Por Raúl Allain (*)

Tal como he planteado en diversos textos que han aparecido en medios nacionales e internacionales, las sectas satánicas y diversos grupos que abiertamente se declaran con esas denominaciones, mediante sus métodos oscuros se imponen socialmente y logran atraer a muchos incautos, siendo que a través de sus estratagemas falaces se origina la manipulación y control social de la ciudadanía.

De forma inmediata y urgente, debemos plantear los desafíos del mundo actual a la ética, el tema de las sectas satánicas desde la perspectiva de la manipulación del factor religioso. El adagio latino “la corrupción del mejor es lo peor” es apropiado para referirnos a la sociedad sectaria, que consiste en una patología del fenómeno religioso junto con otras patologías como pueden ser el sincretismo y el fundamentalismo. Incluso en ocasiones extremas pueden llegar a un grado de destructividad más amplio: piénsese en los casos tristemente famosos de presuntos suicidios colectivos o atentados.

Los acercamientos psicológicos al fenómeno de las sectas, y los que suelen englobarse con el término antisectas, inciden en las técnicas de manipulación psicológica como la clave del funcionamiento de estos grupos. Así, una secta sería un grupo manipulador de la personalidad, que emplearía las técnicas del control mental y corporal o persuasión coercitiva.

Por citar un ejemplo, internacionalmente es conocido que el general de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Michael Aquino, especialista en guerra psicológica, creía que las poblaciones podían ser totalmente dominadas por medio de un estado de terror psicológico y de provocar padecimientos de inminente destrucción.

El hombre vive en busca de sentido, y en la actualidad, mediante la búsqueda de esperanza ante la gran catedral debido al adoctrinamiento de los exorcistas, necesita confluir fuerzas ante la presencia latente del mal propio de programas que de hecho ya han sido propalados por investigaciones científicas.

Ante esto, se presenta la posibilidad de asumir una nueva “espiritualidad”. O, siendo un fenómeno más sencillo, dejar que un movimiento, de carácter fortísimo, ofrezca un entorno afectivo cálido y un sistema doctrinal firme en el que la persona pueda ser libre porque está siendo manipulada mediante concepciones mágicas religiosas.

 


Expreso, Lima 08-08-2019

(*) Escritor y sociólogo. Presidente de IPJ y director de Editorial Río Negro.
Raúl Alfonso Allain Vega. Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud y director del sello independiente Río Negro.