Por Herberth Cuba Garcia

Se insiste en la lógica mercantil para la curación

El punto dos de la presentación del Plan de Salud de la nueva gestión del Ministerio de Salud (Minsa) se titula: “Funcionamiento de las Redes Integradas de Salud (RIS)”. Solo hace referencia a la Ley N.° 30885, al compromiso de su reglamentación para marzo del 2019 y la meta de implementar 50 redes integradas durante el presente año, 24 en Lima y 26 en regiones. Además, establece las metas de poner en funcionamiento 2,500 establecimientos con Telesalud y la implementación del Servicio de Atención Médica de Urgencia (SAMU) a nivel nacional. Es necesario precisar que ya se ha promulgado el Reglamento de Telesalud, que representa otro retroceso frente a las bondades de la ley y las necesidades del país, como demostraré en una posterior publicación.

El Plan de Salud, con relación al funcionamiento de la Redes Integradas de Salud, coloca como meta la humanización de los servicios de salud a través de la implementación de la Ventanilla Única de Citas en Línea, “cero colas”, fortalecimiento del equipamiento informático y conectividad, reducción de la Lista de Espera en cirugías, exámenes de laboratorio y radiodiagnóstico con atención continua de 24 horas, acceso a más servicios especializados desde ciudades intermedias y la difusión de un video de humanización de salud. Es decir, ahora el usuario deberá tener luz, computadora, teléfono e Internet, y aprender a lidiar con ellos, para lograr atención médica. No cabe duda que los pobres y vulnerables no tendrán acceso ni a la cola.

En la reciente presentación de los “Lineamientos para la gestión hospitalaria en Lima Metropolitana 2019” (“Lineamientos”), existe un grosero error metodológico, porque compara la evolución del incremento presupuestal desde el 2010 hasta el 2018, frente a las consultas médicas de especialidad desde el 2010 hasta el 2014. Es decir, compara las cifras de consulta de especialidad hasta el 2014, con los dineros asignados hasta el 2018. Así, la nueva gestión del Minsa muestra cómo se incrementó el presupuesto hospitalario, pero no se incrementó la oferta de consultas médicas de especialidad. Sin embargo, el “error” esconde el enorme gasto del periodo humalista debido al incremento de la burocracia y el derroche, como la creación del Instituto de Gestión de Servicios de Salud (IGSS) y otros.

Los “Lineamientos” sorprenden aún más cuando abordan el “proceso de transformación RIS en el primer nivel de atención”, con tres ideas fuerza: el concepto de RIS según la Ley N° 30885, la nueva categorización de instituciones prestadoras de servicios de salud (IPRESS) y los desafíos para la nueva categorización de las IPRESS en las RIS. Como sabemos, la Ley N° 30885 no contiene la palabra ni el concepto de IPRESS. Al contrario, se define por ley al “Establecimiento de Salud”; por eso, volver al concepto de IPRESS implica que la categorización se realice para cada institución prestadora, en clara contradicción con el concepto de red. Es un retroceso que no se haga por cada Red Integrada de Salud.

Además, las IPRESS se crearon con fines curativos de los daños y condiciones asegurables, en el marco de la Ley N° 29344 (Ley de Aseguramiento). Como vemos, la IPRESS reduce el concepto de atención integral de salud y, por lo tanto, deja fuera a la persona, a la familia y a su comunidad. Es decir, a la Atención Primaria de Salud, a la medicina preventiva, a los determinantes económicos, sociales y culturales, entre otros. Además, coloca a la persona, a la familia y a la comunidad como “demanda”, según “necesidades de atención”. Y como oferta coloca a las IPRESS del primer nivel de atención, llamadas clínicas, del segundo nivel, hospitales y del tercer nivel, institutos especializados. Es decir, demanda y oferta.

Sin embargo, las poblaciones pobres y vulnerables, que tienen muchas necesidades de salud, no tienen demanda porque, a veces, resuelven sus necesidades en modo intracomunitario; y otras veces, por que no tienen dinero. Y por último, por barreras culturales y geográficas. Por esta razón, la salud se realiza en la comunidad, con la comunidad y para la comunidad. Esa es la finalidad de las Redes Integradas de Salud, a nivel local, regional y nacional.

La anécdota la pone la cuarta conclusión de los “Lineamientos”: “La mejora del estado de salud del asegurado SIS es posible en la medida de que los ciudadanos no empeoren por haber usado los servicios de Salud”. ¡Huelga comentar!

Es un retroceso que el enfoque para las redes integradas sea hospitalario y curativo. Otra vez se insiste en el hospital con lógica mercantil para la curación. Han virado de las redes integradas de salud a las redes hospitalarias curativas. ¡Es urgente corregir!

 

01 de marzo del 2019
Asociación Médica Peruana