como Google, ahora con servicios “en la nube” para almacenamiento de fotos y archivos, como Google Drive.

La sociedad humana cada día es más digital, y este fenómeno está afectando incluso el plano económico, social y cultural, en campos diversos como la medicina, la arquitectura, la industria, la ciencia y el arte. Estamos en la autopista de la información, viajando a toda velocidad en el ciberespacio.

Es una sociedad de consumo, donde los intercambios comerciales dominan la escena, el acto de compra parece que se va convirtiendo en la razón de ser del sistema. Es muy fuerte la presión actual de producción y venta de teléfonos inteligentes.

Existe un marketing agresivo para convencer a los diversos sectores a que se agrupen en calidad de compradores, ya sean ejecutivos de San Isidro o empresarios emergentes de Gamarra o La Parada, o estén en el bando de los descontentos políticos: jóvenes universitarios que están frecuentemente realizando protestas y marchas de crítica a la política. Se reúnen o agrupan en “colectivos”, pero al fin de cuentas todos sucumben al sistema.

La aldea global se expande y aplasta las identidades locales y regionales. La globalización de los mercados está impactando a nivel macroeconómico, y por eso se internacionaliza la corrupción, tal como lo estamos viendo en el caso Odebrecht.

 

Expreso, Lima 30-05-2019

(*) Escritor y sociólogo. Presidente de IPJ y director de Editorial Río Negro.
Raúl Alfonso Allain Vega. Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud y director del sello independiente Río Negro.