Sergio Llerena Caballero

Los límites entre oposición y oficialismo en el Congreso legislativo de Perú se vuelven, cuanto menos, difusos a la luz de recientes asuntos capitales en los que los rivales se han apoyado entre sí.

 

Tribunal Constitucional 3

 

En los discursos oficiales, el ala del oficialista Perú Libre (izquierda conservadora) denuncia las posturas de las mayoritarias bancadas de derecha, presuntamente opuestas a los intereses del "pueblo", así como sus intenciones "golpistas" en contra del presidente, Pedro Castillo.

Por su parte, oficialmente las fuerzas de la derecha resisten el discurso de Perú Libre, que llegó al poder como un partido confesamente socialista, marxista y leninista, y que tiene el objetivo de cambiar la Constitución para darle un giro ideológico al país.

Sin embargo, en la noche del 10 de mayo, tanto la mayoría de la bancada de Perú Libre como las bancadas de derecha unieron fuerzas para elegir por votación a seis nuevos magistrados del Tribunal Constitucional (TC).

¿QUÉ HAY DETRÁS?

Los nuevos miembros, de un total de siete, son todos abogados de perfil conservador, tanto en asuntos económicos como en agendas progresistas de derechos civiles.

Cada tribuno necesitaba al menos 87 votos a favor (en un parlamento unicameral de 130 representantes), y esta cantidad fue fácilmente superada con la ayuda de los votos del oficialismo, descontando los apoyos asegurados de la derecha conservadora que son mayoría pero que, por sí solos, no alcanzaban.

La pregunta que surge en la discusión política peruana es por qué el oficialismo se une con la oposición en temas centrales como la elección de los miembros del órgano judicial máximo del país.

Resulta previsible que un TC conservador no dará luz verde a las intenciones de reforma económica -más precisamente la estatización de los medios de producción- que salen como reclamo del ala más dura del oficialismo. Entonces ¿qué es lo que sucede para que los bandos pasen de rivales a aliados? No se entiende.

OPUESTOS SE UNEN

La semana pasada, el Congreso aprobó una ley para que los padres de familia puedan intervenir en los contenidos de la currícula escolar del Ministerio de Educación, un objetivo de la derecha conservadora que rechaza el enfoque de género, y en el que el oficialismo estuvo de su parte.

Asimismo, también la semana pasada el pleno del parlamento votó a favor de frenar la reforma universitaria que pretende impedir la proliferación de casas de estudio de pobre calidad. En esa votación de un tema en el que mucho poder económico está de por medio, el oficialismo se unió con la oposición.

Así, en cuestión de días ha quedado claro que las diferencias entre los bloques se achatan en temas centrales, mientras que en temas menores se mantienen como opuestos.

Desde luego, este comportamiento contradictorio genera suspicacias de muchos tipos sobre la catadura del Congreso pero, sobre todo, aumenta el descontento ciudadano hacia un poder del Estado que tiene una desaprobación ciudadana que sobrepasa el 80% de peruanos, agudizando la crisis de representatividad que castiga al país por años.

 

Con información de Sputnik