El Sol y la Luna incidirían en la generación de sismos

Los efectos gravitacionales del Sol y de la Luna guardan relación con los sismos, según un estudio realizado en la falla de San Andrés, en California, una de las zonas sísmicas más peligrosas del mundo.

 

El estudio, realizado por la Universidad de California, que se publica en el número de diciembre de la revista Nature, encontró relación entre la atracción gravitacional que crea las mareas y pequeños temblores en la tierra.

Pese a que la gravitación del Sol y la Luna es muy débil para desatar un terremoto, los hallazgos indican que la acción de nuestra estrella y nuestro satélite podrían desencadenar una serie de ocurrencias que podrían llevar devastación a la superficie terrestre.

Los expertos compararon registros de 2,000 pequeños temblores en la región de Parkfield, al noroeste de Los Ángeles, con el movimiento del Sol y la Luna durante ocho años y determinaron que la fuerza gravitacional que genera las mareas también provocó pequeños temblores a unos 24 kilómetros de profundidad.

Los estudios indican que ahora pueden ver que las mareas diarias ocasionadas por el Sol y la Luna modulan muy fuertemente los temblores y creen que la roca a 24 kilómetros de profundidad es lubricada por agua sometida a alta presión, que le permite desplazarse con poco esfuerzo, por lo que la débil atracción gravitacional del Sol y la Luna pueden influir en ese desplazamiento.

Los terremotos afectan puntos lejanos del planeta

Otra de las evidencias de este estudio indica que las ondas sísmicas afectan a lugares lejanos en el planeta. Ello pudo ser comprobado después del terremoto de Sumatra del último año, que ocasionó temblores en la costa de Washington. Pero estos terremotos también afectan a zonas más cercanas, pues los científicos comprobaron que el terremoto de Denali, Alaska, acaecido el 2002, provocó temblores en diversas fallas de California.

Los terremotos son causados por los movimientos de las placas tectónicas y ocurren cuando dos placas están en fricción. No obstante, la ciencia no puede predecir fechas para la ocurrencia de sismos, sólo puede prever tendencias.