Secretos del modelo que defienden comunicadores venales

En cuanto se vio con seguridad que el ganador de las elecciones presidenciales era el candidato Ollanta Humala, a quien se consideraba un elemento “antisistema”, los representantes de los partidos o perdedores y periodistas corruptos de diarios y televisión se embarcaron en una intensa campaña para lograr que el ganador acepte como buena la Constitución de 1993 que promulgaron los delincuentes que hoy están presos, prometa continuar con el faenón de la exportación del gas* y asegure respetar a los agricultores chilenos que se han apoderado de tierras peruanas desplazando a nuestros compatriotas.

 

Ese conjunto de condiciones impuestas por Chile, que los derrotados transmitieron al ganador de las elecciones, tiene amplio precedente en la glorificación del modelo de desarrollo económico que en Chile impuso el ladrón y asesino Augusto Pinochet. Año tras año los peruanos políticos vendidos y los comunicadores a sueldo de Chile alababan las maravillas del  avance de la economía de ese país. Pero estos políticos y periodistas mermeleros tenían cuidado en lo que escribían o decían y solo mencionaban a la pasada o en voz baja la eficiencia de la empresa estatal chilena Codelco, que proporciona a la fuerza armada chilena todo lo necesario para que los militares chilenos puedan cometer contra el Perú robos, homicidio y terrorismo en una nueva guerra de rapiña.

Los ladrones y vendepatrias de la comunicación siempre han puesto a Chile como ejemplo de progreso; y la idea es que un buen ejemplo debe seguirse. Pero los mermeleros callan cada vez que hay algo que no les conviene.

Para dolor y angustia de los políticos y periodistas vendidos, recientemente, el 22 de julio, el economista Óscar Ugarteche ha publicado en el diario El Comercio la breve nota “El banco de oro” en la cual escribe lo siguiente:

                              
Brasil tiene una presión tributaria de 34% del PIB y una factura salarial de 40% del PIB. Eso deja para cuenta-propistas [accionistas] y ganancias de empresas, 26% del PIB. Chile tiene una presión tributaria de 18% del PIB y una factura salarial de 38% quedando a cuenta-propistas y ganancias de empresas 54% del PIB. El Perú tiene una presión tributaria de 16% del PIB y una factura salarial de 22%, dejándole a cuenta-propistas y ganancias 62% del PIB. Pregunta: ¿podemos seguir así?

El autor del artículo no hace una denuncia; sencillamente presenta los datos y formula su pregunta: “¿podemos seguir así?”

Impuestos. En Brasil y Chile la patronal paga más impuestos: en comparación con Brasil en el Perú se paga el 47,00%, y en comparación con Chile el 88,00%.

Salarios. Los salarios del Perú son el 55,00% comparados con los del Brasil, y el 57,00% frente a los de Chile.

¿Por qué los mermeleros no mencionan esto?, ¿no sería bueno que todos supieran que en el Perú por concepto de salarios se paga apenas algo más de la mitad que en Brasil y Chile, cuyas economías no se han derrumbado por eso?, ¿qué tal si en el Perú los impuestos no fuesen tan bajos?

Los empresarios peruanos por momentos se presentan como adalides del progreso, y cuando les conviene argumentan que están al borde de la quiebra. Muchos de ellos dicen, por ejemplo, que la actividad productiva es insostenible si se pone a trabajadores en planillas o si se les permite trabajar varios años, porque podrían ganar más.

La verdad es que en el Perú los trabajadores de baja o mediana calificación tienen expectativas de encontrar trabajo en fábricas o firmas comerciales sólo hasta los 30 años de edad; a partir de allí el sistema los expulsa y se convierten en “recurseros” o “miloficios”, condición glorificada por la televisión, para que todos sepan que eso es lo correcto. Este trato que se da a los trabajadores puede ser bueno para las empresas pero no para el país, porque tenemos una masa de personas con sus familias que a duras penas pueden alimentarse y que al ser nada más que supervivientes famélicos no tienen capacidad adquisitiva y consecuentemente no contribuyen al crecimiento y desarrollo del mercado interno.  

La tradición del “cholo barato”, heredada de la Colonia junto con las corridas de toros y los caballos de paso, no da para más. No se trata de que los empleadores paguen al estado y a los trabajadores lo que no quieren o no pueden pagar. Corresponde al gobierno poner orden para que se paguen impuestos y salarios justos; habrá un “sinceramiento” y cerrarán las empresas que no se adapten a las nuevas circunstancias, lo que no afectará a la población económicamente activa, que hace tres décadas sólo conoce precariedad, desempleo y bajos salarios.


* Ollanta Humala viajó a Chile para ofrecer el gas peruano que acá no se distribuye bien y es negado a las industrias peruanas. Ver Toledo de acuerdo con Humala en exportar gas a Chile.