Daños a la salud


Los estudios sobre la ingesta de transgénicos dan cuenta de daño al sistema inmunitario. Sin embargo, los lobbistas en el Perú mienten diciendo que se ha probado que la gente que ha ingerido transgénicos no ha tenido problemas. Eso es falso. En Japón se tiene un ejemplo de 12 muertos, a causa de un fármaco que contenía transgénicos; los investigadores habían determinado que la molécula de insulina producida mediante hojas transgénicas de tabaco era igual a la insulina conocida. Cuando suministraron el fármaco a los pacientes, 12 murieron.


Otra gran mentira es decir que hay personas que consumen transgénicos y no les pasa nada, lo cual es una gran irresponsabilidad, pues en medicina está comprobado que uno o dos años no significan ninguna garantía para determinar la inocuidad de un producto. Un ejemplo claro lo constituyen las vacunas para poliomielitis de los años 50; entonces nadie presentó problemas, pero en los años 90 se detectó que las personas que recibieron el producto cuatro décadas antes presentan ahora linfomas (cáncer a los ganglios).

Por tanto, resulta un insulto que no se haya incluido en el sistema de innovación agraria, según DL 1060* al ministerio y organizaciones de salud, privadas y públicas. Por el contrario, se ha incluido a quienes serán juez y parte, como las empresas productoras de semillas, esto es, la ley está preparada para que Monsanto (o su filial que instale en el país) se siente a decidir lo que pasa y lo que no pasa, lo cual es muy grave, puesto que es una gigante mundial que en el Perú no encontrará competencia, puesto que la investigación en transgénicos requiere de inversiones millonarias.

Medio ambiente

Creciente número de trabajos científicos señalan el peligro para el medio ambiente que significan los transgénicos: campos contaminados por polinización cruzada, esto es, los cultivos naturales reciben el polen de transgénicos llevado por el aire, los insectos y las aves. Además, se ha constatado la muerte de insectos, porque parte de los transgénicos introduce tóxicos en los cultivos, que hace que los insectos mueran al comerlos. Europa rechaza los transgénicos y hay numerosos científicos que han mostrado su preocupación por la polinización de plantas transgénicas a plantas naturales (ver por ejemplo: GM Contamination At 21 km and Farther. No Co-Existence Possible (http://www.i-sis.org.uk/GMcontamination.php) y Bee-meditated Pollen and Gene Flow from GM Plants, I.H. Williams (http://www.actahort.org/members/showpdf?booknrarnr=561_3).

Los agricultores que tengan campos con cultivos naturales, que sean vecinos de plantaciones transgénicas, serán los directos perjudicados con este atentado a la biodiversidad, pues sus cultivos se contaminarán y no se sabrá cuáles de sus plantas son naturales y cuáles transgénicas. Es un hecho muy grave que no debemos consentir.

Siendo esto así, es grave que se haya excluido al recién creado ministerio del Ambiente del DL 1060, que se creó precisamente para adecuarnos al TLC con los Estados Unidos y estar listos para un TLC con Europa. Se demuestra que la creación de este ministerio es sólo una mascarada, pues se le impide tener voz y voto donde le corresponde, como es la política de transgénicos.

Eliminar semillas naturales y generar peligrosa dependencia


La proliferación de semillas transgénicas podría hacer tanto daño como eliminar las semillas autóctonas del Perú, país que tiene la mayor biodiversidad del mundo. Las especies nativas pueden desaparecer de varias maneras:

  • Los campesinos dejan de cultivarlas y la especie se extingue
  • Podría suceder como en Estados Unidos, que la venta de semillas ha sido invadida por Monsanto, de manera que aunque haya campesinos que quieren adquirir semillas naturales, no las encuentran el los centros de venta.
  • Plantas suicidas. También se producen plantas transgénicas híbridas, que no se reproducen, por lo tanto, cumplido el ciclo de vida de la planta, el campesino estará obligado a comprar nuevas semillas transgénicas. ¡Gran negocio para Monsanto!
  • La polinización cruzada, como hemos visto arriba.


¿Qué precio pondrían a las semillas, una vez que se hayan eliminado los cultivos naturales? Al Perú, “rey de la papa”, ¿le van a traer papas artificiales que no necesitamos?

Envilecimiento del ambiente y la salud

Por lo general, las plantas transgénicas, por ejemplo la soya, además de habérseles inoculado una toxina que mata a los insectos (por supuesto, dañará al ser humano), es resistente a los herbicidas, los cuales son vendidos por estas transnacionales.

Los herbicidas son los compuestos químicos más letales para el ambiente, mucho más que los pesticidas corrientes. Saque usted sus conclusiones: si un pesticida (incluso los prohibidos por su toxicidad) mata a lo insectos, pero no mata a las plantas, ¿cómo serán los herbicidas, que no sólo pueden matar a los insectos, sino que destruyen a las plantas? Claro está, menos a las plantas transgénicas, especialmente diseñadas para resistir y enriquecer a los vendedores de semillas y de herbicidas, pues los agricultores se ven obligados a comprar las semillas y los herbicidas precisos que venden estas transnacionales.

¿Y qué hay del daño al ambiente, a las aves, a los insectos como las abejas o mariposas, a los gusanos beneficiosos como las lombrices?

¿Y qué del daño a las napas freáticas? Teniendo en cuenta que estos campos envenenados son regados, por lo que el agua de regadío contaminada desciende hasta las capas de agua subterránea, ¿hasta qué punto se contaminarán?

Defensa del Consumidor

Por último, mientras las empresas como Monsanto pueden dictar lo que nos conviene, instituciones de defensa del consumidor, como Aspec, de reconocida trayectoria, han sido ninguneadas, pues no existen para el gobierno al no habérseles incluido en el DL 1060.

Parece que para el gobierno defender al consumidor es un pecado que atenta contra los supremos y sagrados intereses de Monsanto, empresa que se pasea en Palacio y consiguió que el Ejecutivo dicte aberrantes normas como ésta.

Perú y Paraguay no compensan por daños transgénicos

En la IV Reunión del Protocolo de Cartagena sobre bioseguridad, realizada en Bonn, el Perú y Paraguay votaron contra una legislación internacional sobre la responsabilidad civil y compensación por los daños causados por el empleo de organismos transgénicos —a los que también llaman “genéticamente modificados”—, hecho que anticipa un afán de favorecer a las empresas de biotecnología que quieran jugar a los dados con la vida humana, animal y vegetal.

Si es cierto, como dicen los bien pagados lobbistas, que los transgénicos no causarán ningún daño a los humanos, al ambiente, a los animales y a las plantas, ¿por qué el miedo a compensar a quienes se dañe?

Si tan seguros son los transgénicos, debería publicarse una norma que disponga una garantía del estado contra cualquier perjuicio, además, que todos los funcionarios públicos involucrados, desde el Presidente de la República hasta los técnicos que colaboran en la dación de normas, respondan con su patrimonio cuando veamos el ambiente más degradado y tal vez una cola de cancerosos clamando justicia. Su declaración jurada debería incluir que admiten que todos sus bienes garantizarán los daños producidos por los transgénicos.

Además, las empresas de biotecnología, pesticidas y herbicidas también deberían constituir un fondo de garantía de algunos cientos de millones de dólares, que serviría para las contingencias arriba señaladas, daños tanto a consumidores, como a agricultores y al medio ambiente.
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* Ver: Monsanto y transgénicos favorecidos con DL 1060.


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