David Auris VillegasPor. David Auris Villegas*

¿Quién sabe si al final de esta pandemia una legión de descamisados acabemos desconsoladamente arruinados en Infocorp?, mientras los cleptómanos y tentadores bancos, demostrando su refinada educación sagaz, emergerán más robustos como los hacendados de la nefasta guerra del salitre. Estas entidades a pesar de cobrar los intereses más altos del planeta gracias a la complicidad de leyes generada desde el congreso y el ejecutivo, ensañándose en tiempos de coronavirus, arrebatan cínicamente los últimos centavos de sus agonizantes clientes.

 

Ante la invasión de este virus, los insaciables bancos en su afán solidario, no contento con su astronómico lucro, proponen dos rutas de pago a sus atemorizados deudores: congelar dos cuotas sin intereses que me parece irrisorio y la otra ruta, reprogramación a tres cuotas, pero cobrando intereses moratorios, lo que implica un despiadado golpe a sus heridos clientes, quienes terminaremos en ruinas ávidos a protagonizar una convulsión social de insospechadas consecuencias.

El Estado peruano quien diseña el sistema financiero, liderado por el ejecutivo, legislativo, SBS y BCR, desafortunadamente sucumben ante el poder económico y juegan en pared con los taimados bancos ostentando políticas de extorsión social, dejando a su libre albedrío acribillar a la ciudadanía con intereses suicidas. Este estado, consciente de haber permitido enriquecerse salvajemente, están obligados a reivindicarse con los consumidores, generando leyes que obligue bajar los intereses bancarios y congelar las deudas por un espacio de 12 a 18 meses de acuerdo a la evolución de la pandemia.

Este costoso sistema financiero, perversamente diseñado para anclarnos perpetuamente como país tercermundista, fomenta una insalvable brecha económica entre ricos y pobres, otorgando luz verde a los infames bancos para cobrar por todo y hacer de la suyas con leoninos intereses como sostiene Pedro Franke, “Cobran un interés promedio de 14°/°, en América Latina es de 8 °/° y en el club de países desarrollados, la OCDE, 3°/°”; con este monstruoso interés desmedido, fatalmente nuestra suerte como país está echada.

Asimismo, estos bancos perciben ingresos de siete millones de dólares cada día según Bustamante citando a SBS Y ASBANC, convirtiéndose en un extraordinario negocio. Para ilustrar este elegante arrebato legal, en la mañana de invierno esperanzador, Juan Pérez ahorra cinco mil dólares por un año, con la ilusión de ganar 60 dólares; mientras al atardecer prometedor va al mismo banco y a duras penas le prestan cinco mil dólares por la que pagará 900 dólares de interés anual. ¿Será justo esta gigantesca desproporcionalidad? Claro, alguien señalará, es legítimo porque está normado.

Prestar e intermediar dinero son funciones esenciales de los usureros bancos, olvidando la redistribución reclamada por la ONU, cobran costosos intereses gracias a leyes hecha a su medida por políticos financiados astutamente, ¿Acaso el señor Romero, dueño de BCP, uno de los grandes bancos, gratuitamente donó más de 3?5. millones de dólares a Keiko Fujimori para su campaña presidencial? Afortunadamente no consiguió la presidencia, ahora presa acusada de corrupción, logró una mayoría congresal quienes, con desparpajo, legislaron en contra de los estresados consumidores, consolidando leyes a favor de estos saqueadores con fachada solidaria.

Como sociedad civil estamos desprotegidos y divididos, abocados a nuestros quehaceres cotidianos y presa del consumismo nos endeudamos desproporcionalmente, aún no hemos logrado organizarnos para convertirnos en categoría de ciudadanos capaces de reclamar abusos financieros. Conocedores de nuestra triste realidad, los bancos protegidos por el sistema cobran por todas sus operaciones de plástico e inteligentemente aplican bajos intereses a los poderosos y se ceban con la masa de pobres, asfixiándolo con intereses sobrenaturales mientras viven atrapados en las redes sociales.

A pesar de defendernos de la mejor manera los infames ataques de los antiéticos bancos más letal que el maldito virus, sucumbiremos en Infocorp, por lo que es momento de organizarnos como sociedad y hacer un Pacto social solidario para ejecutar una reforma integral del sistema financiero, normando como techo, intereses bancarios de dos por ciento anuales y la congelación de nuestras deudas por un periodo de doce a dieciocho meses si pretendemos alejarnos de la insolvencia, generando competitividad y oportunidades de desarrollo con el objetivo de sobrevivir y hacer viable nuestra supervivencia sostenida como ciudadanos y ciudadanas en pleno coronavirus.

*Escritor y pedagogo                                            

http s://orcid.org/0000-0002-8478-6738

Fuentes:

©  David Auris Villegas, escritor y pedagogo peruano