taller confecciones 5Freddy Salazar

Organizados y encabezados por sus dirigentes, el martes 17 los trabajadores de Molitalia se apersonaron a la oficina de RRHH a exigirle a la empresa que les ponga movilidad para asistir al trabajo.

 

Si en tiempos “normales”, el traslado para concurrir a los centros de trabajo ya es un verdadero calvario, imagínense en lo que se ha convertido en estos días de restricciones y controles impuestos por la emergencia que vivimos.

 

No obstante, muchos empresarios verdaderamente miserables, simplemente les niegan esta mínima facilidad a sus trabajadores. Esta denuncia también la han hecho los cros. y cras. del Sitobur. No se trata simplemente de facilitar el traslado. Se trata de la seguridad de los propios trabajadores que así evitarían trasladarse en diversos medios y hacer contacto con muchas personas evitando el contagio.

 

Ante el emplazamiento firme de los obreros de Molitalia a la patronal no le quedó más remedio que responder positivamente y contratar los servicios de una movilidad particular. Así debe hacerse en toda empresa: los trabajadores tienen que plantarse ante sus jefes para exigirles que resuelvan la movilidad.

 

Otro caso ocurrió en otra empresa (cuyo nombre reservamos por la privacidad de los trabajadores): los trabajadores se informaron a oídas que uno de sus compañeros había enfermado y que hace varios días se encontraba en cuarentena. Los trabajadores organizados fueron a gerencia a exigir que les informaran, y ahí les dijeron que dicho trabajador “se encontraba en evaluación”. Ahora, muy preocupados, los trabajadores buscan canales de comunicación con las autoridades para consultar a qué atenerse, porque desconfían de la empresa y porque saben que los resultados de los análisis de descarte no duran más de 24 hrs. Es un ejemplo claro de cómo en cada lugar de trabajo debemos responder ante estos casos,  vigilando la seguridad y salubridad de los trabajadores.

 

En un caso parecido, la cra. Magdalena del SITOBUR denuncia que la empresa les ha dicho que “ni sueñen con que les darán mascarillas”, lo que no solo es una burla cruel sino una violación flagrante de las normas de salubridad establecidas por tratarse de trabajadoras de limpieza pública. El uso de mascarillas no son una excepción para médicos y enfermeras sino debe hacerse extensivo no solo a las trabajadores de limpieza pública sino a todos los que se encuentran trabajando dado el grave riesgo a que se exponen. En la región china de Wuhan donde se aplicó la cuarentena por el coronavirus, toda persona sin excepción fue obligada a usar mascarilla.


Estos son los controles, cuidados y exigencias que debemos hacer en los lugares de trabajo: ¿hay jabón, alcohol, paños descartables suficientes y al alcance de todos? ¿Se ha reforzado la higiene de los baños, equipos y áreas de trabajo? ¿Se mantiene la distancia recomendada de unos a otros en las áreas de trabajo, en el comedor, en el transporte, en el baño? Si no los respetan hay que denunciarlos, y en últimas decidir de manera organizada no ir a trabajar en resguardo de la salud y seguridad de los y las trabajadoras.

 

En este contexto, ha sido clave la denuncia de las organizaciones sindicales contra los inescrupulosos empresarios que los obligaban a continuar trabajando cuando no se trataba de actividades indispensables. Es el caso de la Federación Minera y sus sindicatos base como Cerro Verde, donde se los obligó, al menos a restringir, sus operaciones. En Tottus el sindicato denunció que el centro comercial seguía atendiendo en su área de venta de electrodomésticos, y lo obligó a cerrar dicha área. El Sindicato Backus también denuncia a la empresa que sigue envasando cerveza.

 

¿Y qué sucede en los lugares de trabajo donde no existe organización sindical? Los propios trabajadores deben reaccionar, con valentía y decisión, sobreponiéndose a las amenazas de despido porque sus vidas están en riesgo, como sucedió en varias empresas de Call Center que también fueron obligándolos a cerrar. Es un claro ejemplo de lo que debemos seguir haciendo, aun cuando no existe organización sindical.


A todo esto hay que agregar otra amenaza: todos sabemos que los mayores de edad, y más, las y los afectados por enfermedades crónicas sobre todo respiratorias, se encuentran en grave riesgo. En el caso de las trabajadoras de limpieza mayor de 60 años, el Dr. Víctor Alzamora, ex asesor del Ministerio de Salud, indicó que “se encuentran expuesta a contraer el coronavirus”. En conocimiento de este riesgo una trabajadora afiliada al Sitobur mayor de 60 años solicitó ser exonerada de asistir al trabajo, pero la empresa le negó su pedido. Es una demanda que hay que generalizar para todos los sectores: todo mayor de 60 años y con enfermedad crónica, debe ser exonerado de ir a trabajar.

 

Sobre los bonos y compensaciones

En otro plano tenemos el tema de la compensación por la emergencia. Se ha ofrecido un bono para los trabajadores de salud, lo que está bien. Pero lo correcto es que este bono se extienda para todos los que están siendo obligados a seguir trabajando porque todos ellos no solo están incurriendo en gastos extraordinarios sino directamente están exponiendo su salud y las de sus familias.

 

Para los que están en cuarentena obligada, el gobierno ha resuelto que devolvamos a los empresarios los días y horas dejados de trabajar, lo que no es justo porque ante la emergencia no somos iguales y el empresario debe pagar con los costos a cuenta de las ganancias que obtiene.

 

Para las familias más pobres, se estableció una modesta asignación, y aunque sea irrisorio también está bien. Pero, ¿alguien se acordó de los miles que se encuentran despedidos, de los obreras y obreros de más de 30 empresa en “cese colectivo”, de los trabajadores “independientes” que estos mismos días por efecto de la emergencia han tenido que parar y que suman cientos de miles? Nadie. Ellos también comen y tienen familias. Hay que exigir que el bono se amplíe para todos los que se encuentran en esta situación. No pueden decir que “no hay plata” porque hay, o sino que se meta mano al bolsillo de los corruptos.

 

Las organizaciones sindicales

¿Y qué hacen, en tanto, las organizaciones sindicales y dirigentes durante la cuarentena? Por supuesto, no están de vacaciones.

 

En el sindicato Celima se han establecido grupos de WhatsApp para monitorear la situación de sus afiliados y las de sus familias, a fin de brindar información y asistir a los que lo requieran dado que en la actual situación nadie está libre de una emergencia. En alguna medida, lo mismo hace los sindicatos de Cogorno. Otros, incluso, están aprendiendo a manejar Skype, Webinar y otros programas para organizar reuniones virtuales o realizar teleconferencias, adaptando sus actividades a la nueva situación y a la necesidad de velar por las urgentes necesidades de los trabajadores en las actuales circunstancias.

 

Los empresarios y sus empleados siguen operando usando plataformas digitales, al mismo tiempo que, como hemos visto, no garantizan la salud y seguridad de los trabajadores, y el gobierno tampoco. Los sindicatos tenemos que hacerlo con mayor razón, porque en esta emergencia necesitamos orientar, reclamar y canalizar denuncias en resguardo de la salud y seguridad de los trabajadores hoy en grave riesgo, y para canalizar nuestros demandas a las autoridades. Más que nunca las organizaciones sindicales y los dirigentes debemos actuar hoy adaptándonos a las circunstancias y apelando a los recursos que nos brindan las nuevas tecnologías.

 

En resumen

La clase obrera, y los sindicatos, tienen que organizarse y actuar adaptándose a las actuales circunstancias, para canalizar un solo reclamo o pedido al gobierno, comprendiendo, entre otros puntos, los siguientes:

1.    Garantizar la movilidad o el transporte para los que están obligados a trabajar durante la emergencia.

2.    Extensión del bono por riesgo para todos los que se encuentran laborando, para todos los despedidos, los que se encuentran en cese colectivo y los trabajadores independientes. Los días no trabajados no se deben devolver.

3.    Exonerar de la concurrencia al trabajo a los mayores de 60 años, en especial a los trabajadores de limpieza.

4.    Prohibir todo tipo de despidos.

Y garantizar el cierren de todas las actividades declaradas no indispensables, para intensificar la vigilancia en cada centro de trabajo a fin de que se respete estrictamente los protocolos de seguridad e higiene y para construir redes de solidaridad y asistencia entre trabajadores.