El cerebro recibe una “paliza” que deteriora a la memoria a medida que envejecemos, revela nuevo estudio realizados por los investigadores suecos.

Con la edad, el cerebro recibe una mayor carga de los latidos del corazón a medida que las arterias grandes del cuerpo se endurecen con los años, causando daños a los vasos sanguíneos más pequeños del cerebro, señalan autores del estudio de la Universidad de Umea, en Suecia, según ha recogido este sábado Infosalus.

Conforme con el estudio, a medida que el cuerpo humano envejece, las arterias grandes, como la aorta, se endurecen y pierden una gran parte de su capacidad para absorber el aumento de presión generado a medida que el corazón expulsa sangre hacia las arterias.

Dicha pulsación de presión se transmite en cambio a vasos sanguíneos más pequeños, por ejemplo, los del cerebro. Los vasos sanguíneos más pequeños en el cerebro están sujetos a un aumento del estrés que causa daño a las células dentro y alrededor de las paredes de los capilares. Si se dañan los vasos sanguíneos más pequeños, esto es perjudicial para la capacidad de aumentar el suministro de sangre al cerebro cuando se afrontan procesos cognitivos exigentes.

Según el modelo de los investigadores, el hipocampo en el cerebro es particularmente vulnerable. La estructura en esa parte del cerebro es importante para la memoria episódica, es decir, la capacidad de recordar eventos del pasado.

La vulnerabilidad del hipocampo se relaciona con el hecho de que está ubicado cerca de los vasos grandes y, por lo tanto, está expuesto al aumento de la carga al principio de la cadena. En una persona joven y sana, las pulsaciones son suaves, pero en una persona que envejece las pulsaciones pueden ser tan poderosas que afectan el tejido cerebral y pueden dañar el suministro de sangre a los procesos de memoria.

 

Hispantv