En niños que no crecen ni suben de peso se debe descartar insuficiencia renalinsuficiencia_renal.jpg
Se debe evaluar permanentemente el crecimiento.

Los síntomas de alarma son el sangrado en la orina y micciones nocturnas persistentes.

Niños que no crecen ni suben de peso, que nacieron prematuramente, que presentan infecciones urinarias recurrentes, y cuyos padres tiene una relación consanguínea directa (son primos o primos hermanos), pueden sufrir de insuficiencia renal crónica o aguda, advirtieron especialistas del Ministerio de Salud (Minsa).

 

 

Reiner Loza, nefrólogo del Departamento de Pediatría del Hospital Nacional Cayetano Heredia, explicó que un menor que no crece ni gana de peso debe ser evaluado por los especialistas para un descarte, pues sólo existen tres posibilidades de diagnóstico en este caso. Puede tratarse de un niño desnutrido o que genéticamente es de baja estatura o tiene insuficiencia renal.

Por ello, recomendó a los padres de familia evaluar permanentemente el crecimiento de sus hijos, ya sea en sus controles periódicos o acudiendo al centro de salud más cercano, en caso existan algunas dudas. “Deben estar pendientes del crecimiento de su hijo, si no gana uno de estos (peso o talla) puede tener insuficiencia renal. Y lo mejor es detectarlo a tiempo, porque solo así podemos ayudarlo”, dijo.

Detección precoz

La insuficiencia renal se puede prevenir o en todo caso controlar si se detecta a tiempo. Inicialmente, se puede detectar en los lactantes,  de 0 a 2 años, y en edad preescolar, de 2 a 5 años. Posteriormente, se debe controlar en la adolescencia cuando el menor debe iniciar su desarrollo físico. Con un examen de orina se puede despejar cualquier duda.

Otros síntomas de alarma son el sangrado en la orina y la micciones nocturnas persistentes (todos los días). Asimismo, un menor que tiene hipertensión arterial, anemia por causas no determinadas, dolores en la columna o la vejiga, se encuentra propenso a tener insuficiencia renal.

Loza explicó que los niños que padecen esta enfermedad, tanto crónica o aguda, no desarrollan físicamente pero sí emocionalmente, por lo que suelen deprimirse debido a su estado. “No llevan una vida normal, pues tres veces a la semana son dializados, ya sea en su domicilio (diálisis peritoneal) o en un centro de salud (hemodiálisis). El tratamiento más seguro para ellos es el trasplante de riñón”, puntualizó.

Cabe destacar que en el hospital Cayetano Heredia se han realizado 24 trasplantes de riñón en niños. En su mayoría, los donadores fueron las madres (22), y en su minoría el padre (1) o los abuelos (1).