Los delfines tienen la capacidad de reconocerse frente al espejo porque sus cerebros son sorprendentemente parecidos a los de los seres humanos, asegura un estudio realizado por la Escuela de Medicina de la Universad Wayne State de Michigan.

 

El investigador Michael McGowen, de quien condujo el estudio, dijo en entrevista para Livescience que estos mamíferos no sólo pueden reconocerse, sino que engañan a los peces.

El Nuevo estudio analizó el genoma del delfín nariz de botella, el cual evidencia que los delfines comparten muchos genes con los seres humanos y podría ser una clave para entender por qué los delfines tienen cerebros tan grandes.

Estos cetáceos también entienden conceptos como “cero”, habilidad que poseen los seres humanos y los primates más evolucionados, como los chimpancés. También tienen sentido de identidad social y saben quiénes son y dónde están, y son capaces de comprender al instante la salud y sentimientos de otros delfines.

Pero los cerebros de los delfines poseen un “cableado” diferente a los de los primates, especialmente en el neocórtex, donde tienen lugar las funciones más complejas, como el razonamiento y los pensamientos de la conciencia.

Se cree que los delfines tuvieron un ancestro común con los humanos hace 95 millones de años.

McGowen explicó que su investigación tiene interés en comprender por qué los delfines tienen un cerebro tan grande desde una perspectiva molecular.

Al estudiar el genoma de los delfines para determinar las similaridades en los genes que han cambiado entre el linaje de estos cetáceos y los primates encontraron 228 secuencias genéticas que han cambiado significativamente en los delfines, en comparación con otros mamíferos como las reses, los perros, los caballos y los seres humanos.

Uno de cada diez de esos genes afecta el sistema nervioso y podría ser la clave para comprender el poder mental de los delfines, lo cual estaban esperando encontrar, porque los estudios mostraron que tienen un cerebro grande y una gran habilidad cognitiva, dijo McGowen.

“El hecho es que son muy diferentes y a la vez muy parecidos a nosotros”, señaló el científico.