Gobierno sobrevende ‘‘grado de inversión’’

Por Humberto Campodónico


La noticia del "grado de inversión" otorgado por Fitch ha sido recibida con gran alegría por el gobierno y los medios empresariales. De alguna manera, se puede decir que, al igual que el TLC con EEUU ratificado el año pasado, lo que se celebra es una vuelta de tuerca más a los tornillos que aseguran el ancla de la política económica, que ya está cerca de cumplir la mayoría de edad.

Peru Riesgo pais

El "grado de inversión" significa que los inversionistas extranjeros tienen la seguridad de que los instrumentos de la deuda pública peruana (sobre todo los bonos emitidos en el extranjero) pueden ser pagados, sin sobresaltos, por el gobierno. Los inversionistas miden esta capacidad de pago a través de la relación (ratio) entre el tamaño de la deuda externa y el PBI. Como el Perú, debido a la bonanza macro-económica de los últimos años, de un lado, ha prepagado una parte importante de su deuda externa y, de otro, no ha necesitado contraer deudas nuevas, entonces el ratio deuda externa/PBI ha caído.

El grado de inversión se da en momentos de inicio de la recesión en EEUU, lo que había motivado un alza generalizada del "riesgo país" en casi todos los mercados emergentes. En efecto, el "riesgo país" de Perú es actualmente de 2% (200 puntos básicos) por encima de lo que pagan los bonos del Tesoro de EEUU. Nótese (ver gráfico) que el "riesgo país" estaba en 1% en junio del 2007. Quizá por eso, Standard & Poor y Moody´s, las otras 2 agencias calificadoras de riesgo, prefieren "esperar y ver".

Seguramente se va a vender el "grado" como la pócima mágica que abaratará el costo del crédito debido a un masivo flujo de capitales, que es lo mismo que se repite desde hace 15 años (y el crédito a los microempresarios sigue en 50%). Pero esto no ha sucedido en los países que cuentan con "grado", a lo que se agrega la crisis del sistema financiero internacional y el "secamiento" del crédito.

Lo que sí va a hacer el "grado" es reafirmar la política económica vigente, que otorga preeminencia total a las reglas del mercado, ahora "perro del hortelano". Se darán mejores condiciones a la inversión extranjera, sobre todo en recursos mineros y de hidrocarburos; las privatizaciones y concesiones de puertos, carreteras y bosques seguramente se acelerarán. El paquete de decretos legislativos que prepara el gobierno para "adecuarnos al TLC", al amparo de las facultades otorgadas por el Congreso, no hará más que confirmar esta orientación.

El "grado de inversión" también puede reafirmar la autocomplacencia y petulancia del actual equipo económico. Con la obtención del "grado de inversión" se va a tratar de ocultar sus errores en la lucha contra la inflación. Se va a "sobrevender" el TLC como la prueba de que "todo va bien y hay que perseverar en ese camino".

El problema con esta orientación es harto conocido: la actual bonanza macroeconómica se ha asentado en un enorme crecimiento de los términos del intercambio (buenos precios de los minerales). Pero esta bonanza se concentra en algunos sectores económicos, mientras que la pobreza y la desigualdad han aumentado, sobre todo en los sectores rurales.

En una palabra, ninguno de los problemas existentes ha desaparecido: siguen sobre la mesa, pero ahora en una coyuntura económica internacional completamente distinta (de vacas flacas) y, seguramente, de larga duración. Por eso, en esencia, lo que se debe hacer es poner el péndulo al medio en la ecuación entre Estado y mercado. Lamentablemente, la forma en que el gobierno está sobrevendiendo el "grado de inversión" va en sentido contrario de lo que se necesita.

Todos los artículos del autor pueden ser leídos en: www.cristaldemira.com