Ha retornado al Minsa la adenda de 2008

Por Herberth Cuba

En menos de 30 días el Partido Aprista Peruano ha asumido todos los cargos de la más alta responsabilidad del Ministerio de Salud (Minsa). El jefe de gabinete de asesores y ambos viceministros retornan al Minsa luego de su abrupta salida por el escándalo de los petroaudios, de las suites del Country Club y del empresario Fortunato Canaán del año 2008. En cambio, en el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, a cargo de Essalud, las cosas avanzan más lento, debido a que aún no han relevado del cargo al presidente ejecutivo. Esto ha generado inquietud en la dirigencia sindical, de filiación aprista, que incluso ha planteado un paro médico para fines de febrero con la finalidad de presionar para la realización de los cambios de funcionarios en los niveles más altos.

Ambos sectores heredan problemas muy serios; no solo de gestión, sino también de visión estratégica. Compleja herencia en medio de la crisis de gobernabilidad del presidente PPK y la inestablidad de los horizontes políticos de ambos ministros. El partido aprista ha deslindado y señalado que los ministros apristas han sido expulsados. Sin embargo, la designación de cuadros de ese partido en los más altos niveles de Gobierno demuestran lo contrario. Los hechos ponen en evidencia que el partido aprista o bien ha trabajado con dos versiones —una de crítica al gobierno y la otra de sostén y colaboración— o bien ha perdido toda capacidad de mantener el orden y la disciplina.

La agenda en Essalud estará en relación al cambio del presidente ejecutivo. Las expectativas son grandes. En cambio, en el Minsa la agenda estará signada por los relevos de los directores generales, tanto de la sede central como de los hospitales de Lima. Sin embargo los problemas en ambos sectores son acuciantes e impostergables, y trascienden a las personas o a su orientación política. Hay divergencia entre las expectativas de la militancia aprista y las necesidades del momento en el país. Los ministros deben sopesar esa realidad.

Ha retornado al Minsa la agenda del 2008. Las vacunas, las construcciones de hospitales y las reuniones para construir la agenda del Consejo Nacional de Salud. Sin embargo, la situación ahora ha cambiado. El diagnóstico es otro. Por ejemplo, las reuniones para escuchar a los expertos, a los gremios y a otros actores involucrados requieren tiempo, que en situaciones de crisis de gobernabilidad es escaso. En relación a las vacunas, lo más importante es reconstruir el Sistema Nacional de Vacunas, que fue destruido por el lustro humalista. Las presiones frente al dengue y la varicela han generado una respuesta en el Minsa que se ha traducido en la modificación del esquema de vacunación y la compra de nuevas vacunas. Los cuestionamientos a la necesidad, oportunidad y falta de reglas claras para comprar estas nuevas vacunas son poco relevantes frente a la baja cobertura, en general, de las inmunizaciones, que es el problema fundamental a resolver.

En las construcciones el humalismo dejó una serie de trabas burocráticas a través del Decreto Legislativo N.° 1157, trabas que deberían ser eliminadas en modo transparente, con la finalidad de construir nuevos hospitales. Luego de las experiencias del propio gobierno aprista y del caso Lava Jato, el Minsa estará en la mira de todos los actores políticos.

En cuanto al Consejo Nacional de Salud y al Foro del Acuerdo Nacional, los cambios han sido drásticos. Luego de la aprobación del documento “Los objetivos de la Reforma en Salud” en el Foro del Acuerdo Nacional, que excluyó la palabra “aseguramiento” y tuvo como representante del Partido Aprista al actual ministro de salud, el Consejo Nacional de Salud está casi desactivado, porque los acuerdos no satisfacían los lineamientos de política del gobierno humalista. Ahora el Minsa, debería implementar ese documento. Recurrir a nuevas reuniones con una agenda tan general como “1) Salud de las personas, 2) Recursos humanos en salud y 3) Sistema de salud” solo indica la intención de hacer tiempo.

Lo más importante lo ha señalado el propio ministro: “La prevención y la promoción de la salud en el primer nivel representa el 80% o 85% de los padecimientos”. Sin embargo el caos, la concentración y la burocratización de las llamadas Diris (Direccion de Redes Integradas de Salud) es contraproducente para el fortalecimiento de los establecimientos de salud del primer nivel de atención. Se ha truncado el proceso de descentralizar y delegar la gestión de salud a un establecimiento distrital, como los de nivel I-4. Es obvio que los funcionarios de las Diris se niegan a realizar ese proceso, porque tendrían que transferir su partidas presupuestales. Esta es la compleja tarea del momento.

 

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