Por Raúl Allain


El fenómeno de la globalización se viene imponiendo en el mundo. Lo que era impensable hace dos décadas, es ahora una realidad, más aun con el desarrollo vertiginoso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación.

 

La aldea global y el reto de las identidades regionales

 

Sin embargo, este rápido avance y la promesa de una “aldea global”, donde el intercambio económico, comercial y cultural es posible incluso arrasado con las “identidades regionales”, requiere de un análisis profundo.

¿Qué riesgos tiene la globalización? ¿Hasta qué punto la comunicación global es sólo un espejismo? ¿Cómo lidiar con los temas de las culturas minoritarias, de la exclusión social y el desarraigo local?

Por cierto, la pandemia del Covid-19, ahora con la mutación del virus y su expansión mundial, también demuestra que las “plagas de la humanidad” son globales.

Otros problemas de la “aldea global” es la pérdida de autonomía y la identidad locales, a costa de una acelerada internacionalización de los procesos económicos y la conversión de la cultura en un producto y un factor de producción.

La globalización nos impone el reto de afrontarla y sobrellevarla con inteligencia y creatividad, sin renegar de nuestra identidad. Nuestros Estados y gobiernos tienen la obligación de no dejarse avasallar, pero tampoco esconderse en una “cápsula de cristal”, porque no podemos ser ajenos a lo que pasa en el resto del mundo:

- La economía se intensifica a través de bloques comerciales y mercados de bienes y capitales, así como tratados regionales.

- Hay una tendencia a la privatización de los servicios de salud y educación, que antaño eran obligación del “Estado”.

- Los derechos laborales se relativizan a favor de “contratos privados”.

- La competencia entre empresas multinacionales favorece a la depredación del medio ambiente en plena crisis climática global.

- La justicia social y el bien común tienen que defenderse, a pesar de lo que digan los “mercados internacionales”.

- Hay que profundizar en el “multiculturalismo”, es decir el intercambio cultural respetuoso versus la mundialización cultural occidental, para que no se pierda la integridad de las culturas o identidades locales.

- Un aspecto positivo de la globalización es el reforzamiento de una conciencia de "comunidad humana".

- La globalización impone estilos de vida donde prima el materialismo, el consumismo y la búsqueda de placer instantáneo (hedonismo).

- Crisis del nacionalismo frente al internacionalismo.

La globalización está apostando por la democracia y el estado de derecho como formas de gobierno predominantes a nivel mundial. Sin embargo, es preocupante la aparición de dictaduras regionales y regímenes totalitarios. Un tema para seguir analizando.


Expreso, Lima 11-01-2021

(*) Escritor y sociólogo. Presidente de IPJ y director de Editorial Río Negro.
Raúl Alfonso Allain Vega
. Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud y director del sello independiente Río Negro.